En 2008, Hernán López Winne y Víctor Malumián lanzaban  un proyecto editorial, Ediciones Godot, una tarea riesgosa  tanto por los cimbronazos económicos que suelen darse en la Argentina como por dificultades propias de una editorial independiente.  Hoy Godot se ha consolidados y sigue creciendo  con un catálogo pensado en base a la calidad y no a las posibilidades de venta inmediata. Las ediciones cuidadas, los títulos y las traducciones propias constituyen para este sello las mejores estrategias de venta. Pero también la conformación de una distribuidora con otros sellos independientes. Este es un punto clave que suele constituir una desventaja seria respecto, sobre todo, de los grandes grupos, ya que la restricción en la llegada a las librerías de todo el país y la dificultad para reponer ejemplares significa tener una menor cantidad de lectores.

“Creemos en la cultura como una apuesta ideológica, y apuntamos al cuidado del libro no solo como producto cultural sino también como objeto estético.”  Esta fue y continúa siendo su apuesta programática.

A más de una década de su fundación, Godot  sigue  enriqueciendo su catálogo con libros que buscan lentamente su propio lector.

Su proyecto más reciente es el inicio de la colección  Stefan Zweig, un autor que es un clásico de clásicos. Para su lanzamiento han sacado tres títulos a la vez: Los ojos del hermano eterno, Una partida de ajedrez y Carta de una desconocida.

Vìctor Malumián le contó a Tiempo Argentino el porqué de esta apuesta y habló de las estrategias de la editorial no solo para mantenerse en el mercado, sino para ampliar un catálogo basado en la calidad y no en la venta inmediata y explosiva de libros que son viejos apenas salen de la mesa de novedes.

-¿Por qué eligieron la publicación de Stefan Zweig?

-Creemos que es uno de los pocos autores que ha logrado combinar una gran masividad con una gran calidad literaria. Eso es parte de lo que caracteriza a los clásicos, que tienen diferentes niveles de lectura, diferentes niveles de intertexto y cada lector responde a la historia en base a sus lecturas previas. Puede seguir la trama de manera lineal y también reponer el contexto histórico o criterios propios.

-¿Hay un hilo que una los tres títulos?

– Los tres libros salen juntos porque tienen un hilo conductor que es la libertad y la soledad. En el caso de Una partida de ajedrez, que nara hay un viaje muy largo en un barco que sale de Nueva York a Buenos Aires. Lo viajes largos tienen en sí algo de reclusión. El protagonista está recluido por la fuerza de un otro, la definición más cabal de la otredad. Los ojos del hermano eterno es la historia de una persona que imparte justicia en un reinado y que recluye en la cárcel a la gente como castigo. Pero esto cambia y pasa a ser él el recluido en un bosque. De nuevo la soledad y la reclusión juegan un papel  fundamental. Carta de una desconocida habla de una mujer que le escribe una carta al hombre que siempre admiró y que luego se sabrá que el padre de su hijo. La diferencia de clases sociales cercenó totalmente su libertad. En las tres novelas la reclusión, la libertad y la soledad juegan un rol fundamental. Pero, más allá de esto, que es una interpretación, las novelas no dialogan entre sí.  

-¿Cuáles serán los próximos títulos?

Mendel el de los libros, Veinticuatro horas en la vida de una mujer y su autobiografía.  Aunque en las solapas anunciamos 10 títulos, nuestra idea es publicar toda la obra de Zweig.

Todas las obras están retraducidas, ¿no es así?

-Sí, la traducción es de Nicole Narbebury. Hay en nosotros  una mirada en torno a la traducción latinoamericana porque muchos de los autores de este estilo nos llegan con traducciones españolas. No son ediciones accesibles, no son traducciones ideales para los latinoamericanos y latinoamericanas. Nosotros tenemos una mirada de intervención cultural que creemos que hace más accesibles  a los autores clásicos.

-¿Qué otras incursiones en la ficción tienen previstas?

-El mes que viene sale Dublineses de Joyce en una edición muy especial  porque viene con un troquelado, con un papel diferente. Es un libro objeto bastante particular y con una traducción hecha por un autor, lo cual es una diferencia porque un traductor que es autor tiene otra mirada. Ya habíamos sacado en el rubro ficción Zazie en el metro de Raymond Queneau, la trilogía de Beckett, Flaperas y filósofos de Scott Fitzgerald . Creemos que el mayor aporte de  originalidad en cuanto a la traducción lo hacemos con el ensayo. Rareza Geográficas, de Oliver Marchon está en los rankings de venta todo el tiempo y la traducción es nuestra.  El silencio, de John Biguenet es un libro al que le está yendo muy bien y también la traducción al español es nuestra. Renata Salecl está entre las 39 filósofas más importantes de Europa y en España la está publicando Galaxia Gutenberg, pero nosotros hicimos nuestra traducción propia. Cuando se trata de clásicos modernos también hacemos ediciones muy cuidadas. A veces hay ediciones que para abaratar costos usan tipografía muy chiquita o les sacan algunas partes y creemos que así nadie los disfruta.

