«Estás imágenes, retratos en su mayoría, intentan describir el amor, la tristeza y la esperanza de un pueblo durante los funerales del presidente Néstor Kirchner», dice Guillermo Kexel en una entrevista que le hace su propia nieta Mora Torras Kexel.  Registrar el dolor y el amor de un pueblo por el hombre casi desconocido, que vino del sur y al que le  bastaron cuatro años de gobierno para cambiar de manera radical el rumbo de un país que parecía no tener futuro, no fue, según Kexel, una actitud intencional.  «Casi siempre -explica- llevo las cámaras cuando voy a las manifestaciones. Pero una vez que estuve allí advertí que lo que estaba pasando era extraordinario. Un mar de gente. Un orden extraño en la aglomeración, sin organizadores ni seguridad de ningún tipo. En el medio de la Plaza y la primera cuadra de Avenida de Mayo habían dispuesto unas vallas para aquellos que querían ingresar a la Casa Rosada a dar el último adiós. Sonrisas tristes y una suerte de comunión en la tristeza.”

Este martes, esas imágenes, que son el registro de un momento histórico, están expuestas de manera virtual en el Centro Cultural de la Cooperación (CCC) en una muestra organizada por el Departamento de Ideas Visuales del CCC y cuentan con la curaduría de Alberto Giudici y Ernesto Pereyra.

Es la primera vez que se expone una selección del material que en ese momento reunió Kexel y que, a 10 años la inesperada partida de Kirchner, constituye un documento emocional del dolor del pueblo que fue a despedirlo.

“El 28 –prosigue Kexel- estuve en la Plaza y caminé varias cuadras alrededor. Me quedé un rato largo mirando la pantalla gigante que estaba a un costado, sobre Rivadavia. Al día siguiente estuve sobre todo en Avenida Alem, con la gente que esperaba para ver pasar el coche fúnebre y a Cristina. Llovió mucho pero nadie se movió durante cuatro horas.”

No es la primera vez que Kexel se ubica en el epicentro de las manifestaciones políticas como lo es Plaza de Mayo. En  septiembre de 1983 en el marco de la Tercera Marcha de la Resistencia, junto a otros dos artistas plásticos, Rodolfo Aguerreberry y Julio Flores, impulsó una iniciativa inédita: realizar las siluetas sobre papel, en tamaño natural, de los miles y miles de desaparecidos. Produjo así lo que hoy se conoce como El siluetazo.

Según lo expresa Kexel en la mencionada entrevista, cuando salió a la calle con su cámara luego del anuncio de la muerte de Néstor buscaba, como siempre, “retener algo intangible”. “Pero a medida que pasaba el tiempo allí -die- me di cuenta de que eran las personas individuales, sus pequeños gestos, los que expresaban un pesar y un amor que no se puede decir con palabras. La sensación de pérdida era enorme, pero también había esperanza y un apoyo incondicional a Cristina. El 28 al mediodía, cuando llegaron columnas organizadas, la Plaza y alrededores ya estaban colmados por una multitud y tuvieron que pedir permiso para acomodarse. Fue la única vez en mi vida que vi algo así.”

“Creo que la mayoría de las personas que me vieron con la cámara, -agrega- a punto de fotografiarlos, estaban conscientes de la importancia de estar allí, de la importancia de lo que estaba pasando. No recibí un solo gesto ni una palabra de rechazo. Lo recuerdo con el corazón, como un momento bisagra en mi vida. Pero también como uno de esos acontecimientos históricos que pueden modificar la historia de un país. El pueblo llano encontrándose y reconociéndose en un momento de pérdida que, al correr de los años, devendría fundacional.”

Kexel nació en 1953. En 1975 egresó de la Carrera de Artes y Técnicas Publicitarias de la Universidad del Salvador. Además de fotógrafo es serígrafo y diseñador. A su obra serigráfica se suma su obra digital. Como profesor de la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova fundó el Laboratorio de arte digital que coordina en la actualidad.

Links para ver la muestra de Guillermo Kexel:

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