Carolina Luján tiene 36 años y hace 30 que juega al ajedrez. Representó a la Argentina en 9 Olimpiadas y 5 Mundiales. Horas antes de subirse a un avión, habló con Tiempo sobre las expectativas que tiene de participar en Mundial Femenino de Sochi, Rusia, que comienza el 10 de julio. “Hace un año y medio que no toco una pieza”, advirtió.

-¿Cómo te preparás para este Mundial?

-Es muy difícil porque hace un año y medio que no toco una pieza, que no juego al ajedrez físicamente. Juego mucho online, pero no es lo mismo, es casi otro deporte. Online se juega más que nada de forma recreativa, aunque con la pandemia hubo muchas iniciativas para avanzar en la profesionalización. Es difícil igual porque dependés de la conexión a internet, de que se te deslice el mouse y cometas un error y de que te hagan trampa.

-¿Cómo trampa?

-Sí –se ríe-, parece un chiste, pero hay mucha trampa. Por ejemplo, juegan con otra PC al lado que les dice cómo resolver la jugada. De hecho, se ha ideado un sistema que toma las probabilidades de acuerdo a tu ranking y, si tenés un ranking medio y de repente tus jugadas son todas perfectas es porque hay algo raro. También hay un tribunal fair-play, que supervisa y hay árbitros reguladores, que te piden cámara, audio y hasta una cámara que enfoque el lugar de juego.

-¿Las rivales están en condiciones similares?

-No. Hay países que han tenido otras normativas y han podido competir. Llegan con un ritmo mucho mayor y mejor entrenamiento. Hay cosas que las podés preparar y otras, no. Por ejemplo, prepararse para jugar partidas de muchas horas es algo que te lo da el ritmo. Lo podés hacer entrenando, pero no es lo mismo que estar en competencia.

-¿Alguna otra complicación?

-Sí, varias –se ríe-. A esto, sumale tener una bebé de nueve meses y que será la primera vez que me separe tanto. Y súmale también la nueva cepa y las nuevas restricciones. Debía haber viajado el 2 de julio y se canceló. Fue la semana más loca de mi vida. Hablando hasta altas horas de la noche con autoridades, con funcionarios. Desde la Secretaría de Deportes y del Ministerio, tanto de Provincia como de Nación, estuvieron muy atentos y me ayudaron a resolver. Entiendo que es un contexto extraordinario y que hay cosas mucho más importantes que una Copa del Mundo. Por suerte, lograron reubicarme en un vuelo.

-Con todo esto, ¿cuáles son tus expectativas?

-Primero, me toca una estadounidense, que es joven y que en el último mundial pasó 4 matches. Es una jugadora complicada. Creo que será un match parejo. Si paso, en el segundo match me tocaría la mejor preclasificada del torneo. Pero estoy contenta y confiada porque siempre las cosas me costaron mucho. Donde hay una crisis veo una oportunidad. Voy a dejarlo todo. Le he ganado a mejores. No lo veo imposible.

Carolina no esquiva la política. La Gran Maestra desistió de participar en el Campeonato Mundial Femenino de Ajedrez de 2017, en Irán. En Teherán, fue obligación para las mujeres jugar con hiyab (velo) sobre la cabeza y abaya (túnica larga). En el plano local, lucha por transformar al ajedrez desde adentro.

-¿Cómo ves al ajedrez argentino?

-Similar al resto de los deportes amateurs o semiprofesionales. La diferencia es que Argentina está número 20 en el mundo, entre más de 200 federaciones. Creo que no está bien explotado todo el potencial que tiene en cuanto a lo que puede dar el ajedrez; que puede ser vendible. Gambito de Dama la vio todo el mundo y era sobre ajedrez. La pandemia trajo una explosión de gente jugando ajedrez online. Hay mucho potencial, pero no se explota.

-Hace poco iniciaste una campaña en redes para poder ir al Mundial. ¿Te sorprendió la respuesta que obtuviste?

-Con 36 años, dije cómo puede ser que a esta altura no tenga un sponsor. Entonces, tiré en redes que estaba buscando auspicio. Fue sorprendente de la cantidad de gente que se acercó y aparecieron varias marcas. Así, ahora tengo a Gaman, que es mi main sponsor, Amelí Mates y Pirca Safety. Por eso, hablo del potencial que tiene el ajedrez. Me interesa marcar ese camino y tratar de que el ajedrez se posicione de otra manera.

-¿Te interesa la gestión?

-Sí. Actualmente, estoy en la coordinación de Ajedrez en la Universidad de Tres de Febrero, donde además estudio Gestión y Entrenamiento. También estoy haciendo una diplomatura de Género y Deporte, en la Universidad de Buenos Aires. Me interesa la dirigencia. Desde marzo de 2020, soy la presidenta de la Federación de Ajedrez del Oeste, donde tenemos muchos proyectos e iniciativas que lamentablemente fueron interrumpidos por la pandemia.

-¿Qué cambios te gustaría encarar a nivel nacional?

-Me interesa un cambio integral. Que haya mayor pluralidad en los espacios de toma de decisión.  Escuchar al deportista y no boicotearlo cuando critica. Acercar tanto al sector privado como al Estado. Estoy a favor de un Estado presente, pero también creo que debemos acercar el ajedrez al sector privado. No se puede pretender que las organizaciones deportivas dependan exclusivamente del Estado. Y creo que a las empresas les interesa estar ligadas al deporte. El deporte transmite valores y formas de vida que aportan a la imagen de las empresas. Hoy, muchas marcas acompañan al deporte y buscan a los deportistas y eso se debe aprovechar.

Romper el techo de cristal

Difícil pensar en un ámbito más masculinizado que el ajedrez. Tal como mostró la serie Gambito de Dama, es llamativo ver a una mujer entre los mejores del mundo. De hecho, la única jugadora que llegó a ser Top Ten mundial fue la legendaria búlgara Judit Polgar, retirada en 2014.

“Las mujeres somos menos del 10% del padrón federado de ajedrez. En el alto rendimiento, tomando los 100 primeros del ranking, somos el 1%. Por ejemplo, a nivel argentino, la única mujer en el Top 100 soy yo. Y a nivel internacional, la única Top 100 es la china Hou Yifan”, resumió Luján.

Para romper ese duro techo de cristal, para Carolina son importantes los espejos. “Yo me formé mirando a Claudia Mura, que es la pionera y la mejor argentina de la historia. A nivel internacional, veía cómo Judit Polgar les ganaba a todos. Es importante mostrar a las nuevas generaciones que se puede jugar, se puede ganar y se puede vivir del ajedrez”.

Carolina explicó que para las mujeres, “en términos históricos, el ajedrez es muy reciente” y destacó la relevancia del movimiento feminista en la evolución. “Siempre fue para los hombres. Directamente, no te dejaban jugar. Hoy, el ambiente es más ameno y mucho se debe al movimiento feminista, que va logrando derechos y eso se refleja también en el ajedrez”, analizó.