Entre los hinchas de fútbol que miran con recelo el meteórico progreso que Barracas Central, el equipo del presidente de la AFA, Claudio Chiqui Tapia, experimentó en los últimos años entre el Ascenso y la Primera División, suele repetirse una frase que contiene una mayor carga de broma y de resignación que de elogio: «En cualquier momento juega la Copa Libertadores». De hecho, con la gran campaña actual en la Superliga, el equipo de Rodolfo De Paoli está a sólo tres puntos de la zona de clasificación a la Copa Sudamericana.

Pero ya hay un Barracas Central que jugará la Copa Libertadores, y será a partir de mañana: se trata de su representantivo de futsal masculino. Con mucho menos impacto en los medios o en las conversaciones futboleras, el club de Chiqui Tapia también ensayó un fulgurante crecimiento en la disciplina en los últimos meses, al punto que el año pasado ganó los tres títulos de Primera División organizados por la AFA o el Consejo Federal. De ahí que consiguió la clasificación para la máxima competencia internacional, que se jugará desde este sábado en Buenos Aires, en el predio de Argentinos. El tema es que, en las últimas horas, el futsal de Barracas quedó salpicado por una palabra maldita en el deporte: doping.

La primera voz oficial fue la del propio Barracas Central, que este jueves al mediodía informó a través de sus redes sociales la presentación de una denuncia ante la Justicia para pedir que se aclare el caso. No sólo eso: también puso la lupa y los cuestionamientos sobre el preparador físico del plantel, Germán Testa, y el director técnico, Diego Pela, a quienes despidió de inmediato.

«El Club informa que ante la proximidad de la Conmebol Libertadores de futsal, a (sic) decidido expulsar al preparador físico Germán Testa y al dt Diego Pela. La razón se debe al suministro por parte de Testa hacia nuestros jugadores de medicamentos que pueden ser considerados anabólicos y recaer en un caso de Doping positivo», arrancó el comunicado.

Agregó Barracas: «Esta situación se llevó a cabo sin la autorización del cuerpo médico o autoridades del club. Este accionar puso en riesgo la participación en la competencia y obligó a desafectar de la competición a los jugadores que fueron medicados. Por tal motivo, el Club realizó la denuncia correspondiente ante el Ministerio Público Fiscal por la ley 24819 art. 3, para aclarar el caso. A pesar del mal momento, Barracas Central competirá en el certamen con jugadores habilitados por la Conmebol».

El caso generó una conmoción interna en el futsal, una disciplina que creció muchísimo en Argentina. Con mayoría de futbolistas que participan en las ligas europeas profesionales, la selección masculina salió campeona del mundo en Colombia 2016 y subcampeona en Lituania 2021. Aunque muchos de los jugadores que participan en la liga de AFA son amateurs, el torneo local también ganó prestigio y competitividad en los últimos años. Y allí Barracas fue el rey en 2021: no sólo ganó la Liga por primera vez en su historia sino que también se quedó con los otros dos torneos que se jugaron en el año, la Copa de Oro (disputada un fin de semana) y la Liga Nacional.

Debido a su alto costo econónico, en el futsal doméstico de Argentina no se realizan controles antidoping. La disciplina es exitosa pero se mueve en un ambiente de informalidad, alejada de lo que debería ser el alto rendimiento. Ya en 2021, el técnico del Barracas tricampeón era Pela. Ya al menos en los últimos meses del año pasado, el preparador físico -también- era Testa. Ambos fueron indicados por Barracas, de manera directa o indirecta, como los culpables de la conmoción actual, en especial al preparador físico.

Pero sin controles en la Liga Argentina ni en la previa de la inminente Copa Libertadores (sí se realizarán durante la competencia organizada por la Conmebol, a realizarse desde este sábado en Argentinos Juniors), ¿cómo fue que la palabra doping se entremezcló con los jugadores de futsal de Barracas? La respuesta es curiosa: en los chequeos realizados en la previa de los Juegos Suramericanos a realizarse del 1 al 15 de octubre en Asunción.

Barracas cedió cuatro jugadores a la selección argentina (Gabriel Ramírez, Alan de Candia, Facundo Fontanella y Nicolás Kravetzky). Las alarmas, que empezaron a sonar cuando el médico de la selección les preguntó a los futbolistas citados qué suplementos dietarios consumían en sus clubes, terminaron de prenderse cuando a uno de los cuatro representantes de Barracas le realizaron los estudios previos a la competición sudamericana. Allí se encontraron sustancias que, en un control antidoping, habrían dado positivo. No tenía sentido hacerle los mismos estudios a los tres restantes porque, a todos les quedó claro, el resultado sería similar.

Lo explicó mejor otro de los jugadores de Barracas Central, el capitán, Juan Cortés (no citado a la selección), este jueves por la noche en el programa especializado Futsal en Red. «Estaban averiguando quién tomaba suplementos, y comentando con el doctor se leyó lo que estábamos tomando, y ahí nos enteramos que nos podía perjudicar. Se nos vino el mundo abajo. No teníamos ni idea lo que generaba. Fue una bomba, no sabíamos para dónde disparar. Lo primero fue buscar ayuda», dijo el capitán de Barracas.

Agregó el propio Cortