Ignacio Montoya Carlotto nació a la consideración del gran público el 5 de agosto de 2014. Aquel día muchos argentinos se emocionaron al saber que Estela de Carlotto había encontrado a su nieto y la vida de Ignacio cambiaría para siempre. Una de las pocas cosas que se mantuvo inalterable fue su pasión por la música, que hoy se expresa con la edición de su disco Septeto.

La formación que acompaña a Montoya Carlotto incluye a Inés Maddío, Ingrid Féniger, Luz Romero, Valentín Reiners, Nicolás Hailand y Juan Simón Maddio. Septeto reúne 14 composiciones que se sostienen en cierto lenguaje del jazz, pero también en formas del folklore y elementos del tango.

«Es el primer disco con el septeto, el primero con el apellido como tiene que ser y el primero con todas composiciones mías», cuenta Montoya Carlotto. «Mis experiencias previas en el estudio estaban más relacionadas con la angustia. Esta vez tocamos mucho el material antes y eso nos dio una seguridad muy grande para grabar. Creo que encontramos un método de laburo», afirma a Tiempo.

–Venís del jazz, hacés canciones, pero no tienen que ver con el estilo de los standards.

–Somos músicos de jazz. Desde ese lado tocamos. Pero nos vamos bastante más allá. Me gusta mucho el nuevo folklore, gente como Liliana Herrero o los diferentes proyectos de Juan Quintero, que está como invitado en el disco. También toco tango y me gusta muchísimo hacer letras. Soy un gran lector y pretendo darles el mayor vuelo poético posible. Construimos la receta de Septeto con todas esas influencias en la cabeza, los dedos y el corazón.

–Viviste cosas muy fuertes en muy poco tiempo. ¿Sentís que ya pudiste asimilarlas?

–Estoy bien. Tuve que acostumbrarme muy rápido a que mucha gente me conozca y se interese. Como todos los grandes cambios, hay cosas buenísimas y otras que no lo son tanto. Lo menos feliz fue que, al ser todo tan público, me impidió transitar ese proceso en privado. Pero al mismo tiempo generó una avalancha de cariño impagable.

Montoya Carlotto presenta Septeto hoy a las 21, en La Usina del Arte (Caffarena 1).