Entre el 2 y el 7 de febrero, en el complejo Paris on Ponce (Atlanta, USA), el director argentino -residente en Estados Unidos- Jorge Parodi tendrá a su cargo la conducción musical de la ópera María de Buenos Aires, de Ástor Piazzolla, en un montaje de la Opera de Atlanta con puesta en escena de Tomer Zvulun. Serán los cantantes la soprano colombiana Catalina Cuervo, el barítono mexicano-norteamericano Luis Orozco, y el tenor argentino Milton Loayza, en tanto que participarán en su carácter de solistas Daniel Binelli (bandoneón), Polly Ferman (piano) y John Huston (guitarra), junto a miembros de la Atlanta Symphony Orchestra.

Parodi, Director Musical de la Opera de la Manhattan School of Music, una de las escuelas de música más prestigiosas de los Estados Unidos, es uno de los consagrados directores de orquesta argentinos que llevan adelante una incesante labor junto con las orquestas académicas más importantes a nivel internacional. Aclamado por la crítica neoyorkina durante su vertiginoso ascenso, Parodi ha trabajado con varias compañías de ópera y prestigiosas instituciones artísticas de todo el mundo.

¿Cómo surgió la posibilidad de dirigir esta obra y en qué condiciones se concreta el proyecto?
– La idea de hacer María… en Atlanta surgió en Buenos Aires. Yo recomendé a Tomer para trabajar juntos en el 2013 en Lucrezia Borgia de Donizetti con Buenos Aires Lírica en el Teatro Avenida. Era la primera vez que Tomer visitaba Argentina. Yo acababa de hacer la ópera de Piazzolla en Nueva York, con gran éxito del público y mucho interés en la prensa especializada, y le sugerí que sería una propuesta muy interesante para Atlanta.
Esta producción está íntimamente ligada al espacio donde se va a producir, La Maison Rouge de Paris on Ponce, un espacio de espectáculos tipo cabaret que va a aportar un ambiente ecléctico y alternativo que se identifica muy bien con la obra. Hay varios zonas y niveles donde los artistas van a cantar, actuar y bailar, no solo en el escenario, sino también entre el público. La orquesta va a estar en un costado del escenario, al mismo nivel de la audiencia, para integrarla aún más al espectáculo. Y Daniel Binelli, el gran intérprete del bandoneón, estará ubicado en el escenario, muy cerca de la orquesta pero ocupando el lugar de prominencia que la obra asigna a su instrumento, un personaje clave en la vida de María.

– ¿Qué desafíos plantea la música de Astor Piazzolla a la hora de encarar una obra para una orquesta de envergadura como la de la Atlanta Opera Orchestra?
– María de Buenos Aires es una obra sui generis en el repertorio lírico (hasta el subtítulo de operita es único, apropiado y creativo), sobre todo por dos aspectos esenciales de la obra: el uso del género del tango (en sus diversos ritmos de tango, milonga y vals), y la presencia prominente del bandoneón. Esto la hace destacarse del canon operístico y resaltar en el imaginario de los artistas y de las audiencias. Considerando que el tango y en particular Piazzolla son conocidos en diversos niveles por el público internacional, esta obra genera mucho interés y sus producciones son en general un éxito con el público y la crítica. Otros aspectos que hacen que esta obra sea distinta al repertorio tradicional es el uso de micrófonos, el uso de una guitarra eléctrica como instrumento solista, la presencia principal de un actor que recita poesía, y la mezcla entre canto popular y canto lírico. Con excepción de ciertos efectos en las cuerdas que son típicos del tango, la escritura orquestal es tradicional. Pero el estilo de ejecución y el sabor de los ritmos y el abordaje de los pasajes solistas son propios del tango. Estos aspectos tuve que trabajarlos en los ensayos con la orquesta para crear un efecto orgánico con el bandoneón. Pero teniendo en cuenta la talla de los instrumentistas y del coro de la Atlanta Opera ha sido una labor muy gratificante y exitosa. Los músicos están extremadamente interesados y fascinados con la música de Piazzolla por los desafíos y la belleza que presenta la obra, y han estado muy interesados en trabajar con un director argentino en este repertorio.

