El último día del mes de julio de este año cerró el concurso fotográfico y de videos que, bajo la consigna Imágenes en tiempos de pandemia. organizó la Fundación Bunge y Born. El certamen de alcance federal convocó a participar a jóvenes artistas que tuvieran entre 18 y 35 años.  El objetivo del concurso fue, según lo declaran sus organizadores. “Visibilizar, desde una mirada artística, la vertiginosa transformación en los hábitos a partir del encierro, y apoyar al sector cultural de todo el país en el contexto de la pandemia.”

El jurado de fotografía estuvo integrado por Juan Travnik, Florencia Battitti y Gabriel Valansi.  El de video, por Jorge La Ferla, Silvia Rivas y Andrés Denegri.

En el rubro fotografía el primer premio fue para Solange Avena por Sin pan y con trabajo no pago. El segundo fue para Kevin Vainer por Transformare. El tercero, para Leonardo Moro por Familia en escalada.

Jimena Marcowicz, Nahuel Vogel –Camila Flores Catino y Ramiro Arraga fueron los ganadores en la categoría video.

Tiempo Argentino dialogó con los ganadores en fotografía.

Solange Avena presentó un interesante trabajo que recrea a través de la fotografía el emblemático cuadro Sin pan y sin trabajo de Ernesto de la Cárcova. Cuando se le pregunta por el origen de esta decisión, contesta:  “La idea surgió cuando en el comienzo de la cuarentena el Museo de Bellas Artes publicó en su Instagram la obra Sin pan y sin trabajo (1894), de Ernesto de la Cárcova, obra clave de la representación de los conflictos sociales urbanos. Me sentí interpelada y guardé la imagen, pensé que esa obra era muy atinada para el grado de incertidumbre del confinamiento, sobre todo porque fue a pocos días del primero de mayo, Día del Trabajador. Es cierto que por cada crisis social que hubo en el país, existe una recreación de esa obra y ¡son muchísimas! Pero algo me incomodaba, necesitaba ver una nueva imagen y me atreví a reinterpretarla, pensando que en la actualidad los dos sujetos, femenino y masculino, que representan lo privado y lo público, lo pasivo y lo activo se enmarcaban en una concepción vetusta en lo que respecta a los roles de género. En simultaneo venía reflexionando mi producción visual de manera conjunta con mis compañeras de LATFEM (medio de comunicación feminista en el cual participo) que son las que me incentivaron a participar del concurso.”

A diferencia de lo que sucede en el cuadro mencionado, en su fotografía no hay un hombre y una mujer, sino dos mujeres y la que está sentada sostiene no un niño, sino un gato.  “Sostengo a mi compañera felina Carmela como representación de los cuidados (no tengo hijes), explica Solange.  Las dos mujeres soy yo misma. Una mirando hacia adentro, un adentro íntimo y reflexivo; la otra mira hacia afuera, un afuera de incertidumbre y tensión, pero como dice el video dl 3j que hicieron colegas “no estamos aislados. Estamos alerta”. Me pareció fundamental ofrecer una revisión más allá de la dicotomía mujer/hogar, hombre/trabajo y generar una especie de híbrido entre Sin pan y sin trabajo de de la Cárcova y la frase “Eso que llaman amor es trabajo no pago” de Silvia Federici.

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(Foto: 2do premio. Kevin Vainer)


Por su parte, Kevin Vainer muestra en Transformare una escena callejera que tiene cierto clima parecido a las pintura de Edward Hopper. Un grupo de gente mirando su celular y con barbijos sugiere una soledad individual impenetrable.

“La foto –explica- es el resultado de un trabajo de composición planificado, utilizando la técnica artística denominada «collage», que consiste en la construcción de obras mediante la aglomeración o conjunción de piezas o recortes de distinto origen. Transformare en este caso fue realizada a través de varias fotografías que fueron tomadas en dos locaciones y días diferentes. La primera foto fue tomada en la barbería y la segunda, en una calle que reunía las condiciones para poder hacerla. Cada uno de los elementos incluidos fueron pensados especialmente con el objetivo de expresar y reflejar, mediante un acto cotidiano, la sensación y la vivencia de estar atravesando esta pandemia. Los barbijos, que se han convertido en uno de los elementos indispensables y demandados, refuerzan el concepto del individualismo pero a la vez reflejan una necesidad colectiva de precauciones que se deben tomar. Los celulares, por otro lado, son el elemento característico de una pandemia en tiempos modernos. Se podrían entender como herramientas necesarias pero que a la vez se han convertido en la vía de comunicación más popular, desplazando incluso al diálogo personal y abriendo paso a la soledad. Finalmente, todos los elementos combinados en la foto refuerzan el concepto de la misma, la necesidad de transformarse, adaptarse o morir.

Moro se hizo acreedor del tercer premio con una fotografía en blanco y negro que, por su tratamiento, parece tomada hace muchos años. En ella aparece una familia tipo. Sus integrantes, que están en un momento de descanso en la tarea de escalar una montaña, tienen cascos y barbijos y dan la impresión de estar huyendo de algo que bien podría ser una guerra. La imagen tiene la impronta de esas fotografías antiguas conservan casi todas las familias y que se redescubren cada vez que se abre la caja de los recuerdos. Ese efecto de vejez, por supuesto, no es una casualidad, sino que obedece al minucioso trabajo del fotógrafo.   

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(Foto: 3er premio. Leonardo Moro)

“El blanco y negro –explica Moro- es propio de la técnica que utilizo.  Las fotos están hechas en colodion húmedo, un proceso de los principios de la fotografia y que es el que actualmente utilizo para hacer mis fotos y con el que recorro el país (o recorría) como los antiguos fotógrafos. Las fotos son realizadas en placas de vidrio que yo mismo preparo químicamente. Por eso el particular efecto. Me gusta este proceso, ya que acentúa las expresiones, las miradas, tan importantes en estos momentos en que tenemos cubierta la boca. El blanco y negro es como volver a lo esencial, a que el mensaje lo den los personajes y sus facciones, sin perder la atención por este u otro color. Además, esta técnica me remite a ese momento único en que las familias se reunían para tomarse una foto que quedaría en la historia.

Respecto de los cascos y barbijos que usa la familia, contesta: “Hay que estar preparado para todo. Los barbijos creo que son el elemento que no puede faltar si es que queremos reflejar o hablar de actualidad… Todavía me sigue pareciendo fuerte y hasta surrealista ver en la calle a la gente con barbijo.  Por ahí me saludan y no los reconozco hasta que se destapan la boca. Vivo en un pueblo y veo a los paisanos, cuasi gauchos, montando el caballo con el barbijo puesto. Es un símbolo que remite un poco a un escenario «apocalíptico». ¿Hasta cuándo lo usaremos? Siento que estos símbolos se van sumando a la cotidianidad y luego llegan a pasar desapercibidos. Miro muchas fotos de actualidad y gente preparada como para una batalla. Los integrantes de la familia que se ve en mi foto quizá vivirán esa sensación cada vez que suben a la montaña y no saben si van a volver. Pero para ellos es normal, es la vida que eligieron y no creo que piensen en eso, pero dicen que es mejor prevenir que curar.”

Para el primer premio la recompensa era de $200.000; para el segundo de 150.000 y para el tercero de “100.000. Se otorgaron, además, cuatro menciones de honor de $50.000, y un programa de cuatro clases de mentoría brindado por un experto nacional, también para cada categoría. Hubo, además, se distinguió a tres fotografías co menciones simbólicas. 

Se presentaron más de 600 trabajos de las 24 jurisdicciones del país.