Alrededor de la mesa en el Ministerio de Trabajo hubo una voz dominante en la negociación a las apuradas para intentar levantar el paro decidido por los futbolistas. No fue la de Sergio Marchi, el representante de los trabajadores de la pelota. Tampoco fue la de Armando Pérez, el encargado de llevar la postura de los dirigentes de la AFA. La voz del apriete fue la de Ezequiel Sabor, el segundo en la línea de mando de la cartera a cargo de Jorge Triaca. El secretario de Trabajo de la Nación actuó conforme al mandato dictado desde la Casa Rosada: sea como fuera, hoy el fútbol, antes del inicio del paro docente y de la marcha de la CGT, debía jugarse. Debía ser el garante de ese objetivo. «Fue una apretada total», dicen quienes participaron en el encuentro.

No hubo caso. Su misión fracasó. Ni siquiera la conciliación obligatoria, dictada antes de la reunión de afiliados de Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA), torció la situación. No hubo extorsión capaz de torcer la medida de fuerza adoptada por los futbolistas, cansados de escuchar promesas en el aire. El acta de la reunión lo demuestra: está repleta de ambigüedades. Habla de una oferta para cancelar las deudas salariales, pero nada dice sobre el monto. Menciona una propuesta, pero evita fechas de pago. En potencial, propone que se podría destinar parte de la llave de ingreso del futuro dueño de la televisación para pagar los sueldos. Es decir, no ofreció nada concreto. Puras promesas. A los clubes ni siquiera les llegó la plata por la ruptura de Fútbol para Todos, un dinero que sí ingreso a la cuenta de la AFA. «¿Más extorsión que eso?», preguntó con ironía Matías Lammens, presidente de San Lorenzo, en el programa radial El Lobby, para poner en evidencia el accionar del gobierno.

No era la primera vez que FAA acudía al ministerio. La primera carta del gremio salió el 14 de diciembre (ver facsímil), dedicada al Comité de Regularización: se dirigía a Armando Pérez para informarle la «decadente situación de numerosos clubes». Sin respuesta, repitió la carta dos semanas después. Cortado el diálogo con la AFA, se recurrió a Trabajo el 29 de diciembre. La reunión fue el 3 de enero pasado. En un acta escrita de puño y letra, porque no había luz, queda constancia de la advertencia del gremio: «Se adeudan tres meses de salarios, como mínimo, a los futbolistas, lo cual constituye una abultada deuda que de no ser cancelada impediría el normal desarrollo de las competencias a futuro.» Fue exactamente un mes antes de la fecha de reanudación que tenía el torneo; dos meses antes de que la retención de tareas se hiciera carne.

Sabor, exintegrante de la Comisión Directiva de San Lorenzo durante la inconclusa presidencia de Carlos Abdo, no fue el único ariete de Cambiemos en el conflicto. Javier Medín fue el encargado de batir el parche con la quita de puntos en caso de que los jugadores ratificaran, tal como pasó, el paro. El asesor legal en Boca y exabogado estrella de Socma, hizo circular un comunicado que Armando Pérez salió a rebajar casi en simultáneo. La amenaza de los castigos también fue individual: agitaron la idea de posibles descuentos en los salarios y licencias para los jugadores que acatasen la medida, según distintos testimonios en off the récord recogidos por Tiempo.

«El hecho de alentar la posibilidad de jugar con juveniles es un apriete», opina Ángel Vildozo, delantero que regresó a All Boys. La extorsión terminó convirtiéndose en un papelón. La Primera B y la C habían decidido jugar igual, incluso con los pibes. Habían resuelto nada menos que romper la huelga. Pero la fecha se suspendió a menos de tres horas del inicio de los partidos. Había operativos policiales que ya estaban pagos y algunos equipos estaban concentrados cuando conocieron la decisión que habían alentado desde el sector de Claudio «Chiqui» Tapia, el mismo que a mediados de 2016 se había embanderado detrás del hashtag #NoMatenAlAscenso.

