Con la presencia de más de 200 sellos independientes, numerosos escritores invitados y una nutrida agenda de charlas y actividades, llega una nueva edición de la Feria de Editores (FED) que este año tendrá un formato mixto a la vez virtual y presencial. Comienza mañana  y se extenderá hasta el 3 de octubre.

Uno de los editores que participan de ella, Christian Kupchik, titular de la editorial  Leteo, se refiere  a esta una nueva edición a la vez que traza un panorama editorial de Argentina, un país donde la edición independiente, por su riqueza y variedad,  constituye un fenómeno singular.

-¿Cuál es la importancia de la Feria de Editores para una editorial independiente como es Leteo?

-Es fundamental porque implica un espacio de encuentro entre editoriales colegas. Lamentablemente, en esta oportunidad no va a haber muchas de América Latina, pero sí del interior del país, lo cual permite tener un panorama general de qué es lo que se está publicando, conocer a otros profesionales que aportan lo suyo dentro de estéticas y perspectivas distintas de la literatura. Esto siempre resulta un proceso muy enriquecedor.  Pero más allá de recobrar el contacto entre nosotros, algo que considero muy importante luego de dos años de abstinencia social que ha hecho que nos extrañáramos, quiero rescatar el encuentro con el público, con los lectores que son lectores cabales, a diferencia de lo que puede ocurrir  con otras ferias más multitudinarias. La experiencia que tuve en ediciones anteriores es el encuentro con lectores que sabían qué era Leteo, qué había publicado, que tenían ideas muy formadas sobre sus gustos literarios, tendencias, etcétera. Ese ida y vuelta, ese intercambio entre editor y lector es muy agradable y sumamente provechoso.

-¿Más allá del contacto con otros editores y con los lectores, participar de la FED  ayuda a una editorial independiente en las ventas, en la promoción?

-Sí, por supuesto que sí. Hablando en términos capitalistas puros y duros, evitamos la intermediación del librero y del distribuidor, lo cual no es muy justo para libreros y distribuidores que cumplen una gran función, pero en estas circunstancias es una ayuda sustancial el hecho de que no haya que deducir las comisiones que normalmente van para el librero y el distribuidor. Por otro lado, también ayuda mucho a visibilizar a los sellos. Hay algunos  que son muy pequeños, que son del interior del país o que hacen trabajos específicos y tener contacto con la gente que circula –en la última FED participaron 15.000 personas-  hace que muchas gente  descubra esos sellos, que los vea por primera vez. Desde este punto de vista, todas las ferias, no solo la FED, son fundamentales. Las ferias que se hacen en el interior y en el conurbano apelan a un público que en raras ocasiones va a una librería.  Además, el hecho de eludir algunos campos sustanciales  y tener un contacto directo con los lectores también permite hacer los precios un poquito más amables.

-En general, los sellos independientes apuntan a un tipo de lector más específico que los grandes grupos editoriales. ¿A qué tipo de lector se dirige Leteo y qué respuesta obtiene de él?

-El lector al que se dirige Leteo es aquel que cultiva una suerte de curiosidad sistemática, que le interesa descubrir autores del presente y del pasado que no están instalados, que no han sido difundidos  o que, sin bien están instalados, participan del catálogo de Leteo desde un corrimiento, desde otro costado.

-¿Por ejemplo?

-Por ejemplo, publicamos un libro de Pessoa que estaba inédito en castellano y en las novedades de septiembre figura el primer libro que publicó Paul Morand con prólogo de Proust. Morand no solo es desconocido en castellano, sino que está completamente olvidado y cancelado, siendo un autor que en su momento tuvo su importancia y que creo que continúa vigente. Leteo intenta participar de un espectro amplio en cuanto a propuestas estéticas, incluso, generacionales. Hay una colección destinada a jóvenes autores que tienen un libro publicado o que no tienen ninguno. Eso ha hecho que se acerque gente a la que le gusta probar, que no va a lo seguro. Me gusta decir, aunque quizá me equivoque, que a lo que apunta Leteo es a una estética del riesgo.  Soy consciente de que no a todo el público le van a gustar los libros de Leteo, pero en general, quien se arriesga a esos libros se va a encontrar con objetos que intentamos que sean cuidados, que respondan a cierta belleza desde lo gráfico, desde su concreción. Se va a encontrar también con libros que buscan provocar el asombro, la sorpresa, la perplejidad.

