Ayer a las 7 de la tarde la Sala Solidaridad del Centro Cultural de la Cooperación (CCC) desbordaba de gente. No sólo se habían colmado las butacas, sino que había grupos multitudinarios en pasillos y escaleras. Fuera del recinto también se agolpaba una multitud que pudo seguir las alternativas de lo que sucedía dentro a través de una pantalla. Muchas eran las figuras de la cultura que se encontraban en las primeras filas de la sala, aunque la gran cantidad de gente hacía imposible vislumbrar con claridad. Allí se encontraban el artista plástico Daniel Santoro, el exdirector de la Biblioteca Nacional Horacio González, Yuyo Noé, Villanueva Cosse, Pacho O´Donnell, Luis Puenzo, Arturo Bonín, Ana María Cores… 

La institución fundada por Floreal Gorini y devenida un “centro de las artes y las ciencias sociales” cumplía 15 años. El edificio que la alberga en la Avda. Corrientes 1543 comenzó a construirse en 2002 en el marco de la mayor crisis económica que había enfrentado el la Argentina merced a la aplicación de las recetas neoliberales que había aplicado Menem  que desindustrializaron el país y dejaron fuera del sistema a amplios sectores de la población. 

Quince años después, el festejo se hacía en una situación que se parece bastante a esa situación y que va en vías de parecerse aún más. Ninguno de los oradores de la noche, desde el director del CCC, Juan Carlos Junio, hasta los invitados a decir unas breves palabras, como Atilio Borón o Eduardo Aliverti dejó de subrayar el hecho. El acto se inició y culminó con música. Primero fue el turno de Deborah Infante que cantó acompañada por guitarra y cerró el acto Virginia Innocenti que interpretó algunos de los temas de su espectáculo montado en el CCC, Canciones de amor. 

Entreun número musical y otro diversas figuras con la institución subieron por “ternas” al escenario para referirse al significado de la celebración. Juan Carlos Junio, director de la institución; Juano Villafañe, su director artístico; Carlos Heller, Luisa Kuliok, Eduardo Aliverti y Atilio Borón fueron algunos de los que tomaron brevemente la palabra. Borón acuñó un neologismo para sintetizar el momento político que está viviendo la Argentina. Según lo expresó, estamos viviendo dentro de una “democradura” ya que si bien el gobierno fue elegido por el voto popular y accedió de manera legítima al poder, tanto sus políticas económicas como sus actitudes autoritarias recuerdan las épocas más negras que atravesó el país. 

 En un aparte con Tiempo Argentino, tanto Juano Villafañe como Juan Carlos Junio se refirieron a la importancia de que el CCC haya nacido en un momento de crisis en el país y de que hoy cumpla 15 años en medio de una situación que tiene rasgos similares a aquella. “Florial Gorini, el autor de este proyecto –dijo Villafañe- pensó que la crisis contemporánea, además de ser una crisis social, política y económica era fundamentalmente una crisis cultural. Y esta crisis cultural no se manifiesta sólo en lo más tradicional que es lo artístico literario, sino en la forma en que los hombres se relacionan en la sociedad y en los propios contratos sociales que también han entrado en crisis. Lo que puso en evidencia este modelo liberal de restauración conservadora es justamente la falta de reconocimiento de lo que han sido para los argentinos los grandes contratos vinculados con la educación, los Derechos Humanos, el trabajo. De alguna manera Floreal Gorini se apresuró a entender que la crisis contemporánea es fundamentalmente una crisis cultural y, por lo tanto, todos debemos enfrentarla con una gran batalla cultural, con una batalla de las ideas. Por supuesto que esto hoy cobra una especial relevancia. Floreal Gorini tuvo la audacia de impulsar la construcción de esta institución en medio de la crisis post 2001. En la etapa prefundacional nos invitó a un grupo de artistas e intelectuales a pensarlo. Fueron tres años de trabajo en que él desarrolló la idea que tenía, incluida la construcción de un edificio pensado para que fuera de acceso público y la vereda prácticamente ingresara a él. Pensó en un centro de las artes, las letras y las ciencias sociales para crear una nueva intelectualidad en base a investigaciones muy sólidas, pero también pensó en un modelo de gestión, un modelo autogestivo desde lo cooperativo asumiendo la importancia que tenía el hecho de que la actividad y la dirección de un centro cultural no se realizara por administración o de manera gerencial, sino que fueran los propios artistas, los propios intelectuales los que llevaran adelante la gestión. Por eso hoy podemos contar con un centro cultural que tiene personas específicas como artistas e intelectuales a lo que se suman la función crítica, intelectual y teórica. Es decir que el propio específico de la disciplina realiza tareas intelectuales y críticas y ejerce también una tarea político-cultural. Esto es fundamental porque implica saber cómo se produce una investigación, cómo se organiza una cartelera y cómo se realizan proyectos políticos culturales en una época de los grandes simulacros de la posverdad.” 

Por su parte, Junio agrega: “En 2002 vivíamos una gran derrota cultural, una derrota de valores en el mundo entero y también en nuestro país. Esa situación generaba retrocesos de carácter político y social. Por lo tanto, desde el movimiento cooperativo debíamos hacer un aporte a la construcción de una nueva cultura abrevando en la historia y los valores de la izquierda y con una apertura  muy amplia hacia el espacio progresista, el espacio nacional y popular. Hoy seguimos viviendo tiempos difíciles en materia de valores culturales y yo diría que también desde la propia sobrevivencia de la cultura nacional, ya que tenemos una reducción en materia presupuestaria de estímulo y fomento de la cultura y se puede hablar del sostenimiento de valores culturales egoístas, individualistas en contraposición con los valores del humanismo. En el curso de estos quince años de vida cumplimos con uno de los grandes sueños de Floreal que era crear una juventud intelectual y de artistas que estén imbuidos de otros valores que confronten con los valoresinstituidos . Y, en esta confrontación es fundamental el rol de la juventud. Hoy en el Centro Cultural de la Cooperación hay ya un grupo numeroso de jóvenes que son hacedores de la gestión. Por el Centro pasan entre 130.000 y 140.000 personas todos los años, tenemos 28 departamentos entre artísticos y de ciencias sociales. Creo que podemos decir que hemos sido fieles a los preceptos fundacionales y que hemos construido un polo de la cultura popular. Por eso celebramos estos 15 años con mucha alegría y somos conscientes de que tenemos el reto de los tiempos por venir. Sabemos que los tiempos son difíciles, pero de esto se trata una vez más.”

 El acto de celebración culminó con un brindis multitudinario en el hall de la Sala Solidaridad. El Centro Cultural de la Cooperación redobla su apuesta en tiempos tan difíciles como aquellos en que fue fundada.