El 29 de mayo, en el Monumental, Lanús goleó 4 a 0 a San Lorenzo y fue campeón por segunda vez en su historia. Su entrenador, Jorge Almirón, celebró su primer título como técnico y recibió elogios por la gran campaña que hizo el equipo: ganó 13 partidos, empató dos y perdió otros dos. Pero más allá de los resultados, Lanús se destacó por el juego que desplegó y por ser el mejor del torneo de punta a punta: fue el más goleador y al que menos le convirtieron.

–¿Qué es ser campeón para un técnico?

–Es un momento maravilloso y muy difícil de explicar. Es ver que todo lo que laburaste durante tanto tiempo dio su fruto máximo. Uno de este lado también se encariña con los jugadores y ver que se logró un título bajo un alto convencimiento de una idea es increíble. Y otra de las cosas que más me gustó fue que ellos disfrutaron la manera de jugar: ganar así sella todo lo que uno tiene en la cabeza, lo que uno siente.

–¿Es diferente para un entrenador salir campeón jugando bien?

–Cada entrenador tiene su forma de trabajar y desde el primer día yo trabajé pensando en una idea de juego, un estilo. Cuando tenés grandes jugadores, con buenas características y las saben aprovechar, se hace más fácil aplicar ese pensamiento. La búsqueda siempre es importante porque es la forma en que llegás al objetivo. Como los resultados se fueron dando, los futbolistas defendieron esa manera de jugar. Cuando eso sucede hay más confianza y todo va por el buen camino.

–¿Si no hubieran conseguido tan buenos resultados en el comienzo del torneo te hubiese sido más difícil aplicar tu idea?

–Todos los entrenadores estamos en esto para ganar. Aunque suene fuerte, el resultado termina siendo lo más importante. Nos criaron así: para competir. Mi estilo de juego siempre lo traté de mantener en todos los equipos donde estuve y la clave fue siempre la confianza en los jugadores. A veces lleva un poco más de tiempo, pero acá llegó rápido porque se dieron los resultados al inicio y por las características de los jugadores. No sé qué hubiera pasado, pero acá todo fluyó y salió algo redondo: logramos jugar bien y ganar, un combo que nos gusta a todos.

–¿Qué se hubiera dicho de Lanús si perdían la final?

–Cada país tiene su idiosincrasia, su manera de vivir el juego. Acá se castiga mucho el error y parece que el que arriesga y se equivoca es un tonto, y el que la revienta y la mantiene lejos de su arco es un vivo porque saca ventaja de eso. Esa disputa siempre va a estar y seguramente si perdíamos intentando jugar bien al fútbol no le iba a importar a mucha gente. Es algo del fútbol. Cuando sale bien y hay logros, te aplaude todo el mundo, pero si sale bien de otra manera, especulando y ganando con lo justo, también te aplauden. Son todas válidas y me identifico más con la otra, con la de tratar de jugar bien. Eso lo aprendí en México con Ricardo La Volpe, un técnico que me ayudó muchísimo.

–¿Cómo se hace para convencer al futbolista de ir por más?

–Es el gran desafío. Tenemos jugadores que son líderes, que han ganado cosas, que se identifican con el club y que son los que van a encargarse de motivar a sus compañeros. Cuando uno gana no ve tan lejana la opción de seguir ganando. Eso les pasa a todos los que alguna vez consiguieron algo. Cuando uno nunca salió campeón y queda cerca de lograrlo, internamente ve como un consuelo quedar a pasos de la gloria. En cambio, cuando uno lo logra, se hace ganador y todo lo que compite lo ve con chances de conseguirlo, como vemos nosotros ahora la Copa Sudamericana y la Copa Argentina. Veo mucho de eso en el equipo y no va a cambiar la mentalidad. El propio éxito te motiva a ir por más y este es un plantel competitivo desde los entrenamientos. No ven nada como un imposible. Saben que tienen que competir, que tienen que ser humildes para seguir mejorando, pero no ven al futuro como una utopía. La misma inercia de ganar te lleva y cuando salís campeón siempre querés ir por más.

–¿Cómo se prepara a un plantel cuando no sabés en qué momento comienza el torneo?

–Es complicado, pero uno se tiene que adaptar. Cuando terminó el campeonato comencé a planificar la pretemporada y sabía que antes del arranque del torneo local teníamos un partido de Copa Argentina. Pero en el medio nos apareció la Copa Bicentenario con Racing el 14 de agosto, cuando teníamos contemplado arrancar el 7 de agosto el campeonato. Sobre la marcha tuvimos que cambiar el cronograma porque se atrasó el torneo… sabemos cómo está la situación en AFA y no hay mucho que decir al respecto. Los jugadores también lo entienden, es una desorganización que nos toca a todos y sólo hay que tratar de entrenar bien y prepararse para lo que viene.

