El resumen de las últimas cuatro temporadas de Atenas -el equipo con más títulos en la historia del básquet argentino (9)- sirve para describir parte del drama deportivo que terminó con su hundimiento, el primer descenso desde su fundación en 1938. El club cordobés ganó sólo 45 partidos (menos del 25%) sobre 195 juegos en este lapso, y su mejor ubicación en la tabla fue el decimotercer lugar de la temporada 2021/22 de la Liga Nacional. El mazazo que le dio San Lorenzo el martes es la imagen que había logrado evitar en los playoffs por la permanencia ante Quilmes en la 2018/19  y ante Bahía Básquet en la 2020/21, cuando pudo salvarse en la definición mano a mano.

La crisis de Atenas -coinciden los especialistas- se inscribe en su propia decadencia y en sus limitaciones para sostenerse como el único club con ciento por ciento de asistencia en la Liga Nacional desde su creación en 1985. El Griego sumó el último de sus nueve títulos en 2008/2009 con Rubén Magnano en el banco y Fernando Lábaque como presidente, cargo que ocupó en nueve mandatos distintos desde 1991 hasta fines de abril. No se alejó ni siquiera entre 2015 y 2019, cuando asumió la doble función de dirigir a la institución y secundar a Ramón Mestre hijo como viceintendente de Córdoba en una alianza entre Cambiemos y la UCR. Dos días antes del inicio de los playoffs contra San Lorenzo, Lábaque se corrió al lugar de vice primero y le abrió paso a David Urreta para que quede al mando hasta 2024.

“Atenas es un gigante, el club más importante de la historia de la Liga, pero hace varios años que su proyecto deportivo empeoró y lo terminó pagando con el descenso. Espero que sea la oportunidad para reconstruirse y volver a un nivel acorde con su tradición”, dice Julio Lamas, exentrenador de la Selección nacional que viene de estrenarse en el fútbol como parte del cuerpo técnico de Abel Balbo en Central Córdoba y, luego, en Estudiantes. Lo que le pasa al club cordobés tiene sus particularidades, aunque no escapa a un contexto de malaria para la Liga Nacional y las selecciones argentinas, ambas sin Mundial (la masculina verá el de agosto próximo por televisión después de 41 años y con el subcampeonato en China en su flashback a 2019).

Foto: Liga Nacional de Basquet

El colapso de Atenas llega después de una serie de temporadas en las que perdió protagonismo, sin armar equipos competitivos. Después de su último título en 2009 con Leo Gutiérrez, Bruno Lábaque (hijo del histórico presidente y mánager hasta junio de 2022) y Diego Osella en el plantel, su mejor registro fueron los subcampeonatos de las dos temporadas siguientes (2009/10 y 2010/11). Lo que sobrevino fue la medianía, una seguidilla de campañas raquíticas hasta que en la 2018/19 empezó a coquetear con el descenso. En paralelo llegó la transformación de la Liga Nacional, donde hoy predominan clubes poderosos en fútbol (el pentacampeón San Lorenzo o Instituto, el campeón vigente) o con dinero que llega desde las gobernaciones provinciales (Quimsa de Santiago del Estero). “La degradación se ve en muchas situaciones, entre ellas en el plano individual y de talentos con un nivel muy inferior al de hace algunos años. Y el contexto económico tampoco ayuda”, analiza Julián Mozo, periodista de larga trayectoria en el básquet.

El Polideportivo Roberto Pando de San Lorenzo estuvo repleto el martes en la definición de la permanencia. Para lograrlo, la dirigencia de San Lorenzo decidió vender las plateas a 115 pesos. Pero la imagen habitual es la de tribunas vacías, casi siempre por decisiones dirigenciales que terminaron alejando a los hinchas de los estadios, como el cambio constante de los horarios.

El lema con el que Fabián Borro asumió la presidencia de la Confederación Argentina de Básquet (CABB) en 2019 fue la modernización. Traía un plan para masificar la competencia. En ese contexto, surgió BasquetPass.tv, plataforma para ver los partidos vía streaming. Por ahora el sistema convive con las transmisiones de TyC Sports (dos partidos semanales) y otro por la pantalla de DirecTV. BasquetPass intenta ser un calco de la NBA League Pass, aunque la calidad está a años luz con transmisiones que se cortan o fallas de sonido.

Por fuera de las cuestiones técnicas, BasquetPass también es el punto de contacto entre Borro y Javier Tebas, presidente de la Liga de España de fútbol y asesor en la creación de la sepultada Superliga Argentina. Sus estrechos vínculos alcanzan a Mauricio Macri, Daniel Angelici y Marcelo Tinelli. El abogado español también asesoró a Borro en la licitación -aún abierta- para transmitir partidos de la Liga hasta 2025 y ambos firmaron un acuerdo entre la CABB y la Liga española en aspectos como estrategias digitales y tecnología aplicada. El ascenso de Borro, al que describen como un dirigente poco afecto al consenso y personalista, va a contramano de una Liga Nacional cada vez más pauperizada. En el medio de los playoffs entre Atenas y San Lorenzo, Borro escaló a presidente de FIBA Américas hasta 2027.

Es la coyuntura en la que Atenas, un gigante del básquet, detonó como nunca en su historia. Lo espera una compleja competencia en la Liga Argentina, segunda categoría, con 34 participantes, un sólo ascenso, viajes por todo el país y rivales tradicionales como Quilmes de Mar del Plata, Libertad de Sunchales o La Unión de Colón. El regreso es tan complicado que el presidente Urreta alimentó una opción que roza el ridículo: intentar comprar una plaza para seguir en la Liga Nacional. Se necesitaría nada menos que cambiar el actual reglamento de la Asociación de Clubes. «