Arribas es Macri. Lo admitió el propio presidente cuando puso a su amigo al frente de la estratégica Agencia Federal de Inteligencia (AFI). «Dado las características de la persona que necesitábamos para la AFI, de extrema confianza del presidente, en la que el presidente creyese en su capacidad y honestidad de muchos años, no de hace poquito, entonces me decidí a convocarlo», prologó Mauricio Macri antes de tomarle a Gustavo Héctor Arribas el juramento que lo convirtió en una de las personas más poderosas del país.

La ceremonia que formalizó al nuevo jefe de los espías –hasta entonces trabajó en comisión– ocurrió el 29 de noviembre pasado, hace poco más de un mes. En ese momento la justicia de Brasil ya conocía el dato que esta semana puso a Arribas en el ojo de la tormenta: la confesión de un cambista brasileño, preso por pagos de coimas en el caso conocido como Lava Jato, que declaró haber girado cinco depósitos por unos 594 mil dólares a una cuenta que el amigo de Macri operó en la sucursal Zurich del Credit Suisse.

También lo sabía la Unidad de Información Financiera (UIF), el organismo antilavado de la Argentina. Según reveló el periodista Hugo Alconada Mon –que destapó el escándalo a partir de datos provistos por un consorcio de periodistas regionales–, la UIF recibió los reportes de operaciones financieras sospechosas que involucran a Arribas en abril. O sea, siete meses antes de que Macri le tomase juramento. El periodista cuestionó al organismo –hoy a cargo de un grupo de abogados ligados al sector financiero que debieran controlar– por cajonear esos informes y no entregarlos a la justicia. La UIF rechazó la acusación, pero evitó dar precisiones sobre el destino de esos informes. «La ley nos impide dar información pública sobre nuestra tarea», replicó el organismo, palabras más o menos, a través de un comunicado. Lo cierto es que la pasividad de la UIF benefició a Arribas y al gobierno, que en ese lapso tramitó el aval parlamentario a la designación.

Por un acuerdo político entre Cambiemos y parte de la oposición, el pliego del candidato obtuvo 44 votos a favor, 19 abstenciones y sólo tres rechazos. ¿El resultado habría sido distinto si la UIF hacía públicas las sospechas? Es probable, aunque en el proceso de evaluación ya habían quedado expuestas serias dudas sobre los negocios y el origen patrimonial del candidato, quien amasó su fortuna en el viscoso mundo del tráfico de jugadores de fútbol, el modelaje y la construcción.

Arribas es el más rico en un gobierno de ricos. Según la declaración jurada que entregó a los miembros de la Comisión Bicameral de Seguimiento de Organismos de Inteligencia, Arribas posee dinero y bienes por 115 millones de pesos. La cifra lo coloca por encima de todos los ministros, e incluso del presidente. Pero no fue el volumen sino el detalle –o la falta de ellos– lo primero que llamó la atención de legisladores y especialistas. «De un simple cotejo entre el C.V. que acompaña al pliego en consideración del Senado de la Nación y la Declaración Jurada presentada ante la Oficina de Anticorrupción surgen omisiones e inconsistencias en cuanto a las actividades de Arribas en el sector privado», observó el colectivo Iniciativa Ciudadana para el Control del Sistema de Inteligencia (ICCSI) en un documento dirigido al titular de la Comisión de Acuerdos del Senado, Rodolfo Urtubey.

El informe precisa una serie de imprecisiones y omisiones en la presentación del candidato, tanto en su patrimonio local como el que posee en el exterior. Una sociedad que brilla por su ausencia es Gag Construcciones. Arribas no declaró nada sobre ella. Sin embargo, según el Boletín Oficial, ofició de director y se desconoce si en algún momento se produjo o no una desvinculación de la firma, que sigue vigente.

«Algunos datos resultan llamativos y deberían llevar a un análisis más exhaustivo por parte de la Comisión de Acuerdos –indica el documento–. La empresa Haz Sport Agency SA fue constituida en 2002; Arribas fue reemplazado en el cargo de director suplente por una asamblea realizada el día 22 de enero de 2013. Sin embargo, en las publicaciones del Boletín Oficial no fue posible conocer la fecha de su designación en el cargo de director suplente y se advierte que su reemplazo fue resuelto en enero de 2013, pero recién fue publicado tres años después, en el Boletín Oficial del 28 de abril de 2016. La falta de información suficiente sobre la condición estatutaria de la empresa y la evolución de su directorio alerta sobre posibles irregularidades que deberían ser investigadas. Más aún, es necesario esclarecer si Arribas continúa teniendo algún tipo de participación societaria», recomienda el colectivo que integran, entre otros, el CELS y la Asociación por los Derechos Civiles (ADC).

Haz Sport es una de las compañías de Arribas dedicada a intermediar en la compraventa de jugadores de fútbol. Fue bautizada así por las siglas de sus socios fundadores: Fernando Hidalgo, Arribas y Pini Zahavi, un israelí con prontuario de escándalos en distintas ligas del mundo. «Otro dato que merece la atención –apunta ISCCI– es el nombre del responsable de la inscripción de Haz Sport Agency, el contador Julio César Jiménez, quien también habría inscripto la empresa American Tape, vinculada a Antonio Stiuso», puntualiza el informe. Stiuso fue uno de los espías más poderosos y temidos del país. Una de las primeras decisiones de Arribas en la AFI fue reponer el secreto en el uso de los fondos del organismo y restituir a viejos compinches de Stiuso en sus cargos y espacios de poder. En ese mundo de operaciones e intrigas, se sabe, las coincidencias son escasas.

