Como ya lo adelantó Tiempo Argentino en una nota publicada el 22 de julio, los días 5, 6 y 7 de agosto llega la 11ª edición de la Feria de Editores (FED). En esta ocasión tendrá un espacio mucho más amplio (se desarrollará en el complejo Art Media, ubicado en Corrientes 6271), contará con 280 expositores, tendrá actividades presenciales y virtuales y contará con numerosas figuras internacionales. Tiempo Argentino dialogó con Víctor Malumian, cofundador de Godot Ediciones, la editorial que impulsó la FED en sus comienzos y que la sigue impulsando hasta hoy. En esta nota cuenta  cómo evolucionó esta Feria, cuál es su característica distintiva, con qué criterio se la encara, cuál es el papel de un editor, cómo se forma un catálogo editorial y mucho más.

-Esta  11ª edición de la Feria de Editores (FED) va a ofrecer, entre otras novedades, un espacio mucho más amplio. Eso habla del crecimiento que ha tenido desde su primera edición. ¿Cómo fue ese proceso de desarrollo?

-Viéndola desde adentro, creo que tuvo un crecimiento paulatino, aunque desde afuera no parezca así. Recuerdo las cinco primeras ediciones en el auditorio de FM La Tribu. Las ediciones fueron variando en amplitud. Hoy tenemos unas 280 editoriales de las cuales  entre 40 y 50 vienen del exterior, de México, España, Colombia, Perú, Chile, Brasil, Uruguay y otras 50 o 60 que viajan más de 300 kilómetros para estar en la Feria, pero que son del país. Vienen de Tierra del Fuego, Rosario, Córdoba, Mendoza, San Juan… A nosotros nos pone muy contentos porque la FED está mostrando cada vez más qué sucede en el panorama de la edición local que, paradójicamente, para los problemas que tenemos con el papel, con las imprentas, con la inflación, resiste con  mucha creatividad factores que parecen que no se pueden superar.

El papel del editor quizá no está muy claro para quienes no pertenecen al mundo del libro. ¿Qué diferencia existe entre una feria de editores y una feria del libro a la que estamos más acostumbrados?

-Creo que ni los editores mismos sabemos muy bien qué hacen los editores (risas), pero la diferencia, a grandes rasgos, es que ésta es una feria que está pensada  para pequeñas y medianas editoriales y la razón por la que se llama Feria de Editores es porque, detrás de cada mesa, está atendiendo el editor o la editora que le dieron vida a un catálogo. Es como cuando vas a una feria gastronómica y están los pequeños productores y hablás con el apicultor o con quien hace los quesos u otros productos. En el caso de la Feria de Editores pasa algo parecido. Podés preguntar por qué se tradujo de determinada forma tal libro, cuáles fueron las decisiones para que el índice tome esa forma… todas cuestiones que a quienes les interesa leer les resultan curiosas e interesantes. Por otra parte, creo que el editor es la persona  que mejor puede recomendar respecto de un catálogo dado. Las librerías son fundamentales para nosotros y trabajamos todo el año con ellas, a punto tal que la FED regala en la entrada unos 5.000 catálogos que mapean unas 350 librerías de todo el país ordenadas por localidad y por provincia, porque creemos fervientemente en el tejido de librerías del país. Lo hacemos con la idea de que si recorrés la Feria, comprás unos libros y te quedan otros títulos que te interesaron, revises ese catálogo para ver qué librería hay cerca de tu trabajo o de tu casa y refuerces el vínculo que quizá ya tenés con ella.

Foto: Prensa

-¿Cómo llega una editorial  a exponer en la FED? ¿Ustedes las eligen o, sencillamente, esa editorial decide participar y se hace cargo de un stand?

-Ahí radica otra de las diferencias entre una Feria de libros y otra de editores. La FED tiene una serie de criterios por los cuales elige a las editoriales que participan. Hoy están presentes 280 sellos, lo que pone de manifiesto que esos criterios son amplios, pero hay una mirada curatorial de la Feria sobre los catálogos que quiere tener dentro de ella y eso apunta al lema que tiene la FED: “Si lees, hay un libro para vos”.

-¿Podrías dar un ejemplo?

-Sí. Por ejemplo, hay una editorial que se llama Hwarang que publica solo literatura coreana contemporánea, otra que se publica solo a afrodescendientes, otra que solo publica libros sobre  música como Gourmet Musical, etcétera. La Feria elige un conjunto de catálogos que tienen distintas miradas, distintas publicaciones, todas muy enfáticas, sobre el tema en cuestión y sus editores conocen sobre el tema. No es que publican lo porque está de moda tal o cual  tema, sino que tiene una mirada sobre lo que les interesa publicar y es en base a eso que construyen su catálogo. La FED busca eso, editoriales que tienen pasión por determinada temática o género y que pueden proveer un amplio abanico de diversidad muy interesante para quien visita la Feria.

Es decir que la FED está dedicada tanto a una persona que es especialista en un determinado tema como a otra que quiere tener un panorama amplio de lo que se está publicando.

