Cristian Pavón y Juanfer Quintero pueden inclinar en una jugada el resultado de un partido en Boca y River. Pero Wilmar Barrios y Franco Armani son los imprescindibles. Sin el mediocampista central y el arquero, Boca y River son otros equipos. Ellos son los jugadores estructurales en el armado de los entrenadores. Si ustedes tienen a ese, dicen los hinchas, nosotros a este. Barrios corre como si estuviera a punto de romperse las rodillas, casi destartalándose. Roba pelotas. Armani detiene, ataja y desvía pelotas cuando parece que es imposible. Y a medida que pasa el tiempo de juego, se hace gigante en el arco. Para muestra, valen las actuaciones del miércoles por la Copa Libertadores. Barrios, con el partido 1-0, se estiró y salvó en la línea con una barrida el empate de Cruzeiro. Armani le ahogó el gol a Emmanuel Gigliotti con un reflejo a lo Fillol y luego conservó el cero ante Independiente. No es la primera vez que son decisivos en Boca y River. No será la excepción en el Superclásico.

Barrios figura entre los primeros en todos los rubros de un mediocampista central: recuperaciones, intercepciones, rechazos recibidos, pases exitosos, pases de primera, duelos ganados. En la Superliga pasada, fue el que sumó más robos de pelotas (48) en el Boca campeón. Si lo comparamos con Leonardo Ponzio en el torneo actual, Barrios da menos pases por partido pero el destino de casi la mitad es hacia adelante. Ponzio apenas pasa el 25%, aunque lo supera en la efectividad de los pases. Barrios no es Fernando Gago ni Blas Giunta. Acaso es un mix. Pero es el más ovacionado en el repaso de la formación en La Bombonera. Es un futbolista a la medida de Boca. O de este equipo de Guillermo Barros Schelotto que ataca y tiene más la pelota que otros, pero en el que, igual, sobresale Wilmar.

Armani es el arquero que sobrepasó a Amadeo Carrizo en el récord de imbatibilidad en el fútbol local de River. Entre la anterior y la actual Superliga, atajó en 19 partidos. Le convirtieron apenas nueve goles. Sólo en un partido recibió dos goles –2 a 2 ante Godoy Cruz en el Monumental, el 18 de febrero–, y en 11 ocasiones terminó con el arco en cero. Un informe de Superliga Innova, el programa de trabajo de tecnología aplicada al fútbol, determinó que a Armani le meten un gol cada 23,7 remates. En ese sentido, la defensa de River es mejor que, por ejemplo, las defensas de Atlético de Madrid (un gol cada 17,7 remates) y Juventus (14,5), las más destacas de las ligas de España e Italia. Quizá su primera gran actuación en River haya sido en la Supercopa Argentina ante Boca en Mendoza, el 14 de marzo. Fue el partido de Armani rey con corona como imagen final.

«Creo que Armani le da al equipo mucha tranquilidad y confianza. El hombre responde cada vez que es necesario. Es decisivo en sus respuestas», dijo el miércoles Marcelo Gallardo. Unas horas más tarde, Guillermo respondió esto cuando le preguntaron por Barrios: «Las individualidades que tenemos se destacan porque el equipo potencia esas individualidades». Barrios y Armani, los imprescindibles, son factores heterogéneos que conviven con la producción de lo homogéneo, con Boca y River. Y son una hendija para ver el Superclásico.