Azul, una ciudad de la provincia de Buenos Aires situada a unos 300 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, parece signada por la literatura. Fue declarada “Ciudad Cervantina” por poseer una de las bibliotecas con mayor número de ediciones de El Quijote en la que fuera la casa de Bartolomé José Ronco, porteño, que se enamoró y se casó con una azuleña y que adoptó esa ciudad como propia. A instancias del reconocimiento de un académico español, cada año se realiza un festival referido a Cervantes al que concurren diversas figuras de la cultura. En una de sus vitrinas, por ejemplo, puede verse una vieja edición de El Quijote donada por el escritor Julian Barnes que en una oportunidad en que visitó la Argentina pasó por Azul para conocer la conocida casa Ronco y quedó impresionado por la calidad y cantidad de la colección.

 Esta vez, sin embargo, no se trata de Cervantes sino de Roberto Arlt. Según lo informa El Tiempo, el periódico azuleño más importante, el periodista Marcial Luna encontró notas del autor de El juguete rabioso en el marco de una investigación llevada a cabo en la Hemeroteca Miguel Oyhanarte de esa ciudad que está ubicada en la Casa Ronco. 

El hallazgo indica que Arlt vivió en la ciudad de Azul donde trabajó como cronista. Las notas fueron encontradas el 7 de enero de este año, datan del año 1927 y se publicaron en el periódico El Régimen bajo el título Impresiones de un porteño en el Azul. Se trata de cinco artículos, dos de los cuales están dedicado a las mujeres de Azul. “Pueden considerarse –dice Luna en El Tiempo– estas dos notas como una suerte de prehistoria de las Aguafuertes que, a partir de 1928 Roberto Arlt comenzó a publicar en el diario El Mundo de la capital federal. “Las mujeres del Azul” se publicó el miércoles 27 de julio 1927 y al día siguiente “Las que se pasean en automóvil”, ambos textos en la portada de El Régimen. Estas notas arltianas que ocupan hoy nuestra atención, tienen algunos elementos específicos que podemos adelantar. El primero: Arlt se hospedó en un hotel y no en una casa particular. Dice el escritor: “Ya anochecido salí del hotel…”. Segundo: menciona dos calles céntricas de la época: San Martín y Alsina (hoy Yrigoyen). Y podemos agregar un tercer aspecto: ya en 1927, en Azul había mujeres que conducían automóviles en el radio céntrico (es tema del segundo artículo que Arlt dedica a las mujeres azuleñas, aunque también se quejó al no encontrar mujeres tomando el “vermouth” en algún bar…).

 Según declara Luna en ese diario, con ese hallazgo “los biógrafos de Roberto Arlt no pudieron completar el recorrido que el escritor y periodista realizó en las décadas de 1920 y 1930. Trabajó como cronista en revistas porteñas, luego en Córdoba y se documentó que en 1927 ingresó como cronista de policiales en el famoso diario Crítica, creado y dirigido por Natalio Botana. Ya para 1928 aparece Arlt escribiendo colaboraciones en Crítica, aunque incorporado efectivamente en el flamante El Mundo. Ahora bien: existe un bache entre su salida de Crítica y su ingreso a El Mundo. Allí es cuando Arlt llegó a Azul”. 

Luna explicó que “Arlt llegó a la ciudad de Azul atormentado, saturado de la vida en la ‘gran ciudad’, puesto que vino en cierto modo escapando de Buenos Aires, asfixiado por el ritmo de la gran urbe. De hecho, es el tema de su primera nota aquí en Azul”. Según dijo,  las temáticas de las notas encontradas “son en buena medida las que retomará en sus ‘Aguafuertes’ de diario ‘El Mundo’: los lugares públicos, las mujeres, los cambios sociales, el ritmo de la ciudad”. 

Desde hacía tiempo se decía que Arlt había vivido y trabajado en Azul, pero la anécdota parecía más una leyenda que una verdad. Ahora el hallazgo de las notas publicadas en esa ciudad bonaerense prueban según su descubridor que, efectivamente, no se trataba sólo de un rumor.