La operación para frenar el paro se construyó en la cuna del PRO, en su búnker primigenio: Boca. Medín apretó desde el oficialismo, Daniel Angelici operó entre la dirigencia opositora con un fondo solidario que tenía fecha de vencimiento el mismo viernes y Fernando Gago, el capitán de Boca, llegó a la sede de Agremiados con la moción de levantar la medida de fuerza, pero no logró sumar adhesiones. «El fútbol estaba llamado a tapar otros conflictos sociales y finalmente pasó a ser un conflicto social más», analiza un dirigente que el 29 de marzo elegirá, como asambleísta, al próximo presidente de la AFA.

«Los dirigentes nos están exponiendo para liberarse de culpa y se están victimizando. Muchos hinchas y periodistas se comen ese cuento, nos insultan y nos desprestigian por redes sociales. Es lamentable que nos pongan como culpables porque reclamamos lo que nos deben», reflexiona Vildozo. Para algunos jugadores, la situación es desesperante. Esta semana, Santiago Bianchi se retiró del fútbol para dedicarse por completo a su comercio. «Empieza el colegio y nadie tiene plata para comprarles útiles a los clubes», contó Darío Carpintero, de Sacachispas, en Radio Continental. Un plantel del Ascenso tuvo que hacer una vaquita para un compañero: no tenía plata para costear el servicio fúnebre de un familiar.

Lammens: «El gobierno quiere destruir a la AFA para tener el poder total»

Matías Lammens, el presidente de San Lorenzo, apuntó todos los cañones a la Casa Rosada en la crisis del fútbol que derivó en el paro de los futbolistas. «El gobierno quiere destruir a la AFA para tener el poder total. Cuando lo tenga va a impulsar las Sociedades Anónimas Deportivas», dijo Lammens, en el programa radial El Lobby (Radio con vos, FM 89.9). «Hicieron campaña diciendo que el gobierno no debía intervenir en el fútbol y han intervenido más que el kirchnerismo», agregó. Lammens, quien se apartó de las tratativas en la AFA, describió la extorsión del gobierno-AFA: «La AFA recibió el dinero del gobierno y no lo giró a los clubes. ¿Más extorsión que eso? Están llevando al fútbol a una situación de asfixia para lograr tener el control y hacer lo que quieran. Lo que sucede es la consecuencia de una crisis de muchos años, no creo que sea un hecho aislado.» En relación con las ofertas de las empresas televisivas privadas para quedarse con los derechos audiovisuales, Lammens comentó: «Nosotros creemos que era posible vender el producto fútbol en un buen dinero y que se pueda ver sin pagar. Cuanto más se estire la decisión sobre la televisación del fútbol, ganará quien tiene más capacidad de lobby.»

El último papelón: suspendieron la B y la C

Yupanqui ante Central Ballester y Argentino de Rosario frente a Muñiz. Esos dos partidos de la Primera D fueron los únicos que se jugaron de las cinco categorías. El resto del Ascenso no se jugó, por más que los dirigentes habían decidido presentar equipos con juveniles por la huelga de Agremiados a raíz de las deudas salariales de los clubes con los profesionales. Ocurrió que a poco más de tres horas del comienzo de la jornada, la dirigencia decidió postergar una semana la fecha de las categorías Primera B Metropolitana y C, que tenía programado retomar ayer la competencia oficial. Hubo una marcha atrás con el aval de “Chiqui” Tapia, presidente de Barracas Central. A diferencia de la Primera, que postergó una semana su reanudación a la espera de que se resuelva el conflicto, y de la B Nacional, que ya tenía programado el regreso para la semana próxima, la D seguirá jugándose con juveniles de las categorías 1996 y 99 (Cuarta y Quinta). La fecha continuará el martes a las 17, con Leandro N. Alem-Juventud Unida y Deportivo Paraguayo-Victoriano Arenas.