“Fui revolucionario durante cuarenta y tres años de vida consciente y durante 42 luché bajo las banderas del marxismo. Si tuviera que comenzar todo de nuevo trataría, por supuesto, de evitar tal o cual error, pero en lo fundamental mi vida sería la misma. Moriré siendo un revolucionario proletario, un marxista, un materialista dialéctico y, en consecuencia, un ateo irreconciliable. Mi fe en el futuro comunista de la humanidad es hoy menos ardiente, aunque sí más firme que en mi juventud”, decía León Trotsky en Mi vida.

En agosto, más precisamente el día 21, se cumplen 80 años del asesinato a manos de Ramón Mercader, quien el día anterior había atentado contra la vida del revolucionario exiliado en Coyoacán, México. La distancia geográfica no bastó para salvarlo de la implacable persecución de Stalin. A 80 años de ese hecho ocurrido en 1940, el mundo dista mucho de ser el previsto por Trotsky.

Ediciones IPS publicó en su homenaje El marxismo y nuestra época, una edición que compila diversos artículos de Trotsky. En la nota a la edición, realizada por Andrea Robles, ésta consigna: “Hoy, la compilación que presentamos recobra nueva actualidad frente a los fenómenos a que da lugar la decadencia capitalista, la que todo el mundo compara, por su gravedad, con la crisis de la década del ’30, años en que la mayoría de estos artículos fue escrita.”

La edición se completa con un prólogo de Juan Dal Maso y una presentación de Christian Castillo, un referente político de la izquierda que reivindica las ideas de Trotsky y ve en él al “teórico y estratega marxista más prolífico del siglo XX”.

En diálogo con Tiempo Argentino, Castillo se refiere al revolucionario asesinado en 1940.

-¿Cuál es la vigencia de las ideas de León Trotsky hoy?

-Creo que en medio de la crisis que está viviendo el capitalismo, en parte como producto de la pandemia aunque ya venía dándose antes, las teorías de Trotsky son clave para pensar una salida, desde los intereses de la clase trabajadora, desde los sectores populares, alternativa al capitalismo que hoy nos gobierna. Estamos viendo que hay respuestas dadas desde el fenómeno derechista reaccionario como Trump y como Bolsonaro y, por otro lado, rebeliones y movilizaciones populares que se venían dando desde antes de la pandemia, como en Chile, Ecuador y Bolivia, para hablar de América Latina, en Francia con los chalecos amarillos, la lucha contra las reformas de las pensiones, y también en el Líbano. El tema es si todas esas manifestaciones populares pueden producir un verdadero cambio de sistema. Hasta el momento no lo lograron, pero es interesante que en el corazón del capitalismo mundial como es Estados Unidos, a partir del asesinato racista de John Floyd se venga desarrollando un proceso de movilización popular de escala histórica en el sentido de que en 2.500 ciudades norteamericanas hubo movilizaciones y hay  en Portland y en Seattle, una segunda ola de lucha contra la violencia racista y policial.

-¿Y cómo juega en esto la pandemia?

– Los ultramillonarios se hicieron más ricos con la pandemia. En América Latina vieron crecer en 50 mil millones de dólares su fortuna los 73.000 millonarios que hay en la región. Del otro lado hay millones de nuevos desempleados, precarización del empleo, caída del salario. Dar una respuesta a esto desde la clase trabajadora es clave. En este sentido, el legado de Trotsky es clave para todos aquellos que pensamos que hay que transformar y cambiar esta situación.

-¿Y cuál sería la especificidad de la obra de Trotsky, su rasgo distintivo?

-Es una obra muy vasta como para abarcarla en una sola definición, pero entre sus puntos principales habría que mencionar la idea de la revolución permanente, el análisis de la burocratización de la Unión Soviética, el documento sobre el cual se funda la IV Internacional, el programa de transición que tiene una actualidad enorme porque frente a la crisis capitalista plantea medidas como la nacionalización de la banca del comercio exterior, la ocupación de los trabajadores de las empresas que cierran, el reparto de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, una serie de medidas que tienen gran actualidad.  Toda la lucha que dio Trotsky contra el stalinismo y la burocratización de la Unión Soviética es muy importante para demostrar que la perspectiva del socialismo no es el totalitarismo burocrático que presentan los liberales, sino que esa es una deformación de las ideas socialistas por las que Trotsky luchaba y que hay una forma superior de organización de la propia democracia capitalista, una zona más democrática con el ingreso de los trabajadores.  Se cumplen este mes 80 años del asesinato de Trotsky precisamente por eso, por haber luchado contra la burocratización del Estado que él había contribuido a crear siendo con Lenin uno de los dos dirigentes principales de la Revolución de 1917. Trotsky es el organizador de Ejército Rojo y dedicó su vida a enfrentar ese proceso de burocratización que se convirtió en la negación de muchos de los principios revolucionarios conquistados. Él también planteaba la imposibilidad de construir el socialismo en un solo país, que esa lucha debía ser internacional. Hoy, en el siglo XXI, se puede ver el gran salto en la internacionalización de la economía y de las fuerzas productivas que plantean esa misma perspectiva, la de la necesidad de una lucha internacional de la clase trabajadora para cambiar el sistema y hacer de los flagelos que vivimos a diario como el hambre, la miseria, la concentración de la riqueza y la liquidación del planeta una visión civilizatoria completamente distinta.

