“Es algo muy bueno que no alcance ni uno ni muchos volúmenes para contar las vidas de todas las mujeres que quisieron cambiar, aunque sea  un poco, el rumbo de la historia, y que por ese motivo, fueron castigadas con el anonimato, entre otras penas, en muchos casos.”

Así comienza el prólogo del segundo volumen de Mujeres insolentes (Emecé),  que su autor, Felipe Pigna, acaba de presentar ante la prensa.

El libro, con ilustraciones, al igual que el primer tomo, de Augusto Costhanzo, incluye veintinueve historias de mujeres tan distintas como Victoria Ocampo y Eva Perón; María Elena Walsh y Alejandra Pizarnik; Salvadora Medina Onrubia y Azucena Villaflor; la Difunta Correa, Victoria Romero Peñaloza, “Macacha Güemes, Alicia Moreau de Justo, Niní Marshall, Frida Kahlo, Trinidad Guevara, Tita Merello Rosarito Vera, Estela de Carlotto y Blanca Luz Brum. “Gracias a ellas, -dice Pigna- el mundo es un poco mejor, sin duda.”

Las ilustraciones, el lenguaje y la brevedad con que se desarrolla la vida de cada personaje apuntan a que ambos volúmenes sean leídos por un público infanto-juvenil, aunque resultan interesante para todas las edades.

Durante la presentación, que no fue un acto formal sino un distendido almuerzo con periodistas, Pigna dialogó con los concurrentes y adelantó, sin un orden previsto, algunas características de las mujeres sobre las que escribió en este segundo volumen.

“Era una mujer tremendamente bella –dice refiriéndose a a Blanca Luz Brum-. Destaco este hecho porque todos se enamoraban de Blanca Luz. Fue escritora, nació en Uruguay y fue pareja de personajes como, por ejemplo, Mariátegui, fundador del marxismo latinoamericano; de Siqueiros, de Neruda, de Natalio Botana, también uruguayo y fundador de Crítica; de Juan Domingo Perón. La llamaban “La amante de América”. Era una mujer muy  inteligente. Cuando cae Perón ella está viviendo en Chile y es la que organiza la mayor fuga de presos peronistas de Río Gallegos, arma la resistencia peronista desde Chile. Después de toda esta historia épica, izquierdista, revolucionaria termina siendo pinochetista y condecorada por Pinochet. Es algo muy raro que completa una ´vida incorrecta´.”

Cuando se le pregunta por las razones de este giro inesperado de Blanca Luz Brum, Pigna contesta: “Ella entra en un estado de cierta decepción con el marxismo como les pasó a otros, pero ella se bandea y termina apoyando a Pinochet, distinguida y condecorada por él. Luego tiene una etapa de vida naturista en la isla de Robinson Crusoe, una etapa nudista. Es un personaje increíble. Se acaba de estrenar un documental sobre ella.” 

También se refirió a la trágica vida de Pirí Lugones, militante de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) organización que luego se sumó a Montoneros. Pirí se presentaba a sí misma como “la nieta del poeta (Leopoldo Lugones) y la hija del torturador (‘Polo’ Lugones)”. Su padre, en efecto, fue quien introdujo la picana eléctrica como instrumento de tortura. En 1977 fue secuestrada y llevada a un campo de concentración. “Y es probable –dice Pigna- que ella haya muerto en una sesión de tortura en la que se utilizó el instrumento que introdujo su propio padre.” Su tremenda historia personal se inscribe en la trágica historia de la familia Lugones.

Durante unos años Pirí fue pareja de Rodolfo Walsh y viajó a Cuba con él para participar de la fundación de Prensa Latina. Al respecto, Pigna contó una anécdota protagonizada por Osvaldo Bayer. En ocasión de la fundación de Prensa Latina, Bayer también viaja a Cuba y tiene una entrevista con el Che. Pirí insistió para que la llevara con él porque quería conocerlo. Osvaldo cumple con esa demanda  y tiene lugar la entrevista, pero al regresar al hotel, le informan que tiene 24 horas para abandonar Cuba por haber puesto en peligro la seguridad del comandante llevando a una persona que no estaba acreditada. “La aventura de Pirí –concluye Pigna- le costó a Osvaldo tener que irse de La Habana.”

El ilustrador Augusto Costhanzo se refirió a su forma de trabajo con el segundo volumen de Mujeres insolentes. Aclaró  que con el primero inició un proceso de “deconstrucción como varón”.  “Fui haciendo los dibujos a medida que me llegaban los textos -cuenta-.  Tuve un tiempo lógico para ilustrar un libro y con la experiencia de haber ilustrado también el primer volumen, el trabajo sobre éste fue más aceitado porque, además, los personajes eran más cercanos. Por ejemplo, Tita Merello y Niní Marshall eran personajes que ya conocía y esto me permitía ir más rápido al punto, pero cada una de las mujeres me exigió encontrar una idea que estuviera dentro del texto. A veces la referencia es el texto mismo y otras veces juego un poco más como en el caso de Pizarnik. En el caso de Frida Kahlo, el dibujo es un homenaje a Norman Rockwell, que es un ilustrador americano de principios del siglo XX que yo admiré mucho y del que puede decirse que prácticamente inventó al ilustración. La idea de la ilustración de Frida está tomada de un autorretrato de él porque también Frida se dibujaba a sí misma permanentemente. En el primer volumen, yo no tenía el hábito de dibujar a la mujer de forma natural. Había sido criado viendo a la mujer como un objeto y leyendo la revista Fierro donde la mujer estaba cosificada. Hice la escuela primaria entre en 76 y el 83, justo en el período de la dictadura cívico-militar en que estaba terminantemente prohibido dibujar próceres, por lo que el primer volumen de Mujeres insolentes fue para mí un desquite. En el segundo, continúo con mi proceso de deconstrucción como varón que también está impulsado por una hija de 17 años que empuja, critica y hasta censura.” 

Señaló además que existía el prejuicio de que había un dibujo masculino y otro femenino. “Lo central era el dibujo masculino y el femenino giraba a su alrededor. Creo que los temas sí pueden ser masculinos o femeninos, pero que haya una línea con género me parece un delirio.”

Adriana Fernández, gerente editorial del área Infantil y Juvenil del Grupo Planeta, señaló que el dibujo de La difunta Correa realizado por Costhanzo  tenía la particularidad de mostrarla parada. “Me parece un personaje muy lindo –dijo Pigna-, es una mujer que simboliza a las que se quedan aunque no quieren. Ella se queda sola con su bebé, sale desesperadamente a buscar ayuda y termina muerta de sed en el desierto. La gente la toma como protectora de los viajeros, lo que es algo curioso. Su santuario, ubicado en el camino al Valle de la Luna es muy conmovedor. Allí se ven  lugares específicos de donaciones. Hay todo un pabellón de trajes de novia, otros de pelotas de fútbol de guantes de box, de camiones, de colectivos…”

A lo largo de la presentación hubo referencias a varios de los personajes restantes y se aludió también a las experiencias realizadas en escuelas que el autor visita para hablar de estas mujeres insolentes a las que  ya les dedicó dos volúmenes y a las que es más que probable que les dedique otro, tantas fueron las mujeres acalladas por la historia.

Pigna adelantó  que está escribiendo un libro sobre Gardel y contó varias anécdotas referidas a él. Sin embargo, las mujeres le siguen exigiendo que las ayude a saldar las cuentas pendientes que la historia tiene con ellas.