En su declaración jurada Arribas reconoce tener apenas dos empresas en el extranjero: GHA Negocios, Participações e Administração de Bens Ltda y Soccer Player Agenciamiento Esportivo Ltda. Según informes comerciales a los que tuvo acceso este diario, la primera se dedica al negocio de bienes raíces. En ese emprendimiento Arribas puso como socia a su pareja, Lindamir Sumny. GHA fue inscripta en 2010 con un capital inicial de 100 mil reales. Luego de su constitución, la segunda acta de directorio presentada ante la Junta de Comercio paulista data del 29 de marzo de 2016. En esa sesión la sociedad aumentó su capital a 9,1 millones de reales. Casi el 10 mil por ciento. Para esa fecha Arribas ya ejercía como jefe de la ex SIDE.

Soccer Player es una agencia de management deportivo. Pero antes de eso, fue Storm Produções LTDA, una productora de fotografías –salvo aéreas o marítimas– creada en abril de 2009. Arribas fundó Storm junto a dos socios brasileños y a un argentino, Fernando Gabriel Di Filippo. Especialista en relaciones públicas y eventos sociales, Di Filippo también fue socio de Arribas en Ego Models Management, una agencia de modelos creada en 2005 con asiento en San Pablo y pretendida proyección internacional. Esa experiencia, sin embargo, no prosperó.

Aunque en los papeles la firma sigue vigente, la agencia dejó de operar antes de 2009, cuando el dúo se propuso probar suerte con la producción de eventos y contenido visual. No hubo caso: Di Filippo dejó de ser socio a poco de empezar y en 2011 Storm cambió su nombre por Soccer Player Agenciamiento Sportivo. En el mismo acto administrativo ingresó como nuevo socio Juan Manuel Gemelli, un argentino con quién Arribas también compartió correrías en su país natal. Por algunas de ellas, incluso, la AFIP les abrió un expediente por sospechas de evasión fiscal.

En paralelo a sus emprendimientos con fotos y modelo, Arribas condujo Haz Brasil. Entre sus socios estaba el abogado Alexandre Verri, quien fue imputado por lavado de dinero luego de que se le atribuyera haber participado en la creación de MSI, la sociedad que transfirió a Carlos Tevez y Mascherano al Corinthians. En abril de 2014, Verri resultó exonerado de esos cargos. Ahora representa a intermediarios como Arribas y pertenece al Instituto Brasileño de Derecho Deportivo.

Varias de las operaciones que concretó Arribas con jugadores tuvieron como pantallas al Deportivo Maldonado, de Uruguay, o al Locarno, de Suiza (ver más en página 5). En ese país, precisamente, Arribas tenía la cuenta donde se transfirieron los casi 600 mil dólares que ahora levantan sospechas.

Las razones de esos supuestos pagos se mantienen en controversia. A través de un comunicado, Arribas reconoció un depósito de 70 mil dólares por la compraventa de un inmueble, pero negó el resto. El periodista Alconada Mon, en cambio, hilvanó las coincidencias que ligan esos giros con el soterramiento del Ferrocarril Sarmiento. Luego de varias marchas y contramarchas, esa obra multimillonaria quedó en manos de las constructoras Ghella (italiana), Iecsa (propiedad del clan Macri, a cargo del primo presidencial Angelo Calcaterra) y Odebrecht, el malogrado gigante brasileño que en diciembre pasado confesó ante el Departamento de Justicia de Estados Unidos haber pagado entre 30 y 40 millones de dólares en coimas para obtener contratos en distintas partes del planeta.

Un vínculo entre los pagos reconocidos por el «doleiro» Fernando Meirelles y la obra del Sarmiento surge del calendario. El primer giro de 154.666 dólares ocurrió el 25 de septiembre de 2013, un día después de que se anunciase la reactivación de la obra, que había sido postergada por problemas de financiamiento. Lo que sacó al proyecto de su letargo fue, precisamente, un cambio de posiciones en la UTE que obtuvo la concesión: Iecsa, que hasta entonces lideraba el consorcio, cedió su puesto a Odebrecht, quien se comprometió a obtener los recursos para llevar adelante el negocio. ¿Calcaterra se corrió gratis o recibió algún tipo de compensación? Es una de las incógnitas que la investigación judicial del «caso Arribas» podría revelar. Oportunidad no va a faltar: apenas se destapó el escándalo, legisladores de distintos espacios políticos –oficialistas incluidos– se presentaron como denunciantes en tribunales.

En caso de que la Justicia se decidiera a avanzar, los investigadores podrían develar otros misterios. Por ejemplo, quién es el propietario de la pizzería Venezia, ubicada en el 1115 de Astor Avenue, en el neoyorquino barrio del Bronx. En los papeles, en ese domicilio está radicada La Veneziana Corp. Y su director ejecutivo es Gustavo H. Arribas. Consultado por los legisladores sobre ese asunto, el titular de la AFI dijo desconocer la empresa, que podría tratarse de un homónimo, pero que no era su obligación investigarlo. Para la Justicia, ahora sí lo es. «