Los Juegos Evita fueron el potrero de Andrea López. Participó en la competencia sin pertenecer a ningún club y una amiga le sugirió que se probara en alguno. Le veía pasta. Fue a River. Nunca más lo dejó. Ir al estadio Monumental se volvió parte de su rutina. Hace 12 años que se entrena en el club y recorre sus canchas. Para ella, no hay otros colores. «Empecé acá y creo que voy a terminar acá. O eso espero», dice mientras se empieza a acostumbrar al trato con los medios y la exposición. Es parte de lo que también llega junto con la era profesional. Aunque para López –27 años, defensora de 168 centímetros de altura y capitana hasta 2018– lo importante es que llegue el fútbol: quiere volver a jugar después de un receso demasiado largo entre el Mundial en Francia y el comienzo del torneo femenino en el que River asoma como uno de los protagonistas.

–¿Cómo se vive esta previa de un Boca-River por primera vez profesional?

–Con mucha ansiedad porque es un gran comienzo. Ya había pasado el torneo pasado que arrancamos con un Superclásico pero ahora es distinto y es muy lindo. Ha sido un receso largo y estamos con muchas ganas de jugar.

–¿Que el fútbol femenino comience con este partido puedo lograr convocar a todavía más gente?

–Ojalá sea un disparador. Hay mucha exposición porque además se da en el marco de la semifinal de la Copa Libertadores de fútbol masculino. Va a ser un comienzo picante y un clásico distinto porque después viene el de hombres en muy poco tiempo. Va a llamar la atención y además se va a ver por televisión y eso es muy importante para visibilizarlo. Creo que va a estar mucha gente mirando y pendiente de lo que pase.

–Por segundo campeonato seguido debutan contra Boca. ¿Es un poco más relajado que se enfrenten en el primer partido?

–No, porque se pone mucho en juego. Hay que ganar sea al principio, al final o en el medio del torneo. Si fuera un amistoso, también tendríamos que ganar.

¿Qué tipo de rivalidad tienen con Boca? ¿Es la misma que en el masculino?

–Se vive de otra forma. Con algunas hay rivalidad adentro y a veces también afuera, ja. Pero no con todas. Lo que sí, nadie se conoce con nadie: somos River y lo otro es Boca. Hay cierta pica, se podría decir.

–¿Cuál es el objetivo para este año?

–Estamos para pelear arriba en el torneo y salir campeonas.

–¿Esperabas que la profesionalización del femenino se diera en este momento?

–No pensé que todo iba a pasar tan rápido. Lo había hablado con Maca Sánchez, que inició todo cuando empezó a reclamar al ser echada de la UAI en enero pasado. También la clasificación al Mundial agilizó y ayudó mucho. Todavía no caigo. Creo que a muchas jóvenes todo esto les cambia la vida y es una gran ayuda para su carrera.

–¿Qué cambió en la rutina del día a día en estos meses?

–Mi día a día es igual que antes, pero tengo muchas más exigencias.

–¿Cuáles fueron las claves  por las que lograron que se reconozca el derecho a trabajar como deportistas profesionales?

–La clasificación al Mundial de la Selección fue fundamental porque visibilizó la situación y se acompañó con un objetivo deportivo después de muchos años. Además hicieron un muy buen papel en Francia durante la Copa. Fue el gran impulso que faltaba para terminar de llegar a esto.

–¿Qué queda por delante?

–Todavía hay que lograr muchas cosas. Hoy sólo se firman ocho contratos y el resto puede quedar sin ese vínculo, por ejemplo. Además falta que se profesionalicen la B y la C.

–¿Cómo pensás que se ve hoy el fútbol femenino?

–No hay una mirada crítica. Todo lo contrario: hay apoyo y mucha aceptación. Creo que ya no se hace tanta diferencia con los hombres.

–A partir de la profesionalización hubo una concurrencia masiva a las canchas. En Inglaterra, por ejemplo, 31.213 personas fueron al Etihad Stadium a ver el City-United.

–Espero que nazca algo similar. Ojalá que haya otro salto y este paso sirva para crecer todavía más. Vamos paso a paso y hay que ver qué pasa también adentro de la cancha.

–Hoy ya podes decir «soy profesional». ¿Ya te acostumbraste?

–Es un orgullo, realmente. Es algo que todavía no puedo creer y supongo que les pasa a un montón de otras chicas jugadoras.

-Hoy podés decir que sos profesional.

-Siempre me lo tomé como un trabajo pese a no tener contrato. Con compromiso y responsabilidad. Está bueno poder poner el título: ahora soy jugadora profesional y antes era aficionada.