Hay nombres en la historia de la literatura cuya sola mención alcanza para representar no sólo a toda una época, sino a un momento determinado de la historia de una lengua. Los ejemplos más claros y notables son los de William Shakespeare y Miguel de Cervantes, considerados epítomes y padres de las letras inglesas y españolas, sino máximos exponentes históricos en el uso de dichas lenguas. Algo así ocurre con el poeta y dramaturgo Federico García Lorca, tal vez el nombre más importante y universal de la poesía en lengua española del siglo XX, de cuya trágica muerte se cumple mañana el 80º aniversario. O al menos eso se supone.

Porque García Lorca fue fusilado apenas un mes después de que una conspiración militar se sublevara contra el gobierno democrático de la 2º República española, constituído a comienzos de 1936, dando comienzo a la Guerra Civil que se prolongó hasta abril de 1939, diezmando la vida política, social y cultural de la nación ibérica. Sin embargo, aunque se ha llegado al consenso de que su asesinato se produjo en la madrugada del 18 de agosto de 1936, todavía existen discusiones al respecto y opiniones que ubican al crimen un día antes o un día después de dicha fecha. Quisieron los hombres y el destino que su nacimiento y su asesinato se produjeran en Fuente Vaquero y Alcafar, dos pueblos vecinos de la comarca de Vega de Granada, en la provincia de Granada, y es por eso que el monolito granadino que se alza justamente en Alfacar, creado para homenajear al poeta y a las otras tres personas que fueron fusilados con él aquella madrugada, hoy volverá a cubrirse de flores para conmemorar las ocho décadas del crimen que apagó su vidas de forma prematura.

García Lorca había nacido el 5 de Junio de 1898 y tenía apenas 38 años al momento de su muerte. 80 años después sus restos continúan sin aparecer, junto con los de otras más de 100 mil víctimas de la dictadura encabezada por el generar Francisco Franco, que se extendió desde el final de la guerra hasta su muerte ocurrida el 20 de noviembre de 1975. Más de 100 mil desaparecidos a los que el estado español aún hoy les sigue negando justicia y una reparación oficial.

Aunque fue poeta, dramaturgo y prosista, García Lorca es recordado sobre todo por su obra poética y teatral, géneros en los que es considerado el autor de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo XX. Un elogio para nada menor, teniendo en cuenta que fue contemporáneo de poetas célebres como el nicaragüense Rubén Darío, el chileno Pablo Neruda, el peruano César Vallejo, la argentina Alfonsina Storni y sus compatriotas Antonio Machado, Rafael Alberti y Miguel Hernández, o de dramaturgos de la talla de los españoles Alejandro Casona y los argentinos Leopoldo Marechal o Armando Discépolo. Piezas como La casa de Bernarda Alba, Mariana Pineda, La zapatera prodigiosa, Bodas de sangre, Yerma y Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores se convirtieron ya desde su estreno en clásicos instantáneos del teatro iberoamericano. En tanto que su obra poética reúne piezas claves de la poesía española, como su Oda a Salvador Dalí, el popular Romancero gitano, Poeta en Nueva York, Sonetos del amor oscuro y Llanto por Ignacio Sánchez Mejías.