Una asamblea virtual que tuvo lugar este fin de semana volvió a poner sobre el tapete un tema que se viene discutiendo intensamente desde el año pasado: la necesidad de la creación del Instituto Nacional del Libro Argentino (INLA). Convocada por la Unión de Escritores y Escritoras presidida por Marcelo Guerrieri y bajo la consigna «El Instituto del Libro es necesario», también participaron de ella el ministro de Cultura de la Nación Tristán Bauer y el ministro de Educación Nicolás Trotta. La escritora Débora Mundani fue la moderadora de la discusión.

Los objetivos de la asamblea realizada vía Zoom fueron dos. Por un lado, que el proyecto de creación del INLA sea debatido en el Congreso y se sancione la ley que genere su creación. Por otro, que el Gobierno ponga en marcha políticas públicas que vigoricen el sector editorial que, desde hace tiempo atraviesa una situación crítica agravada por la pandemia. El libro es el punto nodal de la cadena de producción, pero también incluye a muchos otros actores, desde los escritores a los distribuidores.

Guerrieri abrió el debate proponiendo que se cambie la pregunta de por qué se plantea en este momento la creación de un Instituto del Libro, por la de por qué ese Instituto no se ha creado hasta ahora. La pregunta de Guerrieri está respaldada por el hecho de que en el país existen diversos institutos, cada uno de ellos relacionado con la defensa de su sector. Hay un instituto del cine, de la música y del teatro pero, curiosamente, no existe uno del libro. “La creación del Instituto del libro –señaló- es una cuenta pendientes de Estado para con nuestro sector.  A diferencia de otros sectores, nosotros no tenemos una institución que piense al libro como un bien cultural impulsado desde el fomento al trabajo de los autores, pasando por la edición, distribución, venta y promoción de la lectura de manera coordinada y con mirada federal.” Añadió que la creación del libro es hoy más que nunca algo “imprescindible” dado que quienes se mueven dentro del mundo de producción de ese bien cultural no pueden seguir actuando y defendiéndose por cuenta propia sin una institución que los contenga y sea un marco de referencia.

Impulsado por Daniel Filmus y con la asesoría del investigador del CONICET Alejandro Dujovne, especializado en el tema del Libro en América Latina, el proyecto fue presentado ante la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados en el mes de abril de 2019. Dado que Filmus fue designado secretario de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, la diputada Gisela Scaglia, de Juntos por el Cambio quedó a cargo de la Comisión.

En el momento en que el proyecto fue presentado ante el Congreso, Dujovne fundamentó la necesidad de su creación y explicó sus objetivos: “En términos muy generales dijo en ese momento- el objetivo es fortalecer y potenciar al libro argentino, tanto en lo relacionado con la producción del libro como lo relacionado con el mundo literario-intelectual que es vehiculizado a través de él. Por lo tanto, apunta a fortalecer tanto la dimensión simbólica como la material-económica. En este sentido, trata de pensar al libro desde una perspectiva comprensiva o sistémica. Es decir que pretende incluir a todos los actores, todos los sectores que comprenden al libro para pensar políticas que puedan impactar positivamente y de manera duradera sobre el conjunto.” Y agregó marcando la situación crítica que enfrentaba el sector ya antes de la pandemia: “Hoy no solo nos encontramos con una crisis coyuntural del mercado del libro que no es ajena a la crisis económica que vive el país pero que impacta de manera particular en el sector, sino que, además, estamos frente a un Estado que no tiene o no ha querido tener herramientas para contrarrestar o, por lo menos, atenuar el impacto de la crisis económica. Por ejemplo, no hay políticas anticíclicas para enfrentar estas crisis que se dan periódicamente en el país. Si tenemos estrategias a largo plazo, el mercado va a ser más potente y, en consecuencia, el impacto va a ser menor. Queremos un mercado más vigoroso, que tenga una mayor presencia en los mercados internacionales tanto de habla castellana como de otras lenguas.”

Un año después, la situación es aún más crítica que en ese momento. Basta señalar un solo dato como indicador: durante el mes de abril prácticamente no se publicaron libros con soporte papel en la Argentina. La crisis que arrastra el sector editorial nunca antes había llegado hasta ese punto.

Dujovne que también participó de la reciente convocatoria de la Unión de Escritores y Escritoras se refirió en esta oportunidad a los problemas estructurales que padece “el ecosistema del libro”: la concentración comercial y la falta de políticas públicas que permitan federalizar el mercado editorial y abrir conexiones con mercados editoriales de otros países.

El ministro de Cultura Tristán Bauer comenzó su alocución pasando revista a los emprendimientos culturales surgidos de su ministerio anteriores a la pandemia y señaló que este tiempo  es propicio no sólo para la reflexión, sino también para la acción. Se refirió también a cómo la “explosión digital” modificó la cadena de valores. Se comprometió a ayudar en el mejoramiento del texto del proyecto que se presentó cuando el gobierno de Macri degradó el Ministerio de Cultura a Secretaría y también en la promulgación de la ley.

Trotta agradeció a los escritores y las escritoras su participación en la biblioteca digital Leer en Casa,  señaló la importancia de defender la participación del Estado en la cultura “tanto cuando somos oficialismo como cuando somos oposición” y agregó “cuenten con nuestro apoyo en este momento en que el Estado debe decir más que nunca ‘Presente´.

Filmus expresó su temor a que la discusión de diferentes sectores diluyera la concreción del proyecto de creación del Instituto de Libro. “Sería imperdonable –expresó- que perdiéramos esta oportunidad.”

La escritora Cristina Civale fue una de las encargadas de remarcar que la escritura es un trabajo y que, como trabajadores y trabajadoras, la situación de los escritores y escritoras está precarizada. Para respaldar su afirmación se citó a sí misma como ejemplo: lleva publicados 16 libros que no le permiten vivir de ellos en absoluto. La intervención de la escritora Eugenia Almeida fue en el mismo sentido. Ella señaló que el trabajo del escritor debe ser remunerado y estar en blanco. Se refirió también a la importancia de la bibliodiversidad.

Por su parte, la autora de Las viudas de los jueves, Claudia Piñeiro, remarcó en su intervención la importancia de contar con el apoyo de diversos partidos políticos para que el Instituto Nacional del Libro Argentino pueda convertirse en realidad.

Aunque la pandemia absorbe en este momento la casi totalidad de las fuerzas tanto del Estado como de los ciudadanos, la concreción del tan esperado y necesario Instituto del Libro, sería una forma de comenzar a pensar en el futuro inmediato del país en la pospandemia.