Se dice que en toda ficción la apertura es fundamental. Porque es el momento en que se abre el primer sentido, se capta al auditorio y todo está por suceder, en un pacto que vamos a firmar hasta el final. En teatro no hay excepción. Mientras nos acomodábamos en las butacas de la Sala Pugliese, en el Centro Cultural de la Cooperación, se veía una casa con ruedas que permanecía quieta, en silencio, iluminada con colores cálidos. Pero lo verdadero se abrió cuando, poco a poco, la vida en el escenario empezó a desplegarse. Niñas y niños comenzaron a opinar con el transcurrir de las primeras escenas: “Qué linda obra”, dijo una niña en registro alto durante los primeros minutos; “Esto no es teatro normal, es magia», dijo otro pequeño un poco más tarde.

Cada sábado a las 17 hs. sucede LIeBRE (así, con “e” minúscula), la nueva obra de títeres, objetos y canciones de (los magos) Daniela Fiorentino y Carlos Peláez, un dúo artístico con estilo y tono propio, fundadores de la Compañía Tarabust, en honor a su obra anterior. Pero los creadores no estuvieron solos fuera del escenario y para la realización fueron acompañados por un plantel de artistas y profesionales del teatro de objetos tan ingenioso como estético (baste sólo con nombrar a Sara Bande, Alejandra Farley, Lucas Marín, Magdalena León, entre otros). La dupla no se privó ni de homenajear a Duchamp o de rescatar raíces como partes de la jerga rioplatense, jugar con el lenguaje y cantar la música de nuestro país.

LIeBRE es una obra de transformación en la que un abuelo que vive en la ciudad va a cumplir el deseo de su vida desde que era pequeño, con libertad y amor por el hacer y el respirar en la naturaleza. Vive solo pero no está solo, porque en el escenario hay liebres, actores, zorrita, y muchos elementos como molinos, colinas, libros y hornos. El abuelo también fue niño y desde que es niño sueña con los animalitos de orejas largas, conversa con su planta, ama cocinar panes y leer cuentos. Además y, a pesar de que le cueste caminar, no usa bastón y le hace pequeños pedidos o comentarios al titiritero en varias oportunidades. La dupla de actores y titiriteros Fiorentino-Peláez va a ir desplegando sus objetos y canciones, escena tras escena, dándoles la razón a lo pequeños: es una obra extraordinaria de la cual uno se va con ganas de hornear y cumplir deseos tenga la edad que tenga. Y, a lo mejor, cantando un carnavalito.

-En «Tarabust» crearon un protagonista niño, en una obra para adultos. Hoy con LIeBRE eligen un personaje adulto para una pieza destinada a niños y niñas. ¿Cómo fue esa transformación?

Carlos Peláez: -En este caso, este es un abuelo que recuerda su infancia. Y juega con ese niño-abuelo, abuelo-niño. Tiene que ver con cómo un adulto recuerda su infancia, estamos rodeando eso.

-Es interesante que aparezcan en la obra varios momentos de un mismo personaje.

Daniela Fiorentino: -LIeBRE empieza con el cierre de Tarabust: se escuchan grillos.

-El tema del sonido y la escucha está desde el comienzo cuando ustedes se sacan los sombreros, y en donde resaltan el «mirar y escuchar». Pero hay otros sentidos que aparecen constantemente.

DF: -Cuando sucede la llegada al campo del abuelo parece que uno pudiera olerlo, pero la obra es, en realidad, visual y auditiva.

CP: -Cuando la estábamos preparando, decíamos: “Si pudiéramos conseguir algún spray que tenga olor a pan horneado sería buenísimo” (risas).

-Pero se puede sentir el efecto. Se lo ve al abuelo quemarse, la zorrita también habla del pasto mojado. Está muy presente el olor.

DF: -Y la posibilidad de llevar hasta el final el deseo. Uno siente que quiere recorrer el camino y tiene un deseo. El abuelo termina llevándolo hasta la última consecuencia que, en este caso, es convertirse en un animalito, es decir, resignificar el final de la vida de esta manera.

CP: -El efecto del lenguaje es que puede crear una situación con solo nombrarlo como es el caso del olor. Ese es el poder que tiene la palabra. Puede crear un espacio en el que puede crear un bosque.

-El despliegue es precioso, me refiero al armado del camino. Hablamos de los grillos, de la escucha. En esta obra de títeres y objetos, las canciones logran el estatuto de personajes.

DF: -Arman el personaje desde el momento en que están cantadas por el personaje y, en otros momentos, por Magdalena León. Las canciones funcionan como dramaturgia, estructuran desde el comienzo del cuento. Es una historia que se desglosa, se vuelve a repetir. Tarabust viene trabajando en una dramaturgia cíclica.


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-Las metáforas están transformadas, podríamos decir: «habla hasta con las piedras», «el abuelo se transforma en una estrella». En esta obra, el abuelo habla hasta con las flores y se transforma en una liebre.

DF: -Tiene una relación también estrecha con los titiriteros. Le dice: «A ver, querido, alcanzame…» o dice «me hizo el molino mal». Son tres instancias de actuación: la del titiritero, la del actor y la del títere. Eso también fue un desafío para nosotros, investigar e indagar esas zonas.

Hay una misma receta para una multiplicidad de alimentos: pan, medialunas, bizcochos.

CP: -Lo del pan es muy primario y trae muchas resonancias. Es un alimento desde la religión hasta hoy, el hornear, el amasar es para compartir con otros. Dicen que «los niños vienen con un pan bajo el brazo».  Hay además toda una mitología con las tres liebres en varias culturas en donde las liebres se unen por las orejas y arman un tríptico, en donde la oreja de una con la de otra. Dicen que las liebres se dejan ver porque ellas así lo quieren. Hay muchas mitologías alrededor de las tres liebres.

DF: -Por eso son tres liebres las que acompañan al abuelo. Nos parecía bien que fueran parte de un imaginario y una fantasía, que no fuera parte del cotidiano. Las ven en sueños, las imaginan. Interfieren en momentos que no son de la realidad ordinaria.

-En «Tarabust» estaba el miedo a la muerte, pero acá «la muerte», la transformación está en la escena.

CP: -Claro. También buscamos libros para niños sobre el tema de la vejez. Hay un abuelo que pierde la memoria, un abuelo que se enferma, un abuelo que lo cuidan los animales.

DF: -Todos tuvimos un abuelo que tuvo Alzheimer, o con deterioros. Transitamos un borde que nosotros pudimos llevar con amor y humor.