Su libro Las recetas de Doña Petrona se publicó por primera ven 1934, vendió más de 3 millones de ejemplares y fue la Biblia culinaria de varias generaciones de mujeres. Por aquel entonces el colesterol no se había convertido todavía en un fantasma generador de culpa gastronómica, por lo que Petrona C. de Gandulfo practicó una cocina de la abundancia rica en manteca, huevos y otros ingredientes que hoy se han transformado en los archienemigos de las arterias. Sus recetas dan cuenta de la forma de comer de los argentinos en el siglo XX, pero, según parece, también de otros datos de orden sociológico. El año pasado, en Delicias y sabores la socióloga  Andrea Matallana,leyó a través de sus recetas desde el fenómeno de la inmigración hasta el peronismo. Recientemente la editorial Edhasa publicó La mesa está servida de Rebekah E. Pite, Doctora en Historia y Estudios de mujeres por la Universidad de Michigan.
«En 2002 –cuenta la autora– en uno de mis viajes a Buenos Aires un sabio librero de los que abundan en las librerías de usado de la Ciudad depositó una copia de El libro de Doña Petrona en mis manos. (…) ‘Este es el libro de cocina que usted anda buscando’, me explicó. ‘Es la Biblia de la casa.’ Yo era una académica en los Estados Unidos, empecinada en convertirme en una historiadora de la Argentina, pero nunca había oído nombrar este libro de cocina y no estaba segura de que el librero me dijera la verdad. Compré el libro (…) y muy pronto descubrí que, publicado por primera vez en 1934, había tenido más de 100 ediciones. En Buenos Aires, la gente me explicaba que ‘estaba en todos los hogares argentinos’ y yo me preguntaba si eso era posible: pero a la vez pensaba qué podía contarnos ese libro de cocina, y todo lo que se decía de él y de la mujer que lo escribió, sobre la Argentina del siglo XX’. El libro es a la vez una biografía y un estudio sobre cuestiones de género, de consumo y de política.
Para la autora, 1930 fue un año clave. Si hasta entonces la cocina era para la mujer es un saber heredado de generación en generación o el resultado de una práctica que se iba perfeccionando a fuerza de prueba y error, ya existía una carrera de ecónoma, aunque estaba más pensada para las empresas que para los hogares. Ya a fines de los años ’20, Doña Petrona trabajaba en su profesión en una compañía británica, pero era todavía una perfecta desconocida. Según Pite, durante la llamada «década infame» el componente conservador no se limitó a la política sino que influyó en la vida doméstica misma. Un artículo de la revista El Hogar de 1931, citado por la autora, resume este criterio: «…el hombre aporta el dinero de su trabajo. La mujer, por su parte, mediante su concurso asiduo y su infatigable previsión debe duplicar el valor de estas ganancias  y traer el bienestar a la casa.» La palabra «debe» señala el carácter obligatorio del rol instituido socialmente a la mujer en el hogar, y para cumplirlo con eficacia la cocina es un punto clave. El éxito del libro publicado en el ’34 y la posterior aparición de la televisión sellaron la consagración de Petrona, aunque siempre trabajó para adaptarse a la demanda de los tiempos. Su libro de cocina económica, por ejemplo, fue una respuesta a las demandas de sus seguidoras. Siempre encontró el modo de nadar a favor de la corriente. Para conmemorar la victoria argentina en el Mundial de Fútbol de 1978 puso una fotografía de su Torta Mundial en la tapa de la edición ’73 de su famoso libro y la preparó en vivo ante las cámaras de televisión. La adaptación a las circunstancias políticas fue uno de los ingredientes de sus platos y de su éxito. «