-En la presentación del libro vos decís exactamente lo contrario de lo que suele decirse respecto de la pandemia. Decís que no fue algo imprevisible. ¿Cuáles son los indicios que crees que hubieran permitido preverla?

– Creo que este es el cuarto episodio parecido que tenemos en el siglo XXI. A partir de las áreas de producción de la industria alimentaria, de la deforestación masiva, hay un salto en virus que atacaban a determinadas especies animales y que estaban contenidos geográficamente en su transmisión a nosotros los humanos. Ya la Organización Mundial de la Salud había alertado en 2017 sobre la posibilidad de que algún virus similar al de episodios anteriores provoque los efectos que hoy está provocando el Covid-19. Junto con esto hay otro problema que es el recorte en los programas de salud pública particularmente después de 2008, de la gran crisis en que los Estados se endeudaron e hicieron recortes en salud. Se creó una situación en la que no había ninguna preparación para enfrentar algo como lo que nos está sucediendo.

-Es decir que vos establecés una relación directa entre pandemia y capitalismo.

-Una de las formas de acumulación que tiene el capitalismo contemporáneo son los negocios, la deforestación y esto tiene que ver con la difusión masiva de los virus llamados “salvajes”. Si no tomamos medidas, esto puede repetirse. Ya no será el coronavirus, será otro, pero, lamentablemente, las posibilidades están abiertas. Hay una mercantilización de todo el sistema de salud no sólo en lo que hace a los hospitales, a la atención, sino también en la investigación de los grandes laboratorios. Se privilegiaron otras áreas de investigación que eran más rentables y no se le dio importancia a la investigación en este terreno. La llamada Big Pharma en los Estados Unidos dejó de lado la investigación sobre una vacuna general para todo tipo de virus porque no era rentable. Ahora están corriendo para hacer negocios y ganar el tiempo que se perdió.

-Volviendo al libro con artículos de Trotsky, ¿de qué modo está armado, con qué criterios?

-Es una compilación de artículos, desde algunas de las conclusiones de la Revolución de 1905 hasta lo que escribe al final de su vida, poco antes de su asesinato. El título está tomado del anteúltimo artículo de la compilación que traza un panorama, cuando ya estamos entrando en la Segunda Guerra Mundial , sobretodas las contradicciones que tiene el sistema capitalista. Pero hay muchos textos clásicos. Un lector que no conozca a Trotsky se va a encontrar con una parte importante de su obra, con textos muy importantes hoy para todo aquel que quiera transformar el sistema.capitalista. La compilación del libro la hicieron Juan Dal Maso junto con Andrea Robles. Yo hice la presentación y creo que es un libro muy interesante para quienes quieran acercarse a la obra de Trotsky cuando se están por cumplir 80 años de su asesinato a manos de un sicario stalinista. 

En la presentación del libro sos crítico de la serie que Netflix hizo sobre Trotsky. ¿Cuáles son tus críticas a esta serie?

-La serie tiene una enorme cantidad de tergiversaciones históricas. Eso motivó  una declaración que impulsamos en su momento y que fue firmada por cientos de intelectuales y militantes de todo el mundo.  Se denunciaba allí la falsificación que se estaba haciendo de la figura de Trotsky. Lo que mostraba esa declaración era el reconocimiento que hay de su figura y que sigue siendo un referente para todo aquel que quiera transformar la sociedad capitalista en la actualidad. Más allá de la forma grosera en que falsea la historia la serie, hay que destacar la cantidad de importantes intelectuales que dieron su firma. La serie no es una ficción, sino una burda falsificación histórica.

-Hay un arquetipo de Trotsky que lo identifica con el exceso, con lo ultra ¿Vos qué pensás al respecto?

-Que es uno de los grandes marxistas del siglo XX y un hombre consecuente con sus principios. Ha pensado sobre una cantidad de temas enormes, sobre arte, sobre cultura, sobre todos los temas políticos de su tiempo. Fue un analista finísimo de todos los procesos políticos que se dieron en Europa en la primera mitad del siglo XX, predijo de alguna manera la Segunda Guerra Mundial y antes había hecho una tesis muy original sobre la Revolución Rusa. Fue un revolucionario de gran envergadura además de un gran escritor. Es una enorme figura que fue muy encasillada por quienes quieren el poder a toda costa. Él dio una lucha contra el gran capital y quienes apuestan a la conciliación con el poder del capital estigmatizan su figura.