Hay nombres que son una marca. Cuando alguien dice Borges, por ejemplo, no hace falta que se aclare nada más: nadie necesita que le expliquen el colosal universo que evoca su mención. Maradona, Picasso, Hitchcock, Lennon, Freud. Son nombres que han conseguido convertirse en marcas y no solo en el sentido más prosaico de la palabra. También se trata de avatares que evocan la huella que sus dueños dejaron en las diferentes capas de la cultura popular. Un sello que garantiza una determinada calidad o alude a un conjunto de cualidades concretas. Una muesca en la historia. En esa misma categoría podría entrar Stephen King. O Stephenking, que es como lo pronuncia todo el mundo, porque su nombre y apellido se han vuelto indivisibles a la hora de invocarlo. Se trata del amo de los sustos, del maestro del terror, un hombre predestinado por su apellido a convertirse, fatalmente, en rey: el Rey del Miedo.

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Dueño de una de las obras literarias más prolíficas y populares de la historia (lleva vendidos más de 350 millones de ejemplares de sus más de 60 libros, y contando), King se ha convertido en uno de los mayores exponentes de la literatura fantástica en general, y del género de terror de forma más específica. Sus novelas y sagas como El resplandor, It, Carrie, La torre oscura o Misery coinciden no solo en su capacidad para superar cuanto record de ventas se les ponga adelante. Su conjunto también le da forma a un manifiesto que establece cómo debe contarse una historia para estremecer hasta al lector más valiente. Y eso se debe a su habilidad para capturar los miedos colectivos en relatos que siempre conmueven de forma individual. Una efectividad que no pasó inadvertida para otra industria cultural masiva, la del cine. Desde que en 1974 publicó Carrie, su primera novela, fue amor a primera vista: la estupenda adaptación realizada por Brian De Palma se estrenó apenas dos años después con una repercusión enorme. A partir de ese momento la obra de King y el cine se volvieron inseparables, alumbrando película tras película, algunas de ellas inolvidables. Alcanza un dato para entender la magnitud del vínculo: según el sitio Imdb.com, la obra de King ha sido adaptada al cine o la televisión 347 veces, 30 de las cuales aún no se han estrenado.

Las películas de Stephen King

Stephen King
El resplandor (1980), de Stanley Kubrick.

De abordar los mejores momentos del romance entre el Rey del Miedo y la Fábrica de Sueños se ocupa el libro El reino del miedo. Stephen King en el cine (Cuarto Menguante Ediciones). En sus páginas un grupo de especialistas en su obra, en cine, o en ambas materias al mismo tiempo, se dedican a analizar algunos de los títulos más notorios que alumbró el cruce entre ambos mundos. Un recorrido que es rico no solo por las características de la obra del escritor, sino porque quienes se ocuparon de realizar el traspaso a la pantalla fueron algunos de los cineastas más notables de los últimos 50 años. Una lista que comienza con el citado De Palma, quizás el más destacado de los hijos putativos de Alfred Hitchcock, y que también integran Stanley Kubrick (El resplandor), John Carpenter (Christine), David Cronenberg (La zona muerta), Rob Reiner (Cuenta conmigo y Misery) y que cuenta con presencia argentina: Andy Muschietti, director de la exitosa versión de It, estrenada pocos años atrás A partir de estos y otros hitos, los textos abordan la relación intensa e íntima, aunque no siempre feliz, que el escritor trabó con sus adaptadores. Es famoso el rechazo que King manifiesta por la versión que Kubrick filmó de su novela más popular, pero que también terminaría siendo la más famosa de las películas basadas en sus libros. Un recorrido que será grato para quienes gusten de la prosa del popular escritor y de sus adaptaciones cinematográficas, pero que al mismo tiempo será una oportuna guía para los no iniciados. Solo es cuestión de enfrentar el miedo.