¿Qué? ¿Alguien inventó un cajero automático que en el centro de Nueva York te debita 100 dólares de la tarjeta y a cambio te da un billete de un dólar todo rallado? ¿Y además estás obligado a pagar otros 1.900 para poder llevártelo a tu casa? ¡Eso tiene que ser invento de un argentino! Y efectivamente, así es. Pero con una salvedad: el inventor no es un argentino. Es una argentina. Agustina Woodgate fue una de las artistas que formaron parte de la reciente edición de la feria de arte Frieze Nueva York 2021, en donde su obra Don’t Trust. Verify causó furor. Tanto, que hasta recibió comentarios elogiosos de medios como el New York Times o del prestigioso sitio web dedicado al arte Artnet.com. En ambas publicaciones se destaca la capacidad de la obra tanto para tematizar el concepto del valor del dinero en tiempos de criptomonedas, como para poner en cuestión la relación del arte con la economía, revalorizando la capacidad del arte conceptual como generador de sentidos y discursos.

Pero el truco de Don´t Trust. Verify que tanto fascinó a los críticos de arte neoyorquinos, no concluye en el mero gesto de cambiar en un cajero automático cien dólares por un billete que ha sido alterado con el fin de anular su valor monetario. La puesta en escena tiene una segunda parte, que es tanto artística como legal. Tras retirarse del cajero, el cliente (esa parece ser la palabra indicada) debe acercase hasta un mostrador que completa la escenografía bancaria, en donde se le entrega un certificado de autenticidad. El mismo garantiza que lo que ha recibido de la terminal automática no es solo un billete arruinado, sino una obra de arte. Y acá viene el segundo gesto político de la instalación. Porque para conseguir ese certificado que convierte en arte a un billete inservible es necesario pagar otros 1.900 dólares.

En dos breves pasos, la obra de Woodgate no solo establece que el valor del dinero es un asunto absolutamente relativo, una ficción sostenida por la fe que millones de seres humanos depositan en él. También demuestra que existen otros sistemas generadores de valor, como el arte, cuyo peso simbólico parece ser mucho más sólido que el del propio dinero. ¿De qué otra forma se explica que un billete multiplique dos mil veces su valor, solo por haber pasado por las manos de una artista? Como si se tratara de alquimia, es la acción del arte la que legitima el valor de un objeto que fuera de ese marco simbólico sería apenas un pedazo de papel.

La reflexión que propone la obra de Woodgate juega además con la larga relación que une al arte con la economía. Alcanza con recordar la figura de los mecenas durante el Renacimiento o el arquetipo del artista que muere pobre (de Van Gogh a Beethoven) como expresiones de lo imbricadas que están las historias de ambas materias. “Claro que el arte está vinculado a la economía”, acepta Woodgate, en diálogo con Tiempo desde Nueva York, pero aclara que “el surgimiento de la cultura digital es un concepto tan abstracto como una moneda”. “En mi trabajo me refiero a la deconstrucción más amplia del valor simbólico en relación al valor material, ya sea de un código, de un papel o de un certificado que autentifica el valor de la transacción”, explica la artista. “En Don’t Trust. Verify me interesa investigar los sistemas de distribución que nos regulan hoy, sus protocolos, diseños y consecuencias”, continua. Woodgate sostiene que “el sistema del arte es parte de una economía afectiva y de vínculos de relaciones” que “pone en evidencia una forma de organización”. “La aparición del mundo digital propone otro sistema de relación y distribución, y esto afecta la forma de producción y organización”, concluye.

No es la primera vez que una obra de Woodgate gira en torno del dinero, de la idea del valor y otros conceptos propios de la economía. “Mi práctica intenta desglosar sistemas y mecanismos de distribución, no sólo de dinero, sino de recursos en general”, explica la creadora de Don’t Trust. Verify, cuyo nombre remite a la frase “In God we Trust” (En Dios confiamos), impresa en el frente de los billetes de un dólar. “El arte tiene el poder de la síntesis, de presentar investigaciones a través de recursos concretos generando una plataforma de comunicación. Como artista me convierto en investigadora experimental, en tanto mi metodología no es científica sino más bien intuitiva”, continúa. “El artista tiene una acabado estético poético pero igual su trabajo es de investigación, de análisis y de comunicación”.

Pero si hay algo que su obra parece confirmar es el carácter de la economía como género creativo, una usina de representaciones metafóricas e incluso de ficciones que nada tienen que envidiarle a las disciplinas del arte. “Sí, la economía es un genero creativo”, reconoce Woodgate, “pero lamentablemente sus ficciones son demasiado reales y demasiado significativas socialmente”.

La obra de Woodgate llegó a Frieze New York 2021 de la mano de la galería de arte Barro, cuya sede está ubicada en el barrio de La Boca. Fueron los únicos representantes argentinos en la prestigiosa feria.