Contar la historia de la Monja Alférez, reeditada recientemente por la editorial chilena Noche unánime editores, es dar a conocer el que sea quizá el primer documente de travestismo  que se conoce hasta el momento. Se remonta al siglo XVI época de la Colonia española  en latitudes americanas, momento en que el Concilio de Trento reafirma la autoridad papal frente al avance del protestantismo y consolidando de este modo la autoridad de la Iglesia y de sus jerarquías.

El nombre de la Monja Alférez es Catalina de Erauso, que a la edad de 4 años fue llevada a un convento por sus padres. Estuvo en el claustro hasta pasados los 15 cuando,  aprovechando un descuido luego de una pelea con otra monja,  toma el manojo de llaves que la de la puerta principal del convento.

Logra escapar y estando escondida en los bosques decide reemplazar su atuendo de monja por uno de varón, intuyendo que el hábito la conducirá de nuevo al claustro. Vestida con atuendo de hombre y con un corte de cabello, Catalina de Erauso se transforma en Francisco Loyola.

En ese momento, para alguien que no se adaptaba a las normas  sociales huir al Nuevo Mundo era la mejor opción. Es así que la monja Catalina, convertida en Francisco, se hace reclutar para explorar el nuevo continente.

Zarpa desde el puerto de San Sebastián y por más de 20 años recorre América.

Vive así una  vida apasionante y plagada de aventuras. En el libro convergen su periplo geográfico y su viaje existencial. Con los años Francisco se fue convirtiendo en un excelente espadachín, fue pendenciero, mató, fue adicto al juego de cartas y se transformó en soldado. De ahí viene su rango de Alférez que consiguió  cuando, estando en Chile, participó de la Guerra de Arauco, sangriento conflicto a través del cual el pueblo mapuche opuso resistencia a la invasión del imperio español.

Su rudeza y valentía lo convirtieron, además, en un gran seductor por el que muchas mujeres se rendían a sus pies. En una de sus andanzas cae prisionero y de aquí el hecho relevante que confirma su voluntad de travestirse. Es deportado de vuelta a España, para que se “normalice” su existencia y vuelva a su condición de mujer. Fue presentada ante el Consejo de las Indias, su confesión deja mudos a obispos y al Rey Felipe IV, quien le otorga una pensión vitalicia por sus servicios a la corona. Hasta el Papa Urbano VIII “perdona” su comportamiento, pudiendo continuar su vida de varón.

Su periplo geográfico mientras estuvo en América, fue Chile, Argentina, Perú, Bolivia, Colombia y Panamá.

Toda la historia está registrada en un libro anónimo, titulado Historia de la Monja Alférez, con el subtítulo, Una Autobiografía. El original se perdió, aunque se sabe que Catalina de Erauso le entregó el manuscrito a Bernardino de Guzmán. El documento más antiguo que existe, es la copia de la copia, que se encuentra en la Biblioteca de la Real Academia de Historia de Madrid, firmado en 1784.

 La editorial chilena Noche Unánime, publicó un año antes de la pandemia, una versión modernizada. Los editores Andrés Aguirre  y Gabriela Balbontín, decidieron adecuar el español antiguo y adaptarlo al actual. Decidieron, además, quitar todos los pies de página, para dejar solo un glosario a modo de anexo, para las palabras en desuso, como por ejemplo, tipo de embarcaciones, rangos militares y unidades de medida. El resultado es una apasionante novela y un exquisito retrato de época. Su lectura es sencilla y no da tregua.

En una charla telefónica con Aguirre se refiere a las dos motivaciones principales que tuvo para de editar este libro. “Indudablemente-explica- la primera de ellas fue el hecho de ser el primer registro de travestismo que se conoce. Trazamos como objetivo, modernizar el texto, para que llegue a las nuevas generaciones, cada vez más curiosas acerca de  este fenómeno. “Lo otro que me llamó la atención es la cantidad de obras de teatro y películas que se han hecho,  cómo despierta atracción dicho personaje.”

En efecto, hay dos películas que se pueden rastrear en la Web. La primera data de 1944 y el papel de la Monja Alférez, lo interpreta la famosa actriz María Félix. La segunda y más reciente es una producción francesa cuyo guión estuvo a cargo de Jean-Phillipe Noel y fue  realizada en 2016 por Benjamín Abitan. Esta última aparece en la revista Telerama, magazine francés, que contiene la programación de televisión, reseñas de películas, artículos de cultura y entrevistas. La que escribe el artículo de la película, es la profesora de historia, Helene Soumet  quien nos recuerda:

“En todas las épocas, las mujeres se han travestido en hombres, para escapar del papel al cual la sociedad las reducía, estrategia que les permitió entrar en la historia. Desde Juana de Arco a la arqueóloga Jane Dieulafoy, pasando por el doctor James Barry, se cuentan en total ciento cuarenta.”

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