En un momento en que todos los sectores productivos viven una situación económica sumamente difícil como consecuencia una profunda crisis heredada a la que se sumó la pandemia, La Fundación El Libro (FEL), institución organizadora de la Feria del Libro, busca formas creativas de llegar al lector como una manera de contribuir a reactivar la compra de libros y, de este modo, estimular la industria editorial argentina.
Por esta razón, en respuesta a una propuesta de Alejandro Vaccaro, presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) y, a la vez, vicepresidente de la FEL y especialista en la obra borgeana, se implementaron una serie de cursos que comenzarán a dictarse en la semana del 21 de septiembre. Para que la propuesta llegará a un público amplio se buscó que hubiera una diversidad tanto de temas como de figuras.
“Pensamos que era importante mantener el vínculo que la FEL tiene, a través de las ferias y otras acciones que este año no ha podido realizar, con un público fiel a sus propuestas –dice María Teresa Carbano, presidenta de la FEL, desde la página oficial de la Feria-. Armamos una programación que se dirige a intereses culturales distintos, como la filosofía, la figura de Borges, el teatro argentino y la literatura para niños. En otra etapa habrá temas de feminismo, educación, poesía y novela policial”.
Se destaca que los cursos serán federales, ya que llegarán a todo el país y estarán a cargo de prestigiosas figuras. Horacio González, reconocido intelectual quien tuvo una gestión notable como director de la Biblioteca Nacional, será el encargado de la sección Filosofía. Su cursos se llamará La hora del humanismo Una revisión histórica de su vigencia.
Osvaldo Quiroga, estudioso de la materia teatral, que desde hace años se ha dedicado a difundir este arte a través de la TV pública, estará a cargo de ese rubro con el curso El teatro y sus voces.
María Cristina Ramos, quien fuera finalista del Premio Hans Christian Andersen llamado el Nobel de la literatura infantil, será la responsable del curso referido a la producción literaria destinada a los más pequeños con En un claro del bosque. Taller de literatura infantil y mediación.
Por su parte, Vaccaro, será el responsable del curso Borges: el mismo, el otro.
Los cursos se dictarán por Zoom y para participar de ellos es necesario inscribirse porque los cupos son limitados. No son gratuitos pero su precio es accesible. Aunque la suma varía en función de la duración de cada uno, ninguno superará los 3000 pesos. Los socios o miembros de las Cámaras que integran la Fundación El Libro (SADE, CAL, CAP, FAIGA, FALPA y CECRA) podrán acceder a un descuento del 20% del arancel del curso. Serán semanales y algunos tendrán una duración de 4 semanas y otros, de 8.
El de Filosofía será de 4 encuentros los martes de 15.30 a 17.30. El de Teatro constará de 8 encuentros los lunes de 18.30 a 20.30. El de Literatura infantil será de 4 encuentros los viernes de 18.30 a 20.30. El referido a Borges tendrá 8 encuentros los martes de 18.30 a 20.30. En todos se entregará un certificado de asistencia. Desde la página oficial de la Fundación El Libro se puede acceder tanto a la preinscripción como al sumario de cada uno de los cursos.
Ni bien concluyan los de 4 encuentros, comenzará otra serie con temáticas diferentes.
En principio esta será la mecánica hasta fines de 2020. Al llegar a esa instancia se evaluará de qué manera continuar, ya que, dadas las circunstancias, no existe una certidumbre absoluta sobre la forma de realización de la próxima Feria del Libro en su fecha tradicional de fines de abril y principios de mayo. En el transcurso de 2020 no sólo la Feria se redujo a una versión virtual, sino que tampoco pudieron concretarse el resto de las Ferias que dependen de ella.
Por otro lado, la industria editorial que es la apoyatura de la Feria, atraviesa una situación muy difícil. Según estadísticas que es posible determinar a partir del diálogo que la Fundación establece con todos los sectores del libro, en este momento, la librería que más vende, vende sólo el 20 por ciento de lo que vendía en circunstancias normales. Por otro lado, hay librería que aún no pudieron abrir sus puertas ya sea por estar dentro de un shopping o por encontrarse en zonas de alta circulación. En estos casos, al abrir es más lo que pierden que lo que ganan. Las novedades son a cuenta gotas y casi no hay impresión de libros. El informe de la Cámara Argentina del Libro (CAL) registra en lo que va del año una caída de la producción de un 40 por ciento respeto del año pasado que, además, fue una año malísimo para la industria editorial que cerró con una producción 35 millones de ejemplares cuando dos años atrás producía 50 millones.
La Feria Internacional del Libro, que constituye un impulso para la producción editorial, tiene dificultades para organizarse con una industria editorial absolutamente deprimida, lo que constituye un círculo vicioso, ya que, a su vez, el hecho de que no pudiera organizarse también tendríaun efecto negativo sobre la industria. Los programas culturales de la Feria, así como el mapa de librerías y los beneficios de compra de libros a través de tarjetas de créditos en librerías son formas de apuntalar una industria que es la que luego participa de la Feria, pero en este momento también la Fundación atraviesa una situación económica difícil. Los cursos son una forma de decirle al público que la Fundación sigue presente y activa y, a la vez, de generar actividades que finamente en alguna medida estimulan la compra en las librerías porque animan la conducta lectora.
En medio de este panorama tan difícil, esta semana hubo una buena noticia que es la compra de libros por un valor de 400 millones de pesos por parte del Ministerio de Cultura de la Nación. Aunque la compra es sumamente positiva, solo constituye una ayuda, un paliativo que no resuelve el problema de fondo. Es valioso, sin embargo, el compromiso del ministro de Nicolás Trotta de seguir realizando estas compras en los años siguientes. Aunque las compras estatales son importantes, tradicionalmente el libro argentino ha vivido del circuito comercial, de lo que se vende en librerías. Y esta es una diferencia importante con otros países en que la compra del Estado sostiene en gran medida la industria editorial local. En Argentina, por el contrario, es necesario devolverle la vitalidad al circuito comercial, aunque las compras estatales sean de gran importancia.