Sólo es necesario escribir en un buscador de internet Bubu – Anabelas (1978) para sorprenderse por los comentarios con los que muchos especialistas de rock progresivo y sinfónico del mundo elogian a este único trabajo discográfico -hasta ahora- conocido de esta banda argentina. Y el «hasta ahora» viene a cuento debido a que, 38 años después de ser publicada esta gema del rock argentino, Daniel Andreoli, su ideólogo y compositor, se aventuró a rearmar la banda, con la cual acaba de publicar Resplandor (que se puede conseguir en ) un EP en el que demuestra cuánta buena música se pude condensar en poco más de 15 minutos y que es un prometedor adelanto del CD que se está terminando de grabar. Dicho trabajo, que continúa con la línea estilística del álbum predecesor, será presentado en vivo este jueves. En esta oportunidad, Andreoli, encargado de la composición y el bajo, estará al frente de la nueva formación (Juani Varela, saxo tenor; Federico Silva, guitarra; Julián Bachmanovsky, batería; Alvar Llusá Damiani, violín; Camila González, flautas traversa y piccolo; Virginia Maqui Tenconi, teclados y Chapman stick).
«Hacía tiempo que tenía ganas de rearmar Bubu. Primero fue el deseo de hacerlo y después fue la posibilidad de hacer realidad ese deseo», comenta Andreoli, quien encontró una motivación mayor cuando en 2007 Anabelas fue editado por primera vez en CD por EMI merced a la decisión de Alfredo Rosso editor de ese sello.
La publicación hizo que los antiguos seguidores del género y otros de las nuevas generaciones se reencontraran con un trabajo de características inclasificables, en el que confluyen sonoridades que van desde el King Crimson de Lizard o Islands, pasando por el Frank Zappa de The Grand Wazoo o Magma, y condimentos de avant garde, música contemporánea y otras que provienen del estilo Canterbury. La idea de ponerle al grupo un nombre poco usual (al contrario de la grandilocuencia con la que eran bautizadas muchas bandas) se contrapone con la complejidad y la profundidad de la música compuesta por Andreoli.
Texturas sonoras en las que se yuxtaponen los vientos con el violín, sumadas a polirritmias obsesivas dieron como resultado una obra de características únicas e inusitadas en el panorama del rock vernáculo de entonces, que recién en estos últimos años encuentra a una camada de nuevos músicos que se atreven a incursionar por esta senda musical de experimentación. Precisamente, Andreoli cuenta para esta nueva banda con excelentes músicos jóvenes dotados de la técnica necesaria para comprender y llevar adelante el proyecto. «Es una gran motivación trabajar con estos músicos. Encuentro en ellos no sólo un apoyo necesario para concretar mis ideas sino que, además, tengo la posibilidad de delegar el armado conceptual de las estructuras de mis composiciones», comenta. «Ellos con sus aportes hicieron propia la música que compuse, a la que le dan un valor agregado, enriqueciéndola y haciendo crecer la partitura. Además, su capacidad como músicos me obliga a una práctica constante de mi instrumento para poder estar al nivel de ellos, lo cual me compromete aún más en el proyecto de la banda», agrega.
Con excepción de Tenconi, quien fue integrante del coro en la primera etapa del grupo (que estaba constituido por Eduardo Rogatti en guitarra, Petty Guelache en voces -quien remplazó a Miguel Zabaleta-, Polo Corbella en percusión, Wim Forstman en saxo tenor, Sergio Polizzi en violín, Eduardo Folino en bajo, Cecilia Tenconi en flauta traversa y diversos invitados), los nuevos músicos ni siquiera habían nacido cuando fue publicado Anabelas.
«Al interiorizarme en la música progresiva argentina, descubrí Anabelas, un disco que rápidamente me deslumbró. Trabajar con Daniel nos da la posibilidad de entrar en una dinámica de generar ideas en conjunto», afirma el baterista Julián Bachmanovsky. «Cuando escuché a Bubu no pude imaginar que alguna vez iba a poder formar parte de este proyecto y tocar una música de tal calidad.»
El guitarrista, Federico Silva, tiene la gran responsabilidad de estar en el lugar que en su momento ocupó Edurado Rogatti. «La música de Andreoli, compleja y cautivante –dice- me ofrece la posibilidad de dar lo mejor de mí como instrumentista. Tanto Anabelas como Resplandor son obras en las que se puede apreciar su calidad como compositor.»
Así como Anabelas continúa recibiendo elogiosos comentarios de expertos del género de todo el mundo, Resplandor, la nueva placa de la agrupación, no le va en zaga: «Además de la repercusión que estamos recibiendo en nuestro medio, hemos tenido muy buenas reseñas de Europa, Canadá, Rusia y hasta de Japón.», argumenta Andreoli.
Las históricas presentaciones del grupo, relatadas en las ediciones del recordado Expreso Imaginario, daban cuenta de diversas e inesperadas puestas en escena (bailarinas, personajes que irrumpían sobre bicicletas en el escenario, etcétera) con las cuales el grupo solía sorprender a público.
¿En esta segunda vida de Bubu ocurrirán este tipo de situaciones? «Siempre habrá algunas sorpresas además de la música, ya que esta característica forma parte de nuestra personalidad artística», finaliza Andreoli. «