Leandro Erlich es inclasificable. Como un mago puede hacer desaparecer objetos y hacerlos aparecer en otra parte. De hecho, el 20 de septiembre de 2015 hizo desaparecer la punta del obelisco que reapareció, sin que el fenómeno pudiera explicarse, en la explanada del Malba, donde acaba de inaugurar la muestra Liminal. Pero su condición de ilusionista puede ir más allá y hacernos creer que vemos lo que en realidad no vemos, por ejemplo, una alta edificación con gente sostenida de las cornisas, que es un sofisticado engaño creado con un espejo. Este espejismo pudo verse en 2013 en La Usina del Arte. Lo que nos muestra Erlich permanentemente es que los límites entre la realidad y la ilusión son inquietantemente difusos y que nuestras más arraigadas certezas pueden ser sólo ilusiones ópticas.

La enorme muestra retrospectiva que acaba de inaugurar en el Malba se llama Liminal y el nombre no es casual. Remite, precisamente, a esa zona difusa en que lo imposible se vuelve posible y en que el concepto de realidad entra en cuestión. Se trata de la primera muestra antológica de Erlich en todo el continente americano. Para montarla se necesitó un equipo de 150 personas y un trabajo de más de un año.

Liminal se compone de distintas piezas e instalaciones: La vista (1997), Vecinos (1996), La vereda (2007), Las Nubes (2018), El Avión (2011), Puerto de memorias (2014), Vuelo nocturno (2015), Hair Salon (2017) y El Aula (2017). También una obra que a esta altura es un clásico: En la exposición se puede ver por primera vez en el país La pileta (1999), que fue presentada en 2001 en la Bienal de Venecia, y que se instaló en el 21st Century Museum of Contemporary Art de Kanazawa. En total hay 21 instalaciones que el artista produjo de 1996 a hoy. La selección de las piezas estuvo a cargo de Dan Cameron, el curador de la muestra.

Pero más allá de su capacidad para cuestionar la realidad a través de los monumentales equívocos visuales que lo caracterizan, también puede inquietar con recursos quizá más simples en su ejecución, pero igualmente eficaces. Más de un transeúnte que pasó por la puerta del Malba en estos días se sorprendió por un cartel de venta que que dice “Excepcional propiedad. Apto para todo destino. 680 obras de arte (Tarsilia, Frida, Diego, etc) Cine, auditorio, biblioteca y bar. Piscina climatizada. Erlich Propiedades” y que en la actual situación económica del país hacía difícil no pensar que la crisis también había afectado al museo. El cartel, por supuesto, es parte de la muestra.

Cameron resume el espíritu de las creaciones de Erlich de esta manera: “A lo largo de las últimas dos décadas, Erlich ha creado un cuerpo de esculturas y grandes instalaciones en el que la apariencia arquitectónica de lo cotidiano funciona como una especie de trampa perceptiva: conduce al espectador desprevenido a una paradoja visual que desafía los presupuestos del orden y las reglas del mundo material. En el universo paralelo de Erlich, las escaleras no llevan a ninguna parte, los ascensores no paran en destino, los espectadores pasivos se convierten en participantes activos, las nubes adquieren nuevas características físicas y la solidez de los espacios edificados resulta ser una fugaz ilusión óptica.”  Y agrega: “El impacto acumulado de experimentar varias obras de Erlich en una sola exposición intensifica nuestra conciencia de una dualidad inherente a lo real, y hace que nos preguntemos en qué circunstancias podríamos afirmar con seguridad que estamos efectivamente aquí o allá”.

Malba editó un catálogo de bilingüe español-inglés de Liminal e inglés que tiene 200 páginas e incluye el ensayo curatorial de Dan Cameron “Atravesar el umbral” y los textos “Los órdenes arbitrarios” del artista y crítico Luis Camnitzer y “Las cosas como son, como no son” de la editora Julia Napier. La publicación reúne todas las obras representadas en esta exposición y también imágenes de otros proyectos realizados por Erlich durante los últimos veinte años.

Liminal puede verse en el Malba, Avda. Figueroa Alcorta 3415 de jueves a lunes de 12 a 20, los miércoles de 12 a 21, feriados de 12 a 20. Martes: cerrado. Entrada general: $200 pesos. Estudiantes, docentes y jubilados acreditados: $100. Menores de 5 años y discapacitados, sin cargo. Habrá visitas guiadas Lunes, jueves, viernes, sábados y domingos a las 17 a partir del sábado 6 de julio.