El 28 de mayo, Estudiantes y Godoy Cruz se enfrentaron en Córdoba por el tercer puesto del anterior torneo de Primera. Canal 13, Telefe y América lo transmitieron en vivo. Pero las tres duplas de relator y comentarista trabajaron desde los estudios de La Corte, en Chacarita, frente a un televisor. En su momento fue una excepción, pero desde este fin de semana se convirtió en regla. La producción del Fútbol para Todos, por orden de la Secretaría General de la Presidencia, busca recortar gastos antes de dejar de existir, aunque todavía mantiene la lógica de invertir para que los privados se queden con la ganancia. 

Desde principios de año, el nuevo arreglo del gobierno para las transmisiones del fútbol de Primera determinó que los tres canales privados antes mencionados se harían cargo de la cobertura periodística de los partidos que emitan, mientras que la producción y técnica de todos los encuentros seguiría a cargo del Fútbol para Todos, programa que además mantendría la cobertura periodística para los canales estatales y para Canal 9. El ajuste estatal apuntó a este sector. 

Entre los que ya se jugaron y los que se jugarán en esta primera fecha, a la TV Pública y a DeporTV les asignaron cinco encuentros en el interior del país. Cuatro de ellos fueron o serán relatados desde el estudio de La Corte y los cronistas de campo de juego pasaron de dos a uno. El quinto encuentro, Unión-Olimpo (hoy a las 16 por la TVP), tendrá un equipo periodístico radicado en la provincia de Santa Fe. 

De este modo, el ahorro de la gestión de Mauricio Macri y Fernando Marín pasa por no pagar traslados, viáticos y hotelería a cinco personas por partido fuera del Área Metropolitana de Buenos Aires (de los nueve que viajaban antes, ahora sólo lo hacen cuatro). A principios de año, algunos periodistas que tenían sueldos altos pasaron de ser contratados por La Corte a estar bajo el ala del Fútbol para Todos, pero con una reducción en sus haberes. Para este campeonato, tres periodistas fueron cesanteados: Alejandro Apo, Elio Rossi y Viviana Vila

El desguace de trabajadores podría ser mayor ya que 12 productores recibieron extraoficialmente el comunicado de que dejarán de trabajar en el FpT (en este primera fecha todavía cumplen funciones) y sus puestos podrían ser reemplazados por los empleados que mantienen el sitio web y las redes sociales del programa estatal, ya que existe la idea de tercerizar esas tareas. Además, cuatro productores que tenían contratos temporales se quedaron sin trabajo una vez finalizados sus vínculos este año. Y el colmo del intento de reducir gastos es que la productora espera que haya menos gente trabajando para llevar el catering de comida, una política que recuerda lo que sucedió en Torneos cuando perdió los derechos de transmisión en 2009: la primera medida que tomó fue retirar la máquina expendedora de café gratuito. 

El achique del macrismo parece de maquillaje al lado de cómo se maneja el dinero de la transmisiones. Como la publicidad privada queda en manos de los canales y lo que estos pagan para transmitir los partidos dista muchísimo de lo que le abona a la AFA el Estado, las arcas nacionales no hacen más que financiar el negocio del Grupo Clarín, de Telefónica y del resto de los canales privados. Mientras se busca achicar gastos por la pata más débil, los canales analizan cada segundo de las transmisiones para sacar un mayor beneficio.

 Los zócalos publicitarios pasaron de ser entre 7 y 12 por tiempo, a al menos 15 en cada mitad, lo que generó dolores de cabeza en los directores de transmisión, que no saben en qué momento mandarlos al aire sin interferir en el partido. Los saques de arco son la mejor opción, pero como cada vez más equipos salen por abajo, incluso esa opción se vio reducida. Y así como el espacio en la pantalla sufre por la publicidad, las previas o las entrevistas post partido se verán reducidas para meter publicidad o para dejarles la pantalla caliente a las siguientes emisiones de los canales. Incluso, se les pidió a los árbitros que recuperen pocos minutos en encuentros liquidados para tener más tiempo de venta. La única objeción que puso el Estado en el manejo de las transmisiones privadas fue prohibir mostrar imágenes tristes, como tribunas vacías, o en poner en pantalla incidentes.