La plaza está frente al barrio 12 de octubre, en el partido de La Matanza. Bajo la sombra de un árbol, unos pibes miran cómo otro montón de pibes copa el lugar. Alguien arenga: “¡Ahora vamos a jugar!”. Una pelota vuela al aire y los chicos salen corriendo atrás de ella. Es sábado, son casi las tres de la tarde y hay un clima de siesta, de barrio dormido, aunque haya algo muy despierto, un grito, un mural que se pregunta la pregunta de todos: “¿Dónde está Luciano?”.Los pibes se ponen las pecheras. Van a jugar ahí mismo, en la plaza que pisó Luciano antes de desaparecer, la Copa Luciano Arruga. 

Eso también es el fútbol, el que no sale por televisión, el que se juega en los barrios.En la plaza están los pibes de Zavaleta, Fátima, Rodrigo Bueno; pibes de las villas 31, 31 bis, 21-24, 1.11.14, y de otros barrios de distintas provincias.Son los vecinos organizados en las asambleas de La Poderosa. Y en las pecheras con las que juegan, con las que se identifican los equipos, está la imagen del pibe desaparecido: “Nos sobra fuerza. Nos faltás vos”. 

La plaza donde ahora varios grupos de chicos juegan a la pelota se llama Luciano Arruga desde hace más de tres años. Fue gracias a la acción de los familiares y amigos del chico desaparecido el 31 de enero de 2009. A pocas cuadras de ahí, en Indart 106, estaba el Destacamento de Policía de Lomas del Mirador, donde tiempo antes de desaparecer Arruga sufrió torturas y vejaciones. “Yo misma escuché los golpes que le daban a mi hermano”, dice Vanesa Orieta. El propio Luciano había denunciado que sufría hostigamientos por parte de policías, que lo presionaban para que robara para ellos. Todo indica que esos mismos efectivos fueron quienes lo secuestraron la madrugada en que se lo vio por última vez. Tenía 16 años. 

El destacamento donde estuvo detenido Arruga ya no funciona ahí. Un cartel, en la entrada, lo anuncia: “Espacio para la memoria social y cultural”. Familiares y amigos de Luciano sostienen un acampe que ayer cumplió un mes. “Queremos que se realice un peritaje antropológico forense en este lugar”, dice Vanesa, en la vereda, cubierta del sol por una de las tantas banderas que piden por su hermano, durante la transmisión de Zona Libre, la radio de los familiares y amigos de Luciano. Ayer, mientras los pibes jugaban en la plaza, se llevó adelante una Jornada de Acción Periodística Antirepresiva de la que participaron La Poderosa -con su brazo literario, La Garganta Poderosa- la Red Nacional de Medios Alternativos y el Colectivo de Trabajadores de Prensa. 

 “Esto no es sólo por Luciano, esto es por todas las víctimas del gatillo fácil y la violencia institucional”, dice Vanesa. En la mesa están los padres de Kevin, el chico de 9 años asesinado en Zavaleta en medio de un tiroteo que no fue impedido por gendarmes ni prefectos. Desde entonces, los vecinos organizados en La Poderosa pusieron en marcha el “Control Popular de las Fuerzas de Seguridad”, con apoyo del CELS y la Procuración contra la Violencia Institucional. “A Vanesa la acompaño en su dolor. Nosotros a Kevin lo pudimos enterrar y velar y lo podemos ver todos los domingos, en cambio ella no sabe dónde está su hermano”, dice Roxana, la mamá de Kevin. Los otros chicos, muchos de la edad de Kevin, seguían jugando en la plaza. “Mi hijo -dice Roxana- es un futbolista que no está, a él le encantaba jugar a la pelota”. Vanesa, la hermana de Luciano, la mira y dice para todos: “Sepan que acá existe dolor. Y sepan también que acá existe un poder y que si no dan respuesta ese poder va a crecer”. 

 El conductor del programa, Matías Bregante, integrante de la banda Jamaicaderos, cierra la jornada entre lágrimas.Ahora todos se van para la plaza.Los pibes terminaron de jugar. Pero no levantan un trofeo sino el regalo que le darán a Vanesa: un cuadro de la última tapa de La Garganta Poderosa con el dibujo de Luciano, obra de Sebastián Etcheverry. Y todos repiten la advertencia en forma de cantito: “Si la tocan a Vanesa, la Garganta va a gritar”.