En 1960, “en un tiempo marcado por lo que se conocerá como estructuralismo –dice Marcel Bénabou- en el libro Oulipo. Ejercicios de literatura potencial– en el que se ponían en duda, en la literatura, una doble serie de ilusiones: las del surrealismo y las del compromiso sartreano. El proyecto de Oulipo ratifica la ruptura con esas ilusiones.” Raymond Queneau, escritor, y Francois Lionnais, matematático de múltiples saberes, fundaron el Taller de Literatura Potencial (Oulipo por su sigla en francés) que permanece activo hasta hoy. De hecho, su presidente actual, Paul Fournel y dos de sus integrantes Valérie Beaudouin y el argentino Eduardo Berti que reside en Francia, viajaron a Argentina para participar del Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (Filba).

En forma paralela con la presencia de los integrantes de este grupo que durante 56 años ha permanecido en actividad, Caja Negra editó Oulipo. Ejercicios de Literatura Potencial que, por primera vez en español, reúne una serie de textos producidos por sus integrantes de que constituyeron, entre muchos otros, Raymond Quenau, George Perec, Ïtalo Calvino, Harry Mathews, y Marcel Bénabou.

Oulipo siempre se dedicó a aclarar que no eran un movimiento literario. Su objetivo consiste en primer lugar en inventar formas y estructuras que permitan la producción de obras originales, búsqueda que implica la aplicación de la matemática a la producción textual. En segundo lugar, figura el análisis de antiguas obras literarias en busca de estructuras formas, o restricciones (contraintes) que pudieran servir para la producción de nuevas obras. Quizá un caso paradigmático de la restricción oulipiana sea la novela de George Perec, La disparition, que en su largo texto no incluye la nota “e”, la más frecuente en francés. La novela fue traducida al español como El secuestro y la letra faltante en ese caso es la “a” la que tiene un uso más recuente en esa lengua. Instituido como caja de útiles para la escritura, Oulipo se proclamó siempre como “el anti-zar”.

-Ustedes han dictado un taller de escritura con consignas oulipianas. Conocerlas permitiría comprender mejor que es Oulipo. ¿Cuáles eran esas consignas?

Valérie Beaudouin: – Les hemos pedido a los participantes que nos dieran una lista de palabras, las hemos puesto en una pizarra. Cada uno tuvo que escribir un texto utilizando esas palabras en el orden en que aparecían. Luego, leyeron los textos. Después dividimos el grupo en dos y a cada grupo le dimos una frase de inicio y una frase final. En este caso tuvieron que redactar un texto que partiera de la primera frase para llegar a la última. Hicimos poemas, explicamos una forma inventada por Raymond Queneau en 1975 y cada concurrente hizo una. Más tarde hicieron una terina que es una adaptación de la sextina.

Eduardo Berti: -La sextina es una forma de la Edad Media recuperada por la Oulipo y muy retrabajada.

-Uno de los trabajos de la Oulipo es recuperar formas canónicas de otras épocas.

Paul Fournel: Recuperamos formas de nuestros “plagiarios por anticipación”.

EB: -Yo diría que más que formas canónicas lo que recuperamos son formas raras, un poco olvidadas como la sextina.

-¿Y el soneto?

EB: -El soneto es una “contrainte”, pero el objeto de la Oulipo es recuperar formas fijas que quedaron un poco a la vera del camino.

-Es difícil darse cuenta de cuál es la “fórmula” que subyace a textos de Calvino, de Benabou, Perec o de cualquier oulipiano. ¿Bajo la idea de la restricción y de la aplicación de las matemáticas se esconde la idea de cualquiera puede ser escritor? O, dicho de otra forma, si existen fórmulas que permiten armar un texto, en qué consistiría ser un escritor.

PF: -Si lo supiéramos, creo que no escribiríamos más. Ser un escritor es tratar de entender qué es ser un escritor. No hay dos que se parezcan. Cada uno tiene su camino, su trabajo. En cuanto a la restricción, el problema que está evocando es el del develamiento. A algunos autores oulipianos les gusta mucho explicar cómo hicieron su trabajo. Otros consideran, en cambio, que la restricción les sirvió para escribir pero que luego no tiene porqué aparecer. Yo creo, y esta es una opinión personal, que si una restricción puede ser utilizada por otros, hay que revelarla. En cambio, si está muy ligada a la creación de la obra, no hay porqué hacerla pública.

EB: -Luego viene otro debate: si se dice, ¿dónde se dice? ¿Se dice en el libro mismo, en el peritexto, en una entrevista? También está el modo en que se lo dice.

PF: -El ejemplo prototípico de esto es el libro de George Perec, La vida, modo de empleo. Al principio Perec no quería revelar cuáles eran las restricciones. En el 79, en la revista L´Arc develó el modo de construcción de uno de los capítulos y luego después de su muerte se publicó el “cahier des charges” cómo se construyó cada uno de los capítulos.

-¿Existen oulipianos espontáneos, oulipianos inconscientes?

PF: -Inconscientes no, porque Oulipo se trata de la conciencia. Sí hay escritores que no forman parte de Oulipo y que trabajan como oulipianos.

-¿Una forma poética como el soneto, un género o incluso una estética no son también un conjunto de restricciones?

PF: -El soneto sí es una restricción, pero no un género o una estética.

EB:- La idea básica de Oulipo es ser una caja de útiles que puede usar cualquiera. Y las restricciones que más me interesan son precisamente aquellas que pueden ser usadas en cualquier género. La misma contrainte puede ser usada para escribir poesía, para escribir novela, para escribir cuento o para probar formas nuevas que se articulan a partir de la contrainte y abandonan el eje tradicional del género.

