Un homenaje al historiador Norberto Galasso, primer socio honorario de esa institución, se llevó a cabo este martes en el Instituto Patria, en el que el prestigioso historiador se presentó acompañado por el periodista y politólogo Hernán Brienza y la historiadora Aracelli Bellota. 

A diferencia de lo que suele suceder en este tipo de actos, se dejó de lado la solemnidad burocrática y primó la emoción, ya que la historia no fue aludida como reliquia  del pasado, sino como un acontecer que explica y condiciona nuestro presente, como bien lo determinó la exposición del propio homenajeado que dejó muy en claro que la relación entre pasado y presente no es una figura retórica, sino una realidad indiscutible.

“Uno de los grandes méritos que tiene la obra de Norberto Galasso –señaló Brienza- es que nos confronta con nosotros mismos, con los que transitamos la corriente nacional y popular.” Y agregó: “Leo a Norberto desde muy chico y siempre me impresionó la cantidad de datos, de pruebas, la minuciosidad con que hace su trabajo como historiador. Es un investigador que interpreta los datos y encuentra datos nuevos. Es ahí donde su trabajo se hace diferente de cualquiera que haga historia, incluso desde el pensamiento nacional.”

Visiblemente emocionada  Araceli Bellota señaló: “Hoy más que nunca Norberto Galasso es necesario en este rebrote neoliberal que estamos sufriendo los argentinos. Es una obligación para quienes trabajamos con la historia salir a explicar las razones del neocolonialismo, salir a explicar de dónde viene y, con el testimonio de la historia, explicar también que por este camino vamos a terminar mal. La historia sirve para eso, para explicar, para hacer comprender que lo que nos pasa hoy no es nuevo, que viene de 1810 en adelante. Pero hay que salir a explicarlo con razones, con fundamento, con documentos como hace Norberto en sus obras. Y hay que salir a hacerlo al estilo de Norberto, que es un estilo intelectual que no transita el camino de la “intelligentzia”, como decía Jauretche. Galasso no cree tener un carácter intelectual superior al resto de los hombres y mujeres. Por eso su obra llega a tanta gente, por eso es fácil de comprender, porque él se siente pueblo y escribe desde el pueblo.»

Cuando le llegó el turno de hablar al propio homenajeado lo hizo con ese estilo auténticamente modesto, no exento de cierto humor, que mantiene siempre, tanto en una entrevista particular como ante los cientos de personas que desbordaban la gran sala del Instituto en que se realizó el homenaje que resultó chica para albergar a todos los concurrentes.

Galasso impidió que se instalara la solemnidad comenzando su exposición con mucho humor: “Que a uno le hagan un homenaje –aseguró- no diría que resulta incómodo, pero sí insólito. Como ya se ha dicho aquí de La Nación y de Clarín, que nos homenajean al no convocarnos nunca, creo que también nos homenajea Mirtha Legrand al no invitarnos a compartir su mesa. Lo mismo puede decirse de no ser invitado a una mesa redonda con Marcos Aguinis.”

Refiriéndose a su condición de historiador, expresó: “Nosotros observamos los acontecimientos y participamos en la medida de lo posible partiendo de la idea de que cuando hacemos y publicamos un libro de historia estamos haciendo militancia.”

 Su relato transitó también por zonas más íntimas al aludir a su familia y al nacimiento de su interés por la historia. “Vengo de una familia –explicó- en que la parte materna puede decirse que era gorila aunque todavía los gorilas, en el sentido que luego se le dio a la palabra, no existían. Mi viejo era el único que tenía una gran vocación social. Tenía una gran simpatía por el Partido Socialista y cuando vio que Perón comenzó a implementar todas las reivindicaciones sociales de los socialistas, se hizo peronista, pero era minoría en la familia. 

Mi primer interés político, cuando tendría unos 20 años fue ir a la fábrica Royal que estaba cerca de mi casa y pedirle al encargado de la planta que me permitiera hablar con un obrero la fuera socialista. En el mejor estilo criollo me respondió: `Aquí no tenemos de esa mercadería´. Me quedé perplejo y le dije que había leído muchos libros que decían que los obreros tienen que ser socialistas. Y él me contestó una verdad: ´sí, pero usted sabe que hay libros buenos y libros malos. Además, a veces los libros dicen cosas que la vida contradice´ Era un chaqueño grandote y de aspecto muy popular. ´Venga esta noche a mi casa –me dijo- vivo en una pensión pero lo voy a recibir con mucho gusto. Nos vamos a tomar un kerosene y le voy a explicar lo que pasa en la Royal y lo que pasa en el país.´ Llamaba kerosene al vino tinto. Yo iba diariamente a la Facultad de Ciencias Económicas. El decano firmaba como William Leslie Chapman, cosa que me parecía extraña, luego me di cuenta de que de ahí iban a salir los Cavalho, los Krieger Vasena, que ya conocimos y que ahora están asesorando los distintos ministerios. Me di cuenta de que excepcionalmente saldría un Calcagno o algunos de los economistas nacionales que lamentablemente son minoría. Ahora, cuando paso por esa zona voy por la vereda de enfrente, no vaya a ser que tenga algún efecto pernicioso.” 

Luego, con su lúcida mirada de historiador, se refirió al presente: “La historia tiene sus picardías. Nosotros estamos aquí, en un acto profundamente nacional en los momentos en que la canciller argentina se abraza con las principales figuras de Gran Bretaña y le ofrece todo tipo de comodidades para acciones en común y habla largamente, pero no menciona la palabra soberanía ni habla del problema de las islas porque eso es irritante para los británicos. Mientras tanto, el presidente de la Nación va a la Bolsa de Comercio de Nueva York a decir cuál es su programa y el ministro de Economía y Hacienda dice que la idea para el año próximo es conseguir un endeudamiento, además del que acabamos de concertar con la emisión de 15.000 bonos de deuda y otros 15.000 que se van a emitir próximamente, por  45.000 millones más. Wall Street ha ocupado el gabinete de poder en la Argentina de una forma aún más grosera que los mismos conservadores que generalmente ponían testaferros o gente poco conocida que manejaban entre bambalinas. Estos, en cambio, muestran su curriculum desvergonzadamente.”

En un ademán de modestia señaló que hacía varios meses le había dicho un amigo que la batalla cultural estaba ganada, afirmación que desmintió la realidad cuando ganó las elecciones Mauricio Macri y el país parece hoy regresar al pasado al que parecía imposible volver. Aseguró que analizar por qué pasó lo que pasó es una tarea pendiente e ineludible.

 En un alarde de síntesis aseguró que quienes hoy tienen el poder político están convencidos de que “los trabajadores tienen que ser esclavos de una minoría rica aliada con el extranjero y antilatinoamericana.“ Afirmó, sin embargo, que la situación iba a cambiar “porque el pueblo siempre vuelve” y bromeó: “yo por las dudas tomo todos los días los remedios de la presión porque quiero llegar a ver el cambio.”

Al finalizar el acto, la cantora popular y exministra de Cultura Teresa Parodi le entregó una plaqueta y exaltó su conducta coherente a lo largo de toda su vida como historiador del campo nacional.