Invitado a participar del encuentro organizado por la Fundación Santillana y la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes  el best seller español dijo que la lectura es una actividad solitaria y que “el lector va a ser siempre un bicho raro”. La gran demanda de sus libros parece contradecir su afirmación, ya que son muchísimos que los lectores que ha cosechado en diferentes lugares del mundo quizá por su capacidad para reproducir minuciosamente ambientes de época como si fuera un pintor y llevar al lector de la mano por otras latitudes y otros tiempos. 

«Para esta presentación -afirmó- recurrí a las preguntas que me hacen en las redes muchos lectores jóvenes, y hoy voy a darles respuesta. «No soy un especialista, -dijo Reverte- solo soy novelista y un tipo que se la pasó leyendo y mirando. Desde los 7 u 8 años los libros marcaron mi vida de manera definitiva. En mi juventud el formato del libro era el mismo para todas las edades. Nací en el 51 y para cuando comencé a leer, se leía texto porque era lo que había. Eso asusta a los lectores de hoy. La actual sobreestimulación, el escaso tiempo de lectura, la baja la calidad de algunos libros, hacen que la paciencia que se le exige al buen lector se haya terminado»

«Los chicos quieren, y los editores hacen malabares para conseguirlo, un libro atractivo, de colores brillantes, que enganche desde el principio, con muchas ilustraciones, juegos y menos palabras. Eso es casi imposible. A esta realidad se enfrentan hoy editores, maestros y padres. Por suerte el cómic es un buen acceso al mundo de la lectura», aseguró, según lo consigna la agencia Télam.

 “Tuve la suerte de crecer rodeado de una biblioteca grande –agregó-. Mis abuelos y padres la tenían. Mi primer contacto con ellos fue jugando, haciendo barricadas para mis soldaditos. Mis padres nunca me obligaron a leer, sólo me facilitaron el acceso, me orientaron a acercarme». «¿Que te dio la lectura?, suelen preguntarme. Bueno, capacidad de interpretar el mundo. Comencé a leer porque en la primera comunión mi madre le pidió a todos que me regalaran libros. Ese día me encontré con 30 o 40 libros y así comencé mi propia biblioteca. Ya de grande, cuando comencé a moverme por el mundo, cuando jugaba con amigos o me peleaba con ellos, o cuando me enamoré, ya tenía cientos de historias en mi cabeza y podía interpretar el mundo. Y si me enamoraba… lo hacía como Romeo y Julieta. Todos los libros del mundo hablaban de mí siempre. Lo que contaban en sus páginas era mi vida, veía en sus páginas mi futuro o la explicación del mismo». 

Apocalíptico, declaró que está convencido de que el libro va a desparecer y que será muy buscado como tesoro por un reducido grupo de lectores que recorrerán anticuarios en su búsqueda. A la hora de definir qué es un libro o más bien cuál es la función fundamental de la literatura, afirmó: “El libro es como un analgésico, pero lamento comunicar que no te hace feliz. Te hace vivir la vida con más intensidad, te produce lucidez, pero es lo peor porque raramente es compatible con la felicidad». 

Se refirió también a la importancia de la literatura en la forma de interpretar el mundo. Reverte, que ha visitado la Argentina en otras oportunidades, atrajo al público con su exposición distendida y jalonada de diversas perlitas verbales quizá no sólo dictadas por su habilidad de escritor consagrado, sino también por su carácter de periodista que conoce desde adentro lo que resulta útil para la prensa siempre en busca de un título con gancho y una frase provocativa.