Mar del Plata, la ciudad turística por excelencia de la Argentina, fue desde sus orígenes y continúa siendo hoy, un reflejo del país. El Museo Mar, ubicado en esa ciudad, acaba de inaugurar la exposición fotográfica Tres miradas sobre Mar del Plata, que la muestra, precisamente, en tres momentos distintos de su historia y a través de tres lentes diferentes: el de Annemarie Heinrich que registra la ciudad de los años 50, el de Ataúlfo Pérez Aznar, que la muestra en los años 80, y el de Alberto Goldenstein que capta imágenes de 2001, año que será recordado como uno de los más críticos de la historia nacional.

La Muestra cuenta con la curaduría de Andrés Duprat, director del Museo Nacional de Bellas Artes y está organizada por el Ministerio de Cultura de la Nación, el Ministerio de Producción e Innovación Tecnológica, con el auspicio del Fondo Nacional de las Artes y el apoyo de la Embajada de Alemania en Buenos Aires y de la asociación Amigos del Bellas Artes.

La inauguración coincidió con la reapertura del museo luego de los nueve meses durante los que permaneció cerrado. En esa oportunidad, el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, expresó: “Nací en esta ciudad hace más de 60 años, la vengo descubriendo y redescubriendo y ver las fotografías de esta muestra es un nuevo descubrimiento a través de la mirada del otro”. También señaló la importancia de la expresión artística en la vida social y aseguró que “la reapertura de los museos, las salas de teatro y la vacunación nos esperanza y nos coloca frente a un nuevo horizonte.”

En la selección realizada por Duprat intervinieron también la hija de Heinrich –Alicia Sanguinetti- Pérez Aznar y Goldenstein.

En la página oficial de MAR Duprat dice acerca de la muestra: “Cada una de las series retrata aspectos de la vida cotidiana en Mar del Plata aunque indefectiblemente, aún sin proponérselo, tienen como trasfondo momentos claves de la historia argentina: El turismo social impulsado por el primer peronismo en los años 40 y 50 y la visibilización de la clase trabajadora (Heinrich); el pasaje de la dictadura a la democracia en los años 80 (Pérez Aznar), y la crisis política y económica de 2001 (Goldenstein).”

“El conjunto de fotografías de estos tres artistas revela la metamorfosis de la ciudad, las transformaciones del paisaje urbano y los cambios en las costumbres sociales. Sin embargo, también nos permite constatar las continuidades, lo inalterable, aquello que logra traspasar el tiempo como las invariables geográficas: la playa y el mar.”

La fotógrafa nacida en Alemania en 1912 y nacionalizada argentina, que se hizo famosa por los retratos que realizó de diversas figuras de la cultura, muestra en este caso tanto rostros como objetos propios del lugar, desde sillas playeras a redes de pescadores. Durante la década que va del 40 al 50 logró imponer un estilo propio en producciones de cine, teatro, radio y fotonovelas. Falleció en 2005 luego de una carrera exitosa que se prolongó por 60 años.  

“En el caso de Annemarie Heinrich, afirma Duprat, sus vistas acompañaron el proceso de transformación marplatense desde la estética señorial con la que el balneario había sido concebido –una suerte de Biarritz sudamericana para familias de clase alta- hacia una urbe compleja y plural, capaz de acoger a todas las clases sociales con sus hoteles sindicales y la proliferación de construcciones accesibles a partir del turismo social impulsado en los años 40 y 50.”

Por su parte, Pérez Aznar le dice a Tiempo Argentino: “Aunque el curador seleccionó mis fotografías de la década del 80, mi trabajo fotográfico sobre Mar del Plata ha sido permanente. Ya he publicado dos libros, uno en el 88, otro en el 2000 y justo cuando se produjo la pandemia estaba por entrar en prensa el libro con el que doy por cerrado el trabajo, que tiene 149 fotos. Para mí Mar del Plata es una metáfora de la Argentina. Tengo un vínculo muy estrecho con Mar del Plata, voy desde que nací.  Mi padre fue el fundador de la Universidad de esa ciudad. Me siento muy ligado aunque en determinados momentos detesté ciertas cosas de ella como las multitudes en las playas. Pero luego de mi adolescencia y después  de haber estudiado antropología, me fascinó porque creo que en esa ciudad se dan todas las variantes del argentino. La fotografié en todas las estaciones y registré tanto el bullicio de los veraneantes como la soledad del invierno.”

“Mis fotos –agrega- son muy grandes, tienen más de un metro. En ellas muestro retratos y un poco el entorno porque me interesa destacar que se trata de Mar del Plata, por lo que muestro elementos emblemáticos de la ciudad, pero se trata fundamentalmente de personajes, la mayoría en primeros planos o planos medios. Utilizo una cámara analógica. En los últimos años he hecho fotos con cámaras digitales, pero las guardo para mí, no las expongo. Cuando comencé a mostrar mis trabajos de Mar del Plata, la imagen que se tenía de la ciudad era la de las revistas Gente y Siete días, chicas lindas en bikini. La gente me criticaba mucho, se sentía ofendida porque mostraba cosas “feas”. Por ejemplo, en esta muestra hay una foto de una mujer grande que tiene el corpiño puesto debajo de la malla. Cuando yo era chico, en la década del 60, eso era algo muy común, las mujeres grandes se ponían el corpiño debajo de la malla.”

Las fotos de Alberto Goldenstein son las únicas de la muestra hechas en color. En 2001, momento en que registra la realidad marplatense, “la Feliz” no era tan feliz, como tampoco lo era el resto de la Argentina. Sus fotos se caracterizan por los grandes contrastes, que van de los lugares desiertos a las playas en donde la gente se agrupa sin dejar ni un espacio libre. También muestra vistas panorámicas y rincones casi escondidos, chalecitos de familias prósperas y enormes torres de departamentos que le van imponiendo a la ciudad veraniega un fisonomía distinta.  

La muestra se puede ver hasta el mes de junio en el Museo Mar, Avenida Félix Camet 800, Perla Norte, Mar del Plata. La entrada es gratuita con reserva previa a través de la web del museo.