Tiene las manos manchadas de sangre, no puede ser el presidente de la CBF”. Adriano Diogo, diputado por el Partido de los Trabajadores, gritaba sobre Rua Padre João Manuel, en el barrio Jardines, el más coqueto de San Pablo. Sobre esa calle vive José María Marín, el presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol y del Comité Organizador del Mundial 2014. Diogo, que pertenece al partido del gobierno, el partido de Lula da Silva y Dilma Rousseff, lideraba un escrache contra el dirigente, acusado de complicidad con el asesinato del periodista Vladimir Herzog durante la dictadura brasileña. 

El escrache se organizó en noviembre del año pasado. Lo cuenta en una extensa crónica el periodista británico Andrew Jennings, sabueso infatigable de dirigentes corruptos. “¿El jefe del fútbol brasileño provocó el asesinato de un ex periodista de la BBC?”, se pregunta en el título. La muerte de Herzog sigue impune. El mes pasado, sin embargo, hubo novedades: la Corte Interamericana de Derechos Humanos le ordenó al Estado brasileño el esclarecimiento del caso. Hasta ese tribunal llegaron los familiares de la víctima en la búsqueda de justicia para un crimen que prescribió en 2005. 

Herzog nació en la ciudad croata de Osijek. Llegó a Brasil cuando sus padres judíos escapaban de los nazis.Allí estudió periodismo y desarrolló una carrera extensa, que incluyó una corresponsalía en la BBC. Hasta que asumió como director de TV Cultura. El 25 de octubre de 1975 apareció muerto después de que un comando del ejército se lo llevara para una declaración. Aunque intentaron hacer pasar el caso como un ahorcamiento, se cree que Herzog murió a causa de la tortura. Su crimen es acaso el más emblemático de la dictadura brasileña. 

Marín, que llegó a ser gobernador de San Pablo a principios de los ochenta, era por esa época diputado estadual de Alianza Renovadora Nacional, el partido que sostenía a la dictadura. Desde su banca llevaba adelante discursos inflamados de macartismo. Pedía, por ejemplo, que se combata con más firmeza a los “comunistas de TV Cultura”.Entre esos comunistas estaba su director, Vladimir Herzog. 

“Dos semanas antes del asesinato de mi padre (Marín) lo amenazó públicamente, en ese tiempo una amenaza era parecido a una condena a muerte”, dijo Ivo Herzog, hijo de Vladimir, en una entrevista con la agencia italiana ANSA. “Esta persona llamada José María Marín fue cómplice del asesinato de mi padre en 1975, lo afirmo y mi familia también, y alguien así no puede ser la autoridad del Comité que organiza el Mundial de 2014 en mi país”, agregó. 

Marín tomó el mando de la CBF y el Comité Organizador el año pasado después de la caída de Ricardo Texeira, que dejó el cargo después de 23 años envuelto en acusaciones de corrupción. Según dicen, es fría la relación de Marín con Dilma, que estuvo detenida y fue torturada durante la dictadura. “Una mentira, una mentira”, se defendió el dirigente durante una entrevista televisiva. Pero las pancartas del escrache no tendían dudas: “Estoy aquí para escrachar a un delator de la dictadura militar”.