“Symns es un escritor; en este tiempo en que cualquier imbécil se autodenomina ‘artista’ y los ejecutivos imprimen creativo en su tarjeta de negocios, Symns es un escritor. Y Symns, como todo escritor, se odia a sí mismo. Hay algo en él que combate su esencia; no sé qué es, pero Symns se suicida, se boicotea, se ama exageradamente, duda de sí o se reza, todo a la vez. Quizá por eso su obra puede verse sólo a la distancia: la ‘carrera’ de Symns no es lineal, no empieza en el under y termina en el best seller. Symns gira sobre sí mismo, como un espiral metiéndose en el centro de la Tierra.” El preciso fresco que acaban de leer lleva la firma de Jorge Lanata y presenta un apartado de Fantasmas de luz, la nueva antología engordada por crónicas, notas y papeles perdidos y reencontrados que Enrique Symns publicó en diversos medios (La Mano, Crítica de la Argentina, Mavirock, THC, Orsai, entre otros), en las últimas décadas. También perlas de los años ochenta.

Poeta maldito, cráneo candente detrás y al frente de la mítica revista Cerdos & Peces, filoso performer del rock y cronista del bajo fondo porteño, el Conurbano y muchos infiernos más. “Enrique fue el escritor más inmerso en un submundo pocas veces tan bien retratado”, espeta el Indio Solari en otro texto del volumen. Territorios tórridos: el San Telmo afiebrado de la post dictadura y el menemato, el Soldati heavy del nuevo mileno, la Santiago fiestera, la eterna y demacrada Mar del Plata fuera de temporada y el siempre fascinante Once inmundo.  

La gruesa obra está jalonada por cinco secciones temáticas: Territorios (cartografía under), la transa (las drogas y otros venenos), Chamán de la nada (su vena más ensayística y filosófica), Por la autopista en sillas de ruedas (la terrible vejez) y Ficciones del abismo (gemas del pasado perdido, publicadas en Cerdos&Peces). Como en El Señor de los venenos, también en Big Bad City y La vida es un bar, en Fantasmas de luz podemos leer algunos acontecimientos, aventuras y experiencias que Symns considera que pueden explicarlo. No todas las experiencias, no todos los largos días ni todas las eternas noches. Sino las que hacen que él se reconozca a sí mismo o por las que quiere ser reconocido. El memorioso cronista de la vida en los márgenes, el Bukowski criollo y pluma gonzo de las contraculturas argentinas.

Rodolfo Palacios, hombre a cargo de la cuidada selección y el sentido prólogo, amigo de fierro de Enrique, afirma que “en tiempos en que las redacciones se volvieron grises oficinas y los periodistas cada vez salen menos a la calle a buscar historias, o pasan el día en las redes sociales, Symns nos invita a seguir soñando con el periodismo.” Mantiene la llama encendida. Como un fantasma de la luz.  

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(Foto: Diego Paruelo)