Esteban Andrada, como casi nunca durante un partido, queda a metros de distancia de Franco Armani, el otro arquero. Cuando el Pity Martínez toca la pelota en la corrida del 3-1 en Madrid, Andrada mira el área propia desde la otra orilla. Es una de las fotos instantáneas del último River-Boca, la final de la Copa Libertadores 2018. Armani y Andrada, arqueros de la Selección que dirige Lionel Scaloni, son al mismo tiempo las figuras de River y Boca, los que, en reiteradas ocasiones, salvan las papas. En Superliga, Armani atajó 38 partidos: 19 veces mantuvo la valla invicta. Andrada jugó 22 partidos: en 15 conservó el cero. Y un plus que tendrá el Superclásico en el Monumental: si no recibe un gol hasta los 4 minutos y 34 segundos de partido, Andrada superará el récord de imbatibilidad como arquero de Boca de Antonio Roma. Armani y Andrada, que agarraron bien fuerte los buzos de arqueros de los equipos más grandes del fútbol argentino, son jugadores que ganan partidos. Arcos del triunfo.

Armani fue el arquero titular de la Selección en la Copa América de Brasil. Andrada fue citado y, antes de que se abriera el debate de la titularidad, fue desafectado por una lesión. En aquellos días de Copa América compartieron habitación. Pero Armani, sobre todo, fue clave en los mano a mano de River en la Copa Libertadores: en los octavos de final ante Cruzeiro, atajó dos penales en la serie y se erigió como figura. Armani, además, tiene el récord de imbatibilidad en la historia de River: el año pasado sumó 965 minutos sin recibir goles. “Ojalá pueda alcanzarme -dijo sobre Andrada-. Esto es fútbol. Está pasando por un gran momento, es un gran arquero. Si lo consigue, lo tiene bien merecido, porque cada uno lucha por eso.” El récord de minutos sin recibir goles en partidos de Primera desde el inicio del profesionalismo le pertenece a Carlos Barisio, de Ferro, en 1981: 1076 minutos.

Para dimensionar a Armani-Andrada: desde la época previa al Mundial de Argentina 78, con Hugo Gatti y Ubaldo Fillol, que Boca y River no peleaban por el arco en la Selección. Lungos, sobrios, de atajadones y reflejos en los disparos a quemarropa. A Andrada, 28 años, le cuesta menos el juego con los pies. A Armani, 32 años, le cuesta menos despejar los centros. “Scaloni convocó a ocho, nueve arqueros -dijo el Pato Fillol, el elegido por César Menotti, campeón del mundo en aquel Mundial-, pero no potenció al ‘1’, y hoy tiene que potenciar tanto a Armani como a Andrada”. ¿Ganará un arquero alguno de los tres Superclásicos? ¿O, por el contrario, le caerá alguna maldición? “Con una sola pifia -inmortalizó Eduardo Galeano en El fútbol a sol y sombra-, el guardameta arruina un partido o pierde un campeonato, y entonces el público olvida súbitamente todas sus hazañas y lo condena a la desgracia eterna”. Armani y Andrada sobrevivieron a la final de Madrid. Lo que los distancia en la cancha los acerca afuera, aunque a veces ni siquiera el juego los puede separar. Armani-Andrada, otra mirilla por la que apreciar y, claro, disfrutar del Superclásico.