El baile es un elemento fundamental dentro de las estructuras de todas las culturas ancestrales del mundo: no hay humanidad sin danza. Todas las tradiciones la incluyen y su historia la ha hecho avanzar desde el sentido ritual que tenía para las tribus primitivas, hasta su función meramente lúdica con que se la desarrolla en discotecas y salones de baile. Entre ambos extremos está el arte, la danza convertida en disciplina, en un canal expresivo que transforma a los movimientos humanos en una expresión sublime. Tal vez la danza clásica sea la versión más acabada de ese arte en el que la gracia y la delicadeza se combinan con la potencia física y la espectacularidad. Quienes decidan acercarse este sábado 5 de octubre hasta el ND Teatro para ver una nueva presentación de la compañía Buenos Aires Ballet, creada y dirigida por el primer bailarín del Teatro Colón Federico Fernández, podrán confirmarlo.

Integrada por algunas de las figuras más importantes del cuerpo de ballet del Colón, como la primera bailarina Macarena Giménez y la solista Camila Bocca, los espectáculos del Buenos Aires Ballet combinan fragmentos de piezas clásicas muy populares con obras creadas ad hoc por algunos de sus miembros. La de este sábado a las 21 será la cuarta función que la compañía brinda en lo que va del año en la sala de la calle Paraguay 918. El equipo cuenta con la colaboración de un grupo de actores y músicos independientes y se completa con las bailarinas Ludmila Galaverna, Eliana Figueroa, Rocio Prina y Julieta Zabalza, y los bailarines Emanuel Abruzzo, Jiva Velazquez, Facundo Luqui, David Gomez, Emiliano Falcone y Maximiliano Iglesias.

Fernández, que se desempeña como primer bailarín del primer coliseo argentino desde hace casi 15 años, creo Buenos Aires Ballet a partir de la necesidad personal y profesional de mantenerse activo. “El inicio del proyecto tiene que ver con una necesidad de hacer más funciones. En aquel momento no se estaban realizando muchas en el teatro Colón”, comenta el artista. “Hubo épocas en las que con el ballet del Colón hemos hecho apenas 18 o 20 funciones anuales. Y en esos términos es muy difícil generar un crecimiento artístico y profesional en un bailarín. Por eso buscamos la forma de poder llegar al escenario más veces por año”, resume Fernández.

-¿Cuánto representan 20 funciones anuales si se lo compara con otros teatros del mundo de la calidad del Colón?

-Muy poco. Los cuerpos estables de ballet de los principales teatros del mundo tienen alrededor de 200 funciones anuales. Y en el Colón, teniendo absolutamente todo, a veces hemos llegado a 20, que es absolutamente nada. Eso por suerte fue cambiando y en la actualidad el teatro hoy tiene entre 45 y 50 funciones anuales de ballet, qué sigue siendo muy poco pero es mucho más de lo que teníamos con gestiones anteriores. Entonces el Buenos Aires Ballet tiene que ver con esa necesidad de salir a los escenarios y llevar la danza lo más lejos posible de la ciudad y poder ir a donde el ballet jamás llega

-¿Qué repercusión obtienen las presentaciones del Buenos Aires Ballet?

-Nos va bastante bien, tanto dentro como fuera de la capital. Hacemos una función al mes (o cada 45 días), dónde lo que se recauda se utiliza para pagar el alquiler de la sala, de los vestuarios y para cubrir el caché de cada bailarín al que invito. Claro que con eso no alcanza para cubrir el alquiler de tu casa o pagar los impuestos. Ayuda, sí, pero no alcanza para que una persona pudiera mantenerse con lo que gana en las producciones de Buenos Aires Ballet. Es decir que Buenos Aires Ballet no podría mantenerse si quienes la integramos no tuviéramos esos sueldos nuestros sueldos en las compañías oficiales a las que pertenecemos.

-¿Se trata entonces de un proyecto que funciona con una estructura cooperativa?

-Te diría que es un emprendimiento que funciona de manera democrática, pero no cooperativa. Buenos Aires Ballet es una idea personal que yo mismo produzco y dirijo. Es decir que si alguien pierde en algún momento, ese soy yo. No aceptó que ninguno de los bailarines a los que convocó tenga que poner plata de su bolsillo y cada uno cobra su caché. El único que va riesgo soy yo y esa es la idea: generar trabajo que represente un poco más de dinero que nos ayude a llegar a fin de mes.