-Cuando hablaba del género como restricción pensaba, por ejemplo, en la novela negra, en la que hay elementos que indefectiblemente tienen que estar y otros que no pueden estar.

PF: -En ese caso, cuando un género es probado y utilizado con esos elementos una y otra vez, creo que no se trata de una restricción, sino de una fórmula.

-Oulipo se creó en 1960 y se aclaró muy bien que no se trataba de un movimiento literario. ¿Esa afirmación sigue teniendo vigencia?

PF: -Sí, estamos en movimiento porque Oulipo es movimiento, pero no constituimos un movimiento literario. Al principio, durante los diez primeros años, era una sociedad secreta. Hoy somos una sociedad muy pública. Ese fue el gran cambio en los años 80 y 90. La apertura se dio por efecto de las publicaciones, por la multiplicación de las lecturas públicas y por los talleres que se han realizado en contextos muy diferentes.

EB: -El año pasado yo di talleres para chicos de 10 y 11 años con restricciones oulipianas. La maestra me decía que era muy difícil. Pero lo hicieron con restricciones muy complicadas y se divirtieron enormemente.

-¿Por qué Oulipo fue en un principio una sociedad secreta?

PF: -Porque creo que los fundadores no sabían muy bien hacia dónde iba, si iba a andar, si iba a ser interesante, si la actividad sería fecunda o no. Luego de diez o doce años de trabajo en 1970 o 1972, se dieron cuenta de que era interesante y que merecía ser compartido. Otra cosa que cambió es que en los años 70 una lectura de autor era un castigo y poco a poco los espectadores se fueron formando, se fue formando el gusto al punto que hoy hay mucha gente que solo conoce a Oulipo por vía oral. Nos convertimos en una suerte de trovadores.

-¿Hay también artistas plásticos en Oulipo? ¿Jacques Carelman formó parte de él?

EB: El único artista plástico que forma parte de Oulipo es Étienne Léocrart que es el responsable del Oubapo, Ouvroir de Bande dessinée Potentielle, es decir, de historietas. Del mismo modo, hay grupos de pintura, de música, de traducción, de cine, de erotismo, de pornografía y de política potencial. Hubo de novela policial. No son grupos asociados a Oulipo.

-¿Cómo es una sesión de Oulipo?

VB: – Nos reunimos cada mes. Desde 1960 ya hemos tenido más de 500 reuniones. Cada una de ellas está organizada con rubros bien definidos como la creación. Si no hay creación, la reunión queda anulada. Luego hay otros rubros, pero un tema muy importante es que siempre hay comida y bebida, no se puede prescindir de eso.

EB: -Y creación siempre va a haber porque Marcel Benabou siempre va a tener en su portafolios una creación.

-¿Cómo se incorpora un escritor a Oulipo, cuál es el criterio?

PF: Que sea un escritor, un matemático que pueda aportar algo que no tenemos y que nos gustaría tener. Incorporamos gente no porque se parezca sino porque se diferencie de nosotros. Además, incorporamos gente de todas las edades. El mayor tiene 100 años y el más joven, 28.

EB:- Cada vez empieza a haber más miembros nacidos después de la fundación del grupo.

-¿Cómo fue tu ingreso al grupo, Eduardo?

EB:-No lo sé, pero creo que debe de haber sido muy frustrante para ellos (risas). Recibí un mail escrito por Paul en el que me invitaba a ser miembro del grupo y pensé que se trataba de una broma, no de él, sino de alguien que había copiado el mail de Paul. Pero estaba muy bien escrito y luego tenía que ser él.

-¿Te preguntaste cuáles eran las razones de la invitación?

EB: -No sólo me las pregunté durante tres días y enloquecí a mi mujer, sino que le pedí a Paul tomar un café para preguntarle que esperaban de mí, casi como en las películas de Isabel Sarli.

-¿Y qué pretendían de vos?

EB: -Paul me contestó: “que nos sorprendas”, cosa que, por supuesto, no he logrado.

-Es que como premisa es bastante exigente.

EB:-Sí, es tratar de sorprender a los maestros de la sorpresa.

-¿Tu incorporación al grupo repercutió en tu escritura?

EB: -Sí, seguramente.

PF: -Quizá no ha cambiado, sino que ha expandido el campo de la escritura.

EB: -Tuvo dos consecuencias que veo muy claramente. Una es que he comenzado a escribir en francés sin abandonar el español, que no voy a abandonar nunca. Eso es una contrainte para mí. Además, comienzo a escribir textos que no necesariamente voy a publicar, pero si sé que voy a leer. Escribo un texto para la reunión del próximo jueves y eso es algo distinto.

PF: -La presencia de Eduardo nos aporta el español que no teníamos, un camino de búsqueda, nos trae también un imaginario borgeano y el trabajo de reelaboración que hace sobre los textos de los otros.

-Entiendo que Oulipo rechaza el concepto de “inspiración”.

PF: Sí, la inspiración sólo les llega a los que trabajan. Creemos que hay un 95% de transpiración y un 5% de inspiración.

-¿Existe una relación entre Oulipo y el estructuralismo?

PF: -La diferencia fundamental es que no son dos trabajos de la misma naturaleza. El estructuralismo hace un trabajo de compresión, de análisis sobre la estructura de la lengua. Nosotros producimos textos. Pero sí es cierto que Oulipo nació en ese período rico de la reconsideración de la gramática, de la estructura de la lengua. Hay marcas de esto, por su puesto, en la existencia de Oulipo.

-¿Por qué aclaran que no son un movimiento?

PF: Porque no somos una escuela literaria, no proponemos una estética. Nadie le diría a un miembro “tu libro no es oulipiano”. Nuestro trabajo consiste en fabricar siempre nuevas contraintes a partir de las cuales cada oulipiano hace sus obras y nuestra función termina ahí.

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