El PEN (Poetas, Ensayistas, Novelistas) es una asociación de escritores fundada en 1921 en Londres por la poeta y periodista Catherine Amy Dawson Scott. Su presidencia estuvo a cargo de escritores tan renombrados como el Nobel John Galsworthy, Joseph Conrad, George Bernard Shaw y H. G. Wells.
Una de sus finalidades es garantizar la libertad de expresión. Actualmente cuenta con más de 25.000 socios escritores y 149 sedes en todo el mundo, incluida la Argentina, lugar en el la que la escritora Luisa Valenzuela cuenta con un rol protagónico en la institución. 

Recientemente, Auster ha aceptado la presidencia en la sede de los Estados Unidos para 2018 como un modo de liderar la lucha de los escritores de eses país contra el autoritarismo de Donald Trump. Así lo reveló en una entrevista con The Guardian . Andrew Solomon es el actual presidente de la organización. Auster fue anteriormente vicepresidente de la institución pero eligió ponerse al hombro la presidencia en 2018 porque dice que no podría vivir con su conciencia si no hiciera algo contra las políticas de Trump. . “Desde que Trump ganó las elecciones he intentando pensar cómo viviré mi vida los próximos años”, afirmó. “Estoy absolutamente atónito de que hayamos llegado a este punto. Estas elecciones han sido lo más escandaloso que he visto en el mundo político en toda mi vida», Auster señaló que las revelaciones sobre las intervenciones de hackers rusos en las elecciones estadounidenses fueron “casi como una declaración de guerra sin balas” y que lo llevaron a pasar a la acción.

La noticia de que será presidente del PEN coincide con otra: el nuevo gobierno ha decidido suprimir la dotación nacional para las artes (NEA, por sus siglas en inglés) y para las humanidades (NEH). Actualmente, ambas cuentan con un presupuesto anual de poco más de 140 millones de euros.
La NEA ha financiado el inicio de las carreras de más de 60 escritores premiados, incluidos Jonathan Franzen y Annie Proulx. El dinero que el gobierno se ahorrará equivale a menos del 0,000075% del presupuesto nacional anual de 3,65 billones de euros, según la Oficina de Presupuesto del Congreso. 

En tres días Auster cumplirá 70 años y se declara «poseído» por la escritura, hecho al que considera «un acto de libertad y una cuestión de supervivencia». Sin esperar la fecha justa de su cumpleaños, hoy ya ha comenzado a festejar la aparición de 4321, su última novela.
El libro debería haber llevado por título el nombre de su protagonista, Ferguson, pero en el proceso de escritura tuvieron lugar manifestaciones contra la violencia policial por la muerte de un afroamericano en la ciudad de Missouri. «Ferguson se convirtió en un triste ejemplo de racismo en Estados Unidos, y (el nombre) no abandonará esta lengua. Por eso, no podía escribir un libro que se titulara ‘Ferguson’. Resulta extraño que fuera justo ese nombre, con todos los que existen en el mundo. Me ha sucedido varias veces que los propios acontecimientos y sus consecuencias, de una manera egoísta, me dejan atónito», declara Auster a la agencia alemana DPA. 

Auster, que desde siempre escribe a mano y tipea en la máquina de escribir, explicó que en su trabajo como creador, logra completar una página al día. «Dos si tengo suerte; a veces, sólo media. Pero si eres constante, las páginas se van amontonando».
Nacido en Newark, cerca de Nueva York, en 1947, el escritor que es hijo de inmigrantes judíos se convirtió en uno de los escritores estadounidenses más populares y exitosos de su generación. Su amplia obra está integrada por novelas, poesías, ensayos, guiones para películas y dos libros autobiográficos: Diario de invierno e Informe del interior.

Sus historias están dotadas de un sugerente lenguaje, observaciones psicológicas y conclusiones filosóficas.
La escritura «es un proceso orgánico y totalmente inexplicable. Todo viene de dentro, del inconsciente. En algún momento, algo aparece. La mayoría de las veces son personajes que deambulan por mi cabeza y, cuanto más me ocupo de ellos, más claras se vuelven las historias que les pertenecen», apunta. Sus libros se traducen a decenas de idiomas y en Europa es aún más popular que en casa.