-¿Puede decirse entonces que Argentina sigue siendo un país muy lector en el que hay lugar también para libros con una “estética de riesgo”?

-Absolutamente. De hecho tengo un amigo sueco que es el traductor de Borges a ese idioma. que vino hace dos años y quedó admirado por el abanico de ofertas editoriales que muestra el mercado argentino, no tanto por parte las grandes editoriales que producen una oferta más homogénea, sino por la editoriales independientes.  Por ejemplo, en la FED te podés encontrar con una editorial como Empatía  que se especializa en libros africanos, con sellos que se especializan en temas como feminismo como Hekht, con miradas alternativas de lo cultural. Las opciones son infinitas y la mayor parte de las veces de muchísima calidad. Todo eso produce sorpresa. Por ejemplo, hay un autor inglés que murió hace relativamente poco, que escribió una obra muy extensa sistemáticamente ignorada por todo el mercado de lengua española, no solo el de Argentina, sino también el de la Península. En estos últimos años en Argentina se han publicado cuatro títulos a través de editoriales diferentes. Me estoy refiriendo a Al Alvarez que es un autor muy valioso y quienes lo descubrieron fueron la gente de Entropía y de Fiordo que están rescatando lo más valioso de su obra. La gente de Chia, por su parte, está haciendo traducciones excelentes de autores contemporáneos no demasiado frecuentados. Por fortuna y aunque resulte muy paradójico dada la actual coyuntura económica y social en la que está sumergido el país, es asombrosa la cantidad de libros que se publican con excelente nivel y con muy buenas traducciones. Yo tengo la secreta convicción de que cada una de estas opciones encuentra un público. De  hecho, todos estos sellos continúan subsistiendo. A partir del viernes en la FED va a haber más de doscientos sellos, en general todos argentinos, independientes.

-¿Este es un fenómeno argentino?

-En Chile y en México hay un fenómeno similar, pero con la diferencia de que las editoriales están amparadas por una política estatal de subsidios, cosa que acá no existe. Prácticamente en Argentina no hay subsidios a los sellos. Lo de Chile es paradójico porque el Estado no subsidia la educación, pero sí a las editoriales. Tengo mucho contacto con editoriales chilenas amigas que hacen un trabajo impecable y una de ellas acaba de publicar seis títulos de golpe porque recibió subsidios. En Argentina hay alguna que otra subvención del Fondo Nacional de las Artes, pero a los autores, no a los sellos.

-¿Qué remarcarías de esta nueva edición de la FED?

-A través de charlas con escritores, con lectores, con colegas editores percibo que si bien siempre participar de la  FED produce un fervor particular, que claramente no es lo mismo que participar en la Feria del Libro, este año que se hace en condiciones singulares , al aire libre, en un lugar nuevo, hay una efervescencia muy grande porque, más allá de los resultados con que nos encontremos el lunes, es un acto celebratorio de la cultura, de la literatura y de lo que nos gusta hacer: libros.

-¿Cuál es la diferencia entre participar de la Feria del Libro y de la Feria de Editores?

-La Feria del Libro tiene una estructura más armada, pensada en las grandes corporaciones. Una editorial como Leteo, por ejemplo, tiene que compartir un stand con cuatro editoriales o más, nuestros libros aparecen en un segundo plano en relación con la oferta generalizada  que brinda la Feria del Libro. Por otra parte, y esta es  una opinión personal posiblemente equivocada, solo en un porcentaje menor quienes la visitan son lectores. En general la gente va a ver un espectáculo en el sentido que le da Guy Debord. Es decir, participa de la sociedad del espectáculo y esto no solo sucede en la Feria del Libro de Buenos Aires, sino también en la de Frankfurt, en la de Madrid o de cualquier otra gran ciudad. Hay salas de negocios donde se juntan editores para vender derechos, participan de otra realidad. Mucha de la gente que asiste a estas ferias va más interesada en encontrar al cocinero de moda que presenta un libro o a alguna figura pública  que no necesariamente está vinculada a la literatura. El público de la FED y de otras ferias independientes, en cambio, es un público lector al que le interesan autores, le interesa determinado género y que llega con un amplio conocimiento de causa.

La Feria de Editores 2021 se realiza en el Parque de la Estación con entradas por Perón y Gallo y por Perón y Anchorena los días 1, 2 y 3 de octubre de 14 a 20. Entrada libre y gratuita.