Apenas tres días después de que no se jugara en Lima el amistoso programado entre Perú y Chile porque los futbolistas de la selección trasandina se negaron a representar al país en este contexto social, la Asociación Nación de Fútbol Profesional decidió que el torneo de Primera División se debía reanudar este viernes. El fixture marcaba dos partidos: Unión La Calera-Deportivo Iquique y Cobresal-Unión Española. Y tal como se esperaba por las amenazas que habían surgido de los hinchas de Colo Colo, Universidad de Chile y Universidad Católica, protagonistas en las calles durante la revuelta, ninguno de los dos juegos transcurrió con normalidad.

El primer partido, en Santiago de Chile, epicentro de las movilizaciones que hace más de un mes estallaron en el país, se suspendió cuando se habían jugado más de 60 minutos. En un estadio casi vacío, como solo 40 espectadores, hinchas identificados con Colo Colo irrumpieron con el objetivo de suspender el partido que fue programado un viernes a las 11 de la mañana para intentar evitar los disturbios y comenzar a mostrar una imagen de un país pacificado. Una vez dentro del estadio, los hinchas conversaron con los futbolistas y con representantes del sindicato de futbolistas y lograron la suspensión. En la previa, los dos planteles habían posado juntos para la foto con una bandera que pedía “por un Chile más justo”.

En tanto, el partido disputado en Atacama también tuvo una escasa cantidad de público en las tribunas. Pese a que fue un 3 a 2 entretenido, lo más destacado ocurrió a los 10 minutos de partido, cuando árbitros y jugadores se unieron en ronda en el círculo central para hacer un minuto de silencio en homenaje a los más de 20 muertos que causó la represión de las protestas masivas que se desataron desde mediados de octubre. Por la tarde, el plantel de Colo Colo, que invitó  a los hinchas para hacer un cabildo abierto en el club como espacio de reflexión para superar la crisis, anunció que este sábado no se presentará a jugar contra Coquimbo. No será el único partido que no se juegue en Santiago este sábado 23 a causa del estallido popular chileno: la final de la Copa Libertadores entre River y Flamengo se mudó al Monumental de Lima.