Es cierto que los cuadros de pintores famosos no forman parte de la canasta familiar, pero al igual que los productos de supermercado en Argentina, sus precios están por las nubes. La famosa casa de subastas Sotheby’s de Nueva York, remató «Las chicas del puente» del maestro del expresionismo Edvard Munch en 54, 5 millones de dólares. El precio es el más alto que ha alcanzado una obra del pintor luego de su cuadro emblemático El grito, conocido en todo el mundo.

La obra rematada fue pintada en el año 1902 y fue subastada por primera vez hace ocho años cuando alcanzó los 30, 8 millones de dólares. Una de las cuatro versiones de la emblemática obra El grito, considerada la mayor obra del expresionismo, fue subastada en 2012 por la cifra récord de 119, 9 millones de dólares.

Curiosamen te, durante la misma subasta se remataron dos obras de Pablo Picasso que no treparon a las alturas de la obra de Munch. El pintor y la modelo (1963) fue vendida en 12, 9 millones de dólares, mientras que la escultura Cabeza de mujer, en 8, 5 millones de dólares.

Si viviera el  crítico del periódico local que en vida de Munch escribió que sus obras se parecían «a un  guiso de pescado en salsa de langosta”, seguramente se preguntaría por qué puede un guiso resultar tan caro o, si fuera algo más autocrítico, se preguntaría por qué fue tan miope que no pudo percibir que en Munch se estaba gestando una gran renovación pictórica totalmente alejadas de las convencionales pinturas realistas que se aceptaban en ese momento y en Oslo -en ese entonces la ciudad se llamaba Cristianía- como supremas obras de arte. Lo mismo sucedería con los críticos nazis que incluyeron varias de sus obras en lo que llamaron «arte degenarado».