“El que se enoja pierde y el que abandona no tiene premio”. Las frases – la segunda de Los Redondos- están en el escritorio de su oficina en el Banco Provincia. Patricio Finoli es disminuido visual y es el capitán de la selección argentina de goalball, deporte que practican personas ciegas o con deficiencias visuales en el que participan dos equipos de tres jugadores y juegan basándose en el sentido auditivo para detectar la trayectoria de la pelota (lleva en su interior cascabeles para que suenen con el movimiento). Es, además, el mejor de la Argentina: desde hace seis años que lo invitan a participar en la liga de goalball de Brasil (justamente la selección de Brasil es la actual campeona del mundo y medalla de bronce en los Juegos Paralímpicos de Río 2016), fue goleador del Panamericano Toronto 2015, recibió la distinción a la excelencia deportiva por el Comité Paralímpico Argentino y lleva 12 años en el seleccionado (es el jugador con más partidos y torneos representando al país). Desde el 2005 que es un deportista de élite en el Cenard, fue profesor de goalball en la Secretaría de Deportes y de la ciudad y actualmente brinda clínicas en todo el país difundiendo la disciplina. Sin embargo, la carrera de deportiva de Patricio no viene siendo sencilla.

“Cada año me pasa lo mismo. Pido licencia deportiva en el banco para poder participar unos días de las competencias en Brasil a las que me invitan y no me dan los días. Tengo que pedirme vacaciones o resolverlo por mi cuenta porque no me apoyan. Y no es que tenga tantas oportunidades de jugar y sumar roce internacional: entreno en el Cenard todas las semanas pero casi no tenemos partidos con el seleccionado durante el año entonces estas oportunidades son importante para seguir creciendo como deportista y porque además lo que aprendo lo vuelco tanto al seleccionado como a otras personas que ayudo con las clínicas”, cuenta. Patricio está en Brasil, entrenó esta semana en Florianópolis y ahora viaja a San Pablo para competir (el club que lo convoca le paga los pasajes y la estadía). Hasta antes de viajar trató por todos los medios de lograr que le den la licencia pero no tuvo suerte. “Por la Ley Nacional N° 20.596 de Licencia Especial Deportiva reclamo que me corresponden días pero no hay caso”, explica.

La ley dice: “Todo deportista aficionado que como consecuencia de su actividad sea designado para intervenir en campeonatos regionales selectivos, dispuestos por los organismos competentes de su deporte en los campeonatos argentinos, para integrar delegaciones que figuren regular y habitualmente en el calendario de las organizaciones internacionales, podrá disponer de una licencia especial deportiva en sus obligaciones laborales, tanto en el sector público como en el privado, para su preparación y/o participación en las mismas». Además, Patricio cuenta que este derecho se encuentra protegido de manera especial para el caso de las personas que presentamos alguna forma de discapacidad, a lo largo del articulado de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y, en particular, en su Art.30 (Leyes Nacionales Nº 26.378 y 27.004).

En este contexto de reclamos, además, Finoli cuenta que recibe dos becas (él y sus compañeros de selección): una del Enard y otra de la Secretaría, ésta última no viene cumpliendo con el pago de la beca hace seis meses. La situación del goalball en Argentina tampoco ayuda: en el Cenard no tienen la red del arco y Finoli le reclama a la Federación de Argentina de Deportistas Ciegos para que le den más apoyo a la disciplina. “Los dirigentes de Fadec sorprendentemente contra los intereses del deporte, y el banco inhumanamente, argumentan que los viajes a Brasil no son en representación ni en beneficio de la Argentina pero me impiden el desarrollo de mi carrera deportiva y eso perjudica el avance de la actividad en la Argentina”, explica. Además cuenta que muchas veces el vínculo que genera con los equipos ayuda para luego organizar algún partido amistoso en el país con la Selección pero eso parece no tener importancia para quienes deben apoyar el desarrollo de la disciplina en el país. Como sea, Patricio avisa no va a cansarse porque ya sabe que “el que se enoja pierde y el que abandona no tiene premio”.