-Sí, por supuesto. Por ejemplo, estoy penando en una editorial como Lenguaje Caro, que publica tanto sobre historia industrial de la Argentina como sobre cuestiones de autos. Tiene un catálogo súper particular e interesante. A priori se podría decir que no está referido, por ejemplo, a la literatura inglesa más excelsa. Pero a la FED no le interesa que solo haya determinado tipo de literatura, sino que, si a vos te gusta leer, encuentres en ella un libro para vos sin ningún tipo de bajada de línea. ¿Te gusta el cine? Hay libros sobre cine. ¿Te interesa el funcionamiento del motor de un avión? Hay una editorial que publica sobre eso. Cualquier interés que tengas, vas a encontrar un libro para vos. Hace poco se incorporó Trini Vergara que apunta a un público más joven. Alguien podría decir que ese público no es el de la FED. Pero no es así. Creo que el rol de la Feria es abrir el público, convocar cada vez más personas que se interesen por los libros y ampliar el campo de lectura en vez de cerrarlo y decir “si vos no entendés todo esto, no podés venir a la Feria”. El rol de la FED es exactamente el contrario.  Es ampliar, mostrar que existen otro tipo de publicaciones y ver a quiénes podemos interesar con esos libros. 

Godot Ediciones, editorial de la que sos cofundador, es la creadora de esta Feria. ¿Qué era lo que tenían en mente en el principio y cómo se fue modificando esa idea en el transcurso de las sucesivas ediciones?

-Cuando arrancamos, buscábamos un espacio en el que pudiéramos hablar en forma directa con los lectores y lectoras. Creo que en ese momento no había stands conjuntos en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, de la que participamos. Por múltiples razones, hoy nos agrupamos en un stand varias editoriales. Por otro lado, queríamos disponer de un espacio en el que pudiéramos armar nuestra propia programación cultural, charlar mano a mano con lectores y lectoras. Y, sobre todo, poder programar cierta periodicidad que implica que al volver, esos lectores y lectoras nos contaran qué les había parecido lo que le habíamos recomendado el año anterior. Hoy ese diálogo se da muy fluidamente dentro de la FED, no solo entre lectores y lectoras con los editores y editoras, sino también entre los asistentes que no se conocen entre sí, pero que tienen un determinado libro en la mano que propicia el diálogo entre ellos. Nuestro Norte era generar eso, un espacio donde se pudiera dar este intercambio. No teníamos ni idea sobre si íbamos a poder lograrlo. Además, se van generando cosas que son muy delicadas y que se pueden perder en cualquier momento. Hoy apuntamos a intentar aportar un pequeño esfuerzo en problemáticas cercanas al sector. Por eso, por ejemplo, instituimos el Premio a la Labor Librera que es una suma en efectivo para que puedan comprar libros en firme. Nos gustaría que el monto del dinero fuera mayor, pero es lo que podemos  hacer en este momento. Las Jornadas de relacionamiento  que se hacen un día antes de la FED ofrecen la posibilidad de que los editores y editoras que hacen más de 300 kilómetros dentro del país se junten con los editores que traemos por el programa de intercambio con el Instituto del Libro Francés, con el Goethe, con el Instituto Italiano, etcétera. Hoy creemos que más o menos tomó forma la parte pública de la Feria y que el aporte que podemos hacer está más relacionado con el rubro. Son cosas que van surgiendo de la charla con colegas. Si bien la organización de la FED está anclada en un par de personas, hacemos encuentros  periódicos con distintos participantes de la Feria para escuchar qué creen que salió bien, qué salió mal, qué cosas nuevas les gustaría que probemos.

-Muchas personas suelen preguntar qué es un editor. ¿Cuál es el proceso que va de un original hasta que ese texto se convierte en un libro que tiene que llegar a los lectores?

-Creo que el paraguas que aúna a editoras y editores es decidir qué libro va entrar en su catálogo y qué libro no, es decir, decidir qué incluir y qué no en esa propuesta de lectura que es el catálogo. Luego de eso, la tarea comienza a subdividirse en diferentes rubros. En el mundo anglosajón hay una diferencia entre publisher y el editor de mesa. Aquí eso es distinto. En una editorial pequeña una misma persona es cadete, mueve las cajas, es publisher y editor. Luego, hay editoriales que se dedican a la traducción entonces la edición fina dentro del texto es menor, las que publican narrativa de autores contemporáneos en su mismo idioma tiene una intervención mayor en el texto. Luego de la publicación del libro, a mi entender, vuelve a aparecer el rol del editor o editora. Ésta radica en el trabajo intelectual de preguntarse cómo va a lograr que ese libro llegue a las manos de los lectores y lectoras, lo que implica el trabajo con los periodistas, con influencers de las redes sociales, profesores y profesoras titulares de cátedra… En los tiempos que corren pensar que el rol del editor o la editora se terminó cuando el libro está impreso correctamente y sin erratas –lo que es una aspiración que no siempre se da- creo no se corresponde con la realidad. También tienen que contagiar el ánimo, el interés para que lo que publicaron se lea.

-¿Cuál era la premisa para formar el catálogo cuando fundaron Godot?

-Nuestra idea era poner a circular lo que habíamos leído en la facultad o en otros espacios y que no se conseguía. Por ejemplo, Doce pruebas de la inexistencia de Dios de Sebastien Faure era inconseguible, lo mismo que El marxismo y la filosofía del lenguaje de Volóshinov. En febrero vamos a cumplir 15 años, el tiempo pasó y fueron cambiando nuestros gustos, nuestros intereses. Hoy más que dedicarnos al rescate estamos más abocados a la publicación de autores nuevos en ensayo y los rescates los mantenemos más para la ficción.

-¿Hubo una activación en la industria editorial luego de la pandemia, cuando se publicaba muy poco?

-De acuerdo con lo que charlo con otros editores y editores, no creo que hayamos superado en cuanto a la publicación de novedades los niveles prepandémicos, pero quizá de aquí a fin de año vuelvan a bajar por el problema con el papel y la contracción económica que quizá haya de aquí a fin de año. No creo que éste sea un problema de la edición. Quizá quien tenga una ferretería, por ejemplo, se encuentre en la misma situación.