La Biblioteca  y Librería Popular Inclusiva (ByLPLI) es un emprendimiento social y cultural de características singulares. Su sede estará ubicada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, más precisamente en Camarones 2876, pero tendrá interacción con organizaciones de todo el país. Tiempo Argentino dialogó con su coordinador, Federico Baggini, quien explica las características y alcances del proyecto.

-Entiendo lo que es una biblioteca popular, pero no tengo claro qué es exactamente una librería popular. ¿Cuáles son las características de este tipo de biblioteca?

-Tiene que ver con la misma lógica que maneja una biblioteca para la comunidad, con precios institucionales y una cuota societaria muy baja. Vamos a tener libros a menor costo, vamos a ofrecerte conseguir el libro de que necesitás si no lo tenemos, va a ser un espacio de librería en el que va a funcionar un formato particular: nosotros te prestamos un libro de la librería, si lo querés comprar, lo pagás. Si no, vos pagás el valor del libro y, cuando lo devolvés, por supuesto en buenas condiciones, te devolvemos el valor que pagaste.

-¿Si pido prestado un libro tengo que pagar por él?

-Te doy un ejemplo. Si vas a la biblioteca, hay una cuota societaria. Pagando esa cuota podés llevarte libros a tu domicilio. En la librería lo que ofrecemos es que si, por ejemplo, un libro está a mil pesos y vos lo pagás, pero si no te querés quedar con el libro porque no te interesó o por otro motivo, siempre que el libro esté en las mismas condiciones en que te lo dimos, podés devolverlo en un lapso de 30 días y nosotros te damos el dinero que pagaste.

-¿Cómo se concreta en el proyecto el concepto de literatura inclusiva?

– Ese concepto abarca un amplio espectro. En realidad preferimos el término “integrar” más que “incluir”. Lo que entendemos por inclusión o integración son varias cosas. Va a ser un espacio en el que va a haber material de todo tipo, material que, básicamente, no es negacionista de ninguna realidad y al que pueda acceder toda persona lectora, ya sea cis, trans, no binaria, como así también personas con discapacidad visual o auditiva. El espacio va a estar adaptado a todo tipo de asistencia. Por otra parte, allí van a trabajar personas trans o que salen de un contexto de encierro. Las personas que estuvieron presas y salen son las que tienen más dificultades para conseguir un empleo e incluso para intentar un emprendimiento propio, porque salen sin nada, excepto con un estigma. Nosotres vamos a ofrecerles la oportunidad de tener una fuente laboral genuina  bajo la lógica del trato digno en el espacio de una biblioteca y librería, donde trabajarán como monotributistas una determinada cantidad de horas por una remuneración.

-¿Existen proyectos de este tiempo en el país o este es el primero?

– No, en Argentina no existen proyectos donde se misturen dos poblaciones vulneradas en un mismo espacio de trabajo sin fines de lucro y desde una lógica que no es estatal ni privada. Somos el primer espacio que hace esta propuesta.

-¿Quiénes impulsan este proyecto?

-Este proyecto comenzó hace tres años, pero en los últimos meses comenzó la gestión que lleva a cabo un grupo de 18 personas que participamos activamente, 7 personas que colaboran y otras 5 que ayudan en la difusión virtual. Las 18 personas que estamos volcadas al proyecto comenzamos hace 5 meses a trabajar en la generación de una identidad, en el logro de una consolidación grupal y en la refacción tanto de muebles como de la casa donde se aloja el proyecto. También trabajamos en la generación de acuerdos ideológicos. Por supuesto que si no hay acuerdos ideológicos aprenderemos a convivir con eso.

– En la información que recibí figuraba el espacio ECUEN. ¿De qué se trata?

-El ECUEN es el Espacio de Encuentro Envolvente. Es una idea que me surgió en 2018 y que hasta mayo de este año estuvo atravesada por distintas etapas y grupos. Luego nos atravesó la pandemia y decidimos postergarlo un año. Este año lo retomamos con más personas. En ese espacio se ofrecerán talleres de formación en oficios, servicio de contención y acompañamiento en distintas problemáticas como infancias, gerontismo, violencia institucional, géneros, situación de calle, salud mental, consumo problemático, contexto de encierro, etcétera. Si bien el espacio tiene una perspectiva cultural muy fuerte, el ECUEN es el área netamente social del proyecto porque es el espacio a través del que vamos a ofrecer contención, asesoramiento, acompañamiento y apoyo a diferentes poblaciones vulneradas con distintas problemáticas. Lo haremos a través de 10 organizaciones sociales especializadas en temas específicos. Nosotros les cedemos el espacio físico para que puedan tener  una sede o una subsede y que puedan recibir consultas, que la gente pueda acercarse, consultar, asesorarse y recibir contención de parte de personas idóneas. Además, haremos un nodo de entrega de bolsones agroecológicos, vamos a tener un centro de acopio relacionado con todo lo que es sustentabilidad en el que recibiremos pilas, vidrios, artefactos que no funcionen o estén en desuso, plásticos, es decir, todo tipo de cosa que se pueda reciclar y llevaremos  ese material a organizaciones que se ocupan de eso. Hemos hecho, además, una articulación  con el Centro Cultural de Artes del Movimiento y tendremos una subsede en nuestra casa y el Centro tendrá una subsede nuestra en la suya.

-¿Cómo se mantiene el local donde funciona?

-Somos muchas personas que hacemos un aporte pequeño y con eso ya podemos cubrir el alquiler.

-¿Ya tienen un fondo de libros para ofrecer o eso se irá dando con el tiempo?

-No, ya tenemos alrededor de 6.000 títulos para la biblioteca, y para la librería ya contamos con la colaboración de 12 editoriales independientes, medianas y pequeñas, que nos han dado en consignación libros que son de un valor y una calidad impresionantes. En estos meses nos han ayudado muchas personas. Si hiciéramos una lista de la ayuda que hemos recibido, sería larguísima. Todo se ha dado de una manera muy sinérgica. Cuando necesitábamos algo, a la semana siguiente alguien lo donaba. Parece algo casi esotérico. Aún no tenemos el reconocimiento de la CONABIP como biblioteca popular y, en consecuencia, tampoco por la Dirección General del Libro, porque esos son trámites que pueden llevar varios meses. Por esta razón no recibimos ningún tipo de subsidio de parte del Estado. Por el momento vamos a atender nosotres y cuando podamos reunir el dinero necesario, comenzaremos a contratar a personas que tengan un sueldo. Todo lo hacemos a pulmón.

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