–¿Sentís que Lanús tiene otras obligaciones después de ser campeón?

–Ahora cambió el panorama. En el torneo pasado no nos esperaban, sólo veían que el equipo jugaba bien, pero no estábamos todo el tiempo en primera plana. El hincha neutral sólo vio nuestros partidos en la etapa decisiva, como en la final, que quedó plasmado que el equipo estaba muy bien. Hoy somos el rival a vencer, junto con los equipos grandes que están invirtiendo y se están llevando a muy buenos jugadores. Nosotros no podemos competir con ese mercado, ya tenemos mucho tratando de sostener a los que tenemos que son buscados desde Europa. No es una tarea fácil. Traer refuerzos se vuelve muy caro, entonces tenemos que consolidarnos con lo que tenemos. Estamos bien, pero necesitamos un par de refuerzos por los tres torneos que tenemos por delante.

–¿Por qué en Independiente no pudiste hacer lo mismo?

–Porque no elegí a los jugadores y como técnico me tuve que adaptar al plantel que había. Ese equipo recién había ascendido y tenía muchos jugadores que eran de la B Nacional, la gran mayoría juveniles. No es fácil debutar en Primera en un equipo grande. Por lo que había pasado en el club y lo que significa Independiente parecía que estábamos obligados a salir campeones. Y no nos fue mal: sacamos 33 puntos, salimos cuartos. Yo llegué a Lanús y había jugadores de mucha más experiencia, que se podían acoplar mucho más fácil a lo que yo pretendía del equipo. Creo que la campaña que hicimos no fue valorada porque tomé decisiones drásticas. Para mí no fue un semestre malo, pero después de tanto escuchar en los medios que mi proceso fue malo, la gente se lo creyó.

–¿Te gustaría una nueva chance en Independiente o en otro grande?

–Dependerá mucho de lo que haga en este campeonato. Siempre son pruebas, acá somos muy así: si ahora el equipo termina en la mitad de la tabla, no se va a tomar tan en serio mi trabajo. Si peleamos el campeonato otra vez, van a decir que hubo una continuidad y que el equipo sigue jugando bien. Entonces te toman como un técnico más serio. Llevo poco tiempo dirigiendo en Argentina, pero los equipos que he dirigido han sacado resultados. Ahora estoy en el circuito, pero siempre hay que seguir demostrando para que te den la posibilidad de dirigir a equipos muy importantes.

Selección, La Volpe y Barcelona

–¿Quién te gustaría que fuera el nuevo técnico de la Selección?

–Primero tendría que definirse cuál es el estilo de técnico que se necesita para hacer jugar bien a la Selección. Seguramente tenga que ser de vocación ofensiva, entonces tiene que coincidir la idea del entrenador con los futbolistas que tiene para sacar el máximo provecho. A mí entender, por los que que tienen prestigio y aceptación de la gente para dirigir a la Selección, creo que Diego Simeone sería el más indicado. Después (Jorge) Sampaoli, que se bajó, hubiera sido otra buena opción. Pero hay muchos que podrían hacerlo muy bien, como (Marcelo) Bielsa y hasta (Edgardo) Bauza, que también tiene experiencia internacional.

–Te ves alguna vez con el traje de técnico de la Selección?

–Lo mío necesita tiempo. Tengo que demostrar, porque recién ganamos un campeonato y tengo que seguir consolidando mi carrera. Para eso necesito seguir siendo serio y que mis equipos jueguen bien para que alguna vez me tengan en cuenta.

–¿Es factible el técnico part–time?

–De posible, cualquier cosa lo es, pero eso no sería algo sano. No creo que sea algo adecuado para el prestigio de nuestra Selección que un técnico esté dirigiendo un equipo y después vaya a dirigir a Messi, a Mascherano. El entrenador tiene que estar preparándose en cada detalle y tiene que estar dedicado el 100 por ciento a ese nivel. Hay un montón de cosas por las que tenés que estar muy atento. Ya es muy difícil dirigiendo a un equipo, imaginte lo que sería eso sumado a estar al frente de la Selección.

–¿Qué significó La Volpe en tu vida?

–Fue el técnico que me llevó a jugar a México y muchas de las cosas que a mí me gustan y me identifican las aprendí con él. Cuando cometí rrores como profesional me los marcó y me enseñó.

–¿Qué fútbol mirás?

–No voy a ser muy original, pero el Barcelona ha revolucionado el fútbol mundial, hay muchos de los equipos que lo intentan copiar, más allá de que esa filosofía de juego es muy antigua, la plasmó al máximo nivel el Barcelona. Es como revivir la intención de juego que es como aprendimos a jugar nosotros al fútbol. Después, cada país tiene su presión y su manera de vivir el juego.