La pregunta es, seguramente, una de las primeras que se formuló el ser humano, y que acompaña como una sombra la ciencia hasta nuestros días: ¿cómo fue el origen de la vida en la Tierra? Un grupo de científicos japoneses puede haber destapado la olla que ofrezca una respuesta: puede haber venido desde el espacio.

Esto comienza hace unos ocho años, cuando la sonda espacial nipona Hayabusa 2 dio con Ryugu, tras partir al espacio en diciembre de 2014. El Hayabusa 1 había llegado a un asteroide (el Itokawa) pero no había podido recolectar suficiente tierra para analizar. Así que ahí fue su continuadora, que sí pudo llegar a la superficie del Ryugu, y no solo eso, sino además le pudo disparar proyectiles pudiendo ver su interior. Así fue que le extrajeron cinco gramos de la tierra más antigua del sistema solar que se haya tenido acceso hasta el momento.

Se trata de un asteroide negruzco de 900 metros de diámetro que orbita entre Marte y nuestro planeta a una distancia mínima de casi 100.000 kilómetros. Una cápsula del tiempo errante e intacta desde los orígenes del sistema solar, hace 4.500 millones de añosConocer su composición ayudaría entonces a conocer cómo se formaron los planetas.

Una muestra de la superficie del asteroide Ryugu

La muestra de tierra llegó a nuestro planeta en una cápsula blindada que cayó en el desierto sureño de Australia en diciembre de 2020. Los científicos tomaron los 5,4 gramos sacados del asteroide y los diluyeron en agua muy caliente en busca de moléculas orgánicas, como “preparar café o té”, lo definieron los integrantes del equipo. Luego los sometieron a cromatografía líquida de alto rendimiento acoplada a espectrometría de masas de alta resolución por ionización de electrospray. Esta técnica, empleada en el meteorito Murchison que cayó en la Tierra en 1969, permitió obtener las cinco nucleobases canónicas. 

«Encontramos uracilo en las muestras en pequeñas cantidades, entre 6 y 32 partes por billón (ppb), mientras que la vitamina B3 era más abundante, entre 49 y 99 ppb», explica Yasuhiro Oba, bioquímico de la Universidad de Hokkaido y primer autor del estudio. «También se encontraron otras moléculas biológicas en la muestra, entre ellas una selección de aminoácidos, aminas y ácidos carboxílicos, que se encuentran en las proteínas y el metabolismo, respectivamente».

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Foto: Agencia Espacial Jaxa

Pasaron poco más de dos años y finalmente salieron publicados los resultados en la revista Nature Communications: Ryugu contiene uracilo. ¿Qué significa? Que posee una de las cuatro letras genéticas de las que se compone nuestro ARN. Precisamente la molécula complementaria del ADN que, algunos suponen, pudo ser la primera forma de vida en nuestro planeta.

Si bien antes hubo otros equipos que lo hallaron en meteoritos, es la primera vez que se encuentra uracilo en un asteroide, extraído sin contaminantes tras su aterrizaje. Como sostiene El País, uno de los resultados más interesantes es que las muestras extraídas del interior del asteroide contienen más uracilo que las superficiales, mucho más azotadas por la radiación y la exposición al vacío. Esto confirma la visión de los asteroides como cofres que protegen material intacto desde los orígenes del sistema solar.

Oba explicó al medio español que “la presencia de uracilo en Ryugu es una prueba concluyente de que este compuesto está presente en el material extraterrestre [que compone asteroides y otros cuerpos]. Este hallazgo refuerza aún más la hipótesis de que las moléculas orgánicas presentes en meteoritos, asteroides y cometas contribuyeron a la evolución prebiótica de la Tierra temprana y posiblemente al origen de la vida en este planeta”

La Tierra se formó hace 4.500 millones de años a base de polvo y rocas que se habían acumulado en torno al Sol. Unos 400 millones de años después, el planeta sufrió un intenso bombardeo de cometas y asteroides. A bordo de esos cuerpos habría podido llegar buena parte del agua de los océanos actuales y también compuestos orgánicos básicos. Las primeras formas de vida, unos microbios con capacidad de reproducirse, datan de hace al menos unos 3.700 millones de años. Lo que no se sabe aún es cómo surgieron. Quizás en un entorno de calor, agua y el material llegado del espacio, el ADN y ARN les permitió proliferar y evolucionar.

En septiembre de este año caerá otra cápsula con material de otro asteroide, el Bennu. Será en el Gran Desierto del Lago Salado de Utah, Estados Unidos. Esta vez se trata de una acción de la NASA, que intentará emular a la misión japonesa. Todas con un objetivo: si la vida en nuestro planeta se originó desde afuera.

Foto: Agencia Espacial Jaxa
Del ácido nicotínico a los aminoácidos

Los científicos nipones asociados a Hayabusa 2, de la Agencia Espacial Japonesa, también hallaron otros compuestos orgánicos, como el ácido nicotínico, presente en la vitamina B3. En nuestro planeta, esta molécula ayuda a los seres vivos a extraer energía de los nutrientes, crear reservas de colesterol y grasa y formar y preservar el ADN.

Cuenta El País que en Ryugu también hay aminoácidos, ladrillos fundamentales para formar proteínas a partir de la información almacenada en el ADN. Los aminoácidos hallados en ese cuerpo eran definitivamente alienígenas, pues no estaban entre los 20 que usan los organismos terrestres para formar las proteínas que los mantienen vivos.