Con un buen triunfo por 2 a 0 ante Perú, como visitante, donde no ganaba desde las Eliminatorias para el Mundial de Alemania 2006. Argentina cerró así la cuarta fecha de las Eliminatorias con diez puntos sobre doce en juego, a la espera de lo que se viene en marzo, acaso los dos rivales más duros de Sudamérica: Uruguay y Brasil.  

Todas las dudas que habían quedado después del flojo empate en La Bombonera, ante Paraguay, se borraron durante la primera media hora de juego en Lima. El triunfo argentino dejó muy buenas sensaciones desde el juego. A nivel individual hubo muchos puntos altos, acaso con Nicolás González y Giovanni Lo Celso como estandartes. Ninguno de los dos zurdos aparecían antes de esta doble fecha de Eliminatorias como fijas en el equipo de Scaloni, pero fueron de las mejores apariciones. Cosieron, de hecho, el primer gol de la Selección: una gran jugada del ex Central que definió con categoría el delantero del Stuttgart alemán. La aparición de González es una brisa de aire fresco: no sólo por los 22 años que tiene el delantero surgido de Argentinos sino porque tiene unas características -dinámica, despliegue y gol- que hasta ahora no aparecían en el abanico de posibilidades del entrenador. 

La otra gran noticia en el Estadio Nacional de Perú fue el rol de Lionel Messi. Gracias a los espacios que entregaba el equipo local, sus compañeros pudieron encontrar al rosarino en los momentos y en las zonas en las que marca diferencia. Cuando Argentina estaba en ventaja 2 a 0, el aporte de Messi, siempre importante, no había sido decisivo. Y eso es un signo positivo. Casi la antítesis de lo que se había visto ante Paraguay, cuando el 10 retrocedía detrás de la mitad de la cancha para iniciar juego, como si fuera la única opción de pase del equipo. Con los espacios que tuvo en Lima, la Selección de Scaloni dio -acaso por primera vez- de ser un equipo que puede meter miedo en ataque. Faltó el gol de Messi para que la noche fuera redonda, pero el capitán no estuvo fino en el área. 

El atípico 2020 se cierra de una buena manera para Argentina, con la clasificación a Qatar 2022 encaminada y con un horizonte parecido al que quedó después de la Copa América en 2019: una nueva camada que, sin los nombres ni las luces de las estrellas de la última década,  demuestra estar a la altura de la camiseta de la Selección. “Este es el camino que tenemos que seguir. Nos vamos haciendo fuerte como equipo, como grupo. No es fácil ganar con comodidad en las Eliminatorias y lo conseguimos. Nos vamos contentos”, fue el análisis de Messi. Palabra de capitán.