¿De qué manera considera que es percibida María de Buenos Aires por un público como el estadounidense?
– En esta temporada se harán cuatro producciones de María... en diversas compañías y festivales, y ya se han anunciado dos más para la temporada siguiente. Se dice, y esta afirmación no la he podido confirmar pero me parece acertada, que es la ópera en español más ejecutada en el mundo. Esto se debe a que tiene características especiales que la hacen muy atractivas para el público. Por empezar, es una obra del genio de Ástor Piazzolla centrada en la música de tango y conectada íntimamente con Buenos Aires. Este elemento tiene una resonancia importante en la audiencia y ofrece la doble connotación de exótico y familiar que invita a explorar y conocer la obra. Desde el punto de vista artístico la belleza de la música, el colorido orquestal, la imaginación del libreto con una gran carga poética y la libertad que el argumento permite a los directores de escena, hacen que la experiencia en el teatro sea memorable a incomparable.

La obra ha tenido desde su estreno y publicación discográfica original una innumerable cantidad de versiones, que van desde las más ceñidas a su estructura formal, como la de Gidon Kremer & Kremerata Musica, hasta versiones más audaces (y polémicas) como la que encaró el bandoneonista argentino Marcelo Nisinman en 2010. ¿En qué lugar ubicaría la puesta que presentará en Atlanta?
– Nosotros nos estamos basando la versión original, que es la que fue publicada por los autores. Esta es la que muestra la concepción original de la obra de parte de sus creadores, con la excepción de la inclusión del tema «Yo soy María», cuyo texto fue creado para poder extraer un número de la ópera para poder ser interpretada en recitales y conciertos, y que luego fue incluida en la versión integral. La versión original fue grabada en el registro memorable, y ahora histórico, cercano al estreno mundial, con el elenco original de lujo que incluyó a Horacio Ferrer como el Duende, Amelita Baltar como María, Piazzolla en bandoneón, Antonio Agri en violin y Cacho Tirao en guitarras, entre otros grandes del género. Para mi modo de ver, esta versión y esta grabación constituyen el modelo ideal de la obra.

– ¿Cómo ubica a la obra de Piazzolla, y en especial a la ópera María de Buenos Aires,  dentro del contexto de la música académica de la última mitad del siglo XX?
– Si bien como dije anteriormente la obra es única por varios aspectos, por otro lado es típica de la búsqueda de nuevos lenguajes en la música, así como también en la ópera del siglo XX. Después del apogeo del romanticismo y su continuación en el pos romanticismo, surgieron muchas escuelas y corrientes musicales. Hasta el día de hoy estamos en la búsqueda de un lenguaje común y aceptado universalmente. Esta búsqueda utilizó todo tipo de estímulos y parámetros para dar sentido a las producciones musical: la exploración armónica, rítmica, étnica o tímbrica. Y en ópera se sumaron a estos elementos las alternativas teatrales, poéticas o temáticas de producción. María…, y en general la producción clásica de Piazzolla, responden a varios de estos elementos. Desde ya María de Buenos Aires es única como individuo, pero responde a la búsqueda de esa nueva voz en los artistas del Siglo XX y al interés del público por escuchar nuevas propuestas.

¿Encuentra relaciones o equivalencias entre la obra de Piazzolla y la de otros compositores que basen su obra en elementos que provengan de la música popular del último siglo?
– Si bien varias obras cortas instrumentales son de génesis popular, hay muy pocas obras en el repertorio operístico en el que un estilo de música originalmente popular está absolutamente ligado al total de la obra. La forma de «María…» es inexorablemente tanguera: su estilo es únicamente tango. Con excepción de una referencia corta a música de circo y un breve malambo, toda la música de la obra es de ritmos que se consideran parte del género: tango, milonga y vals. Ha habido referencias a danzas, bailes y cantos populares en todo la historia de la ópera desde la creación del genero a fines del Siglo XVI. Pero nunca hasta esta composición de Piazzolla una obra estuvo totalmente compuesta sobre música de forma y estilo popular.