-Pero aunque es un emprendimiento personal y privado, también cumple con el rol de llevar la danza a los lugares donde no llegaría de otra forma. ¿No existen instancias donde sea el estado el que cumpla con esta función difusor cultural?

-El Ballet estable del Colón suele hacer hace giras por el país, aunque este año por alguna razón no se hizo ni hay programada ninguna. Pero usualmente el teatro suele hacer dos giras anuales con el cuerpo estable. También es cierto que se trata de giras muy limitadas, porque es muy complicado sacar a una compañía de 100 bailarines por el país, tanto desde lo económico como desde lo técnico. Es una movida mucho más costosa que llevar una compañía privada integrada por diez bailarines que tienen asegurado el sueldo de las compañías para las cuales trabajan. Aún así es cierto que faltan iniciativas para hacer del Colón un órgano más Federal y sería fantástico que quienes están en la gestión pudieran llevar a cabo acciones que concretarán es aspiración. Creo que hay un interés real por hacerlo, porque por algo se creó hace dos años el programa Colón Federal. Entonces es cierto que no se hace mucho, pero se está haciendo más que en otras oportunidades. Creo que todavía falta mucho y que el Teatro Colón tiene absolutamente todo para generarlo, porque somos una fábrica de arte.

-¿Qué distancia hay entre lo que ustedes proponen desde Buenos Aires Ballet respecto de lo que puede verse en el Teatro Colón?

-No hay punto de comparación. Son dos cosas muy diferentes. El Colón realiza producciones propias inmensas, que se realizan con el cuerpo de ballet completo y presupuestos que son imposibles para Buenos Aires Ballet. Lo que tiene el trabajo que nosotros hacemos es que en una sola función podés ver a casi todas las primeras figuras del Colón en una misma noche. Lo que intentamos es fomentar el interés en los espectadores por ir al Colón, para que aquellos que crean que la música clásica o el ballet son monstruos que sólo se pueden disfrutar si se los conoce desde chicos se saquen ese prejuicio. Realizamos una especie de introducción que te invite a visitar un teatro oficial y ver una gran producción. Además, como nuestro programa está compuesto por fragmentos, las funciones son muy dinámicas. Interpretamos en una misma noche algunos pas de deux clásicos del repertorio; es decir, los dúos más conocidos de diferentes obras clásicas. Y eso junto a obras neoclásicas y contemporáneas qué presentamos de forma intercalada, para mostrar todo lo que es capaz de hacer un bailarín de formación clásica.

-¿Cuál es la propuesta en particular para el show de este sábado y cuáles los siguientes pasos que dará Buenos Aires Ballet?

-Este sábado vamos a hacer un programa nuevo, dentro del cual estrenaremos dos obras. Una se llama Un vago temblor de estrellas, fue creada por David Gómez, está basada sobre textos de Federico García Lorca y participan tres bailarinas junto a dos actrices y un guitarrista.

-¿Actrices que no son bailarinas? ¿Ese tipo de combinaciones son usuales en la danza?

-No en el ambiente clásico, pero en otros ambientes se hace danza teatro y otros géneros mixtos. De hecho es la primera vez que lo hacemos nosotros. Además vamos a hacer una obra contemporánea de Julieta Zabalza que se llama (In)fiel, que también estrenamos. Y después hacemos grandes clásicos, como El talismán o El cisne, va a haber tangos… un programa diferente al que hicimos en nuestra última presentación. Lo bueno de la compañía es que se trata de primeras figuras del Colón trabajando junto a artistas independientes, músicos, actrices, y siempre con una entrada accesible para todos y un montón de formas de pago, que es algo que nos permite un espacio como el ND Teatro.

-¿Se sienten cómodos ahí?

-Es un teatro comercial que nos recibe desde hace tres años para que hagamos nuestras presentaciones y por el cual sentimos una gratitud enorme, porque nos permite crear y vincularnos con un público nuevo. No es usual que te permitan hacer lo que querés con tanta libertad. Siempre trabajamos muy cómodos ahí.

-¿Y cómo es el vínculo con ese público nuevo?

-En el público están los fieles que nos conocen del Colón y también nos siguen acá. Pero a ellos se les suma un público que viene de otros lugares, que disfruta lo que le proponemos y que a partir de eso muchas veces también termina yéndonos a ver al Colón. Creo que eso es lo más interesante que generan estos espectáculos: le permiten a los espectadores ver en una misma gala a las principales figuras del Colón todas juntas.