Frida, el último libro del ilustrador francés Benjamin Lacombe que se presentará  mañana en la Feria del Libro, muestra a través de sus trazos el abanico infinito de sentimientos que vivió la pintora mexicana, apoyados en el exquisito contrapunto que aportan los textos del escritor Sebastien Perez.

Sentado en una silla de un bar de Palermo, previo a comenzar la entrevista con Télam, Lacombe toma un ejemplar de su obra editada por Edelvives para dibujar una esmerada dedicatoria, al mismo tiempo que escucha atentamente las preguntas y responde en su idioma natal, sin dejar de ensayar algunas palabras en español.

Los trazos coloridos se desprenden tan ágiles como sus pensamientos. Se sonroja cuando le dicen que es joven y asegura «me consideran más joven ahora que cuando realmente lo era. Seguro que miden mi juventud con la cantidad de obras publicadas».
Es la segunda vez que Lacombe pisa suelo argentino para presentar sus obras en la Feria del Libro: «Estoy ansioso del reencuentro con el público argentino. Fue un momento fuerte en mi vida haberlos conocido porque los argentinos tienen la particularidad de decir lo que sienten y lo piensan y hablan… hablan mucho pero esa devolución sobre mi trabajo es importante porque contrasta mucho con mis momentos solitarios de creación», sostiene.

A su lado se encuentra el autor de la obra, Sebastien Perez, con quien escribió «Genealogía de una bruja», «Ruiseñor», «El herbario de las hadas», entre otros tantos libros. Es el escritor quien comenta a Télam cómo es la dinámica de trabajo: «Cambia en cada libro. A veces es iniciativa mía, otras de Benjamín y de tanto en tanto es de los dos al mismo tiempo. Hay una suerte de regla que nos lleva a partir de un texto para luego incluir la ilustración, pero en el caso de Frida fue distinto. Benjamín tenía la idea en la cabeza y comenzó a presentarme bocetos y eso me dio la estructura del libro hasta que finalmente pude apoyar mi texto a sus dibujos».

 ¿Qué los conmovió de Frida?

– Sebastien Perez: La descubrí en México cuando viajamos a la Casa Azul. Conocía su obra de forma superficial pero al estar entre las paredes de su casa -ubicada en medio de la metrópoli con su típica locura- esa especie de «nido» transmite mucha paz. Allí pude conocer el interior de esa mujer que a pesar de su dolor salió adelante. De regreso de ese viaje leí sus cartas, sus textos y la pude redescubrir en sus debilidades, dolores y pasiones. Es una mujer que a pesar de todo es muy positiva. Lo que mas me conmovió fue la desesperación pero no por el dolor físico sino por la soledad, el aislamiento que sentía porque era muy amiguera y quería estar rodeada de sus seres queridos pero no siempre era posible porque ellos tenían que seguir con sus vidas y ella, en cambio, estaba postrada. Tenía miedo a que la olvidaran y por eso al final de sus cartas escribía: «no se olviden de mí». Esa frase la incluimos en el libro porque representa esa angustia.

– Benjamin Lacombe: A mí siempre me interesó mucho su pintura pero sobre todo las tres capas que se pueden ir descubriendo en su obra y que quisimos reflejar en el libro. Hicimos troqueles de tres páginas cada uno. La primera es la más superficial, lo que primero que se percibe: lo exótico de su colorido, sus flores, las cejas, pero después indagando un poco más sobre su vida se puede hacer una segunda mirada donde se aprecia la persona que habla sin rodeos. Y hay una tercera mirada, que habla de la riqueza cultural que envuelve su existencia. En ella conviven distintas culturas: la maya, la azteca y hasta las más clásicas, y todo eso deja ver a través de sus obras su inteligencia porque, a pesar de las vicisitudes que le presentó el destino, ella tuvo la capacidad de resiliencia necesaria para transformar y crear su propio arte y demostrarnos que no está nunca todo dicho.

¿Pintás para que no te olviden? ¿Qué puntos sentís que te unen a los sentimiento de Frida?
–  No, Quizás hay coincidencia en el miedo, no a que me olviden sino que tengo miedo a no llegar a terminar mi trabajo, los proyectos que tengo en mi cabeza. Y que el tiempo no alcance y el cansancio o la enfermedad no me dejen seguir adelante. Me identifico con esa angustia de Frida y también con la soledad que ella sentía: la soledad de la creación. A veces la gente se pregunta por qué no voy más seguido a un país, o no hago firmas o presentaciones y es porque estoy creando en soledad y eso me lleva tiempo. Tengo miedo a no terminar mis obras. De alguna manera tengo una relación con el tiempo, como el conejo de «Alicia en al país de las maravillas». Siempre siento que no me alcanza, que estoy atrasado y corro tras el reloj.

Tus libros están catalogados como literatura infantil pero sin embargo son obras para atesorar por la calidad con la que están hechas. ¿Te molesta el encasillamiento?
–  No sólo están hechos para los chicos. Es una pregunta que me hacen a menudo pero me parece que es un tema que le preocupa a los adultos, porque los niños no tienen la preocupación de saber si un libro es o no para su edad: les interesa o no. Cuando terminamos Frida hablamos con el editor y apareció el rótulo Juventud y nos hicimos la pregunta dónde categorizar este trabajo porque no es un libro álbum, no es una novela, no es un libro de arte… es difícil calificarlo. En Francia ya tiene un tiempo en la calle y los chicos se lo apropiaron. Les gusta mucho porque tiene mucho color, es lúdico, tiene troqueles y finalmente, los chicos terminan por entenderlo de una manera muy personal. Intimamente, considero que un libro no es un yogur: no tiene fecha de vencimiento a medida que van pasando etapas y formas de leer, se va entendiendo la lectura de distintas maneras. Nunca apunto a un público determinado sino que hago lo que tengo ganas de hacer.
Lacombe nació en París en 1982 y estudió en la Escuela Nacional de Artes Decorativas. «Cerise Griotte» fue su primer publicación y el salto a la fama se dio en 2007 cuando la revista Time Magazine consagró ese trabajo como uno de los mejores libros juveniles en Estados Unidos.
Cuentos Macabros, de Edgar Allan Poe; El Herbario de las Hadas, su primer álbum ilustrado en formato digital; el libro pop up Cuentos silenciosos; Los Amantes Mariposa y Nuestra Señora de París, con las obras de Victor Hugo, son algunas de las obras de este ilustrador que expone sus trabajos en Roma, Nueva York, Tokio y Madrid.
La agenda del artista francés se completa de la siguiente manera: mañana presenará sus obras en el stand 1106 de la Feria del Libro, y el sábado de 10 a 11.30 realizará la ponencia «Frida Kahlo y Benjamin Lacombe: dos artistas en diálogo» en el Malba.