Creo que hoy hay un fenómeno recurrente del que ustedes forman parte. Las editoriales independientes están publicando bastante en el momento más crítico de la industria editorial argentina. Publican, además, títulos que pueden vender a largo plazo, pero que no son de venta inmediata, que no tienen que ver con la coyuntura, con la oportunidad. ¿Cómo se explica ese fenómeno? En el caso de ustedes, siempre apuestan a las ediciones cuidadas, con un buen diseño de tapas ¿Ese es el secreto o hay otro?

-No sé si hay un secreto. Que la tapa sea buena y te invite a la lectura es importante porque es lo que hace que alguien mire un libro en la mesa de novedades. Cuando recién comenzamos, muchas veces hacíamos libros con una tipografía más chica y nosotros mismos observábamos que alguien levantaba un libro editado por nosotros, lo abría y lo dejaba porque la tipografía era chica y eso no facilita la lectura. Esas son cosas que uno va aprendiendo con el tiempo. Respecto de la pregunta en particular no tengo una respuesta definitiva. Creo que las editoriales pequeñas  no necesitan sacar 20.000 ejemplares para sobrevivir porque tienen estructuras chicas. Sería bienvenido que pudiéramos, pero no es posible en este momento y ganar plata no es nuestra ambición. Por eso, mientras todo funcione y podamos sacar un sueldo para vivir está todo bien. Eso hace que te puedas concentrar en títulos y segmentos que a las grandes empresas no les sirven porque no rinden en venta de ejemplares lo que ellas necesitan para pagar costos. Nosotros, en cambio, podemos sacar 1.000, 2.000 o 3.000 ejemplares y que eso se vaya vendiendo en un año o dos y seguir con nuestro ritmo de publicación normal. Si sacás 60 novedades por mes como las editoriales grandes, no hay margen para darle bola a cada una de las 60 novedades, ni para pensar a qué periodista le puede interesar ese libro, qué tipo de presentación original podés hacer, qué acciones en redes planteás para que los lectores lo conozcan. Son lógicas distintas. Sacar un montón de libros es para cubrir espacios que son competitivos pensando en grandes volúmenes de venta. Te pongo un ejemplo viejo. Cuando salió Cincuenta sombras de Grey, el primero que sacó eso y la pegó rompió todos los esquemas con las ganancias, al segundo le fue bien, al tercero más o menos y a partir de ahí los libros fueron a picarse. Esos libros tienen una trayectoria corta y luego son un lastre en el depósito, un gasto a nivel financiero porque cuentan como capital invertido y hay que pagar impuesto sobre eso. Las editoriales más pequeñas tienen otra lógica. Por ejemplo, con el libro de la filósofa Renata Salecl apostamos a que tenga una presencia en librerías y en la cabeza de los lectores. Por eso, aunque estuviéramos sacando el cuarto libro, al primero no lo podemos picar porque estamos apostando a que alguien quizá la descubra con el cuarto libro, lo fascine tanto como a mí y busque entonces los libros anteriores.  Eso es lo que nos pasa a los lectores y las lectoras. Cuando descubrimos algo que nos fascina  nos preguntamos qué más escribió ese autor y lo buscamos.  Nosotros apuntamos a lograr que una novedad retroalimente al resto del catálogo.

-¿Qué estrategias funcionaron bien a nivel comercial?

-Nos ayudó muchísimo armar la distribuidora, Cuando armamos Carbono que distribuye también a Sigilo, a Gourmet, a Leteo y a Barrett, fue muy bueno.  Nuestros catálogos son de venta por goteo por lo que es muy importante que haya ejemplares de cada uno en las librerías. Por eso no nos sirve una distribuidora enorme que tenga un montón de sellos que privilegie las novedades que van a tener más venta porque de esa forma nosotros nunca vamos a crecer. Ojalá me equivoque y vendamos 100.000 libros, pero lo más probable es que no pase. Por eso necesitamos una distribución milimétrica, que haga que todas las librerías que son nuestras aliadas siempre tengan nuestros títulos y que lo puedan reponer rápido. Para nosotros armar la distribuidora con otros sellos chicos fue fundamental, fue un antes y un después. Hoy es una tendencia que se agrupen editoriales pequeñas y formen una distribuidora. Por ejemplo, Coma cuatro distribuye a Cactus y Caja Negra; La sensación, la Coop… Cada vez hay más distribuidoras de estilo cooperativista en las que los sellos se ayudan entre ellos con muy buenos resultados.