Según lo relato el grupo editorial Penguin Random House, “para Cien años de soledad, Gabriel García Márquez soñaba con una tapa que naciera de la imaginación del artista mexicano Vicente Rojo. El pintor recibió gustoso el encargo de la editorial y puso mano a la obra. Pero un problema con el correo impidió que el dibujo llegara a tiempo, por lo que fue necesario improvisar otro. 

Cuenta Eligio García Márquez en Tras las claves de Melquíades, que la portada realizada para esa primera edición –que llegó a las librerías de Buenos Aires en mayo de 1967- fue una ilustración de Iris Pagano, del Departamento de Diseño de Sudamericana: aquella del galéon hundido en medio de la selva, que se volvería tan conocida. 

Un mes más tarde, la segunda edición, llevó finalmente la tapa con el dibujo original de Rojo, quien cuenta que no pretendía reflejar ningún elemento en particular de la novela, sino plasmar imágenes populares. Sin embargo, algunos han encontrado en esta composición una aproximación al diseño del “macondo”, un antiguo juego caribeño que se practicaba con un dado que llevaba grabada seis figuras, entre ellas, aquella con la cual se ganaba la partida: la de un árbol macondo.” 

 Cuando el escritor colombiano llegó a Buenos Aires un sábado de junio, la novela de 352 páginas y que costaba 650 pesos de entonces, ya estaba en las librerías porteñas. Con el tiempo llegaría a vender más de 30 millones de ejemplares y sería traducida a los más diversos idiomas.

 A partir del 1° de junio estarán disponibles dos nuevas reediciones de Cien años una nueva publicación conmemorativa con la tapa original de Iris Pagano y una  edición con ilustraciones inéditas de la artista chilena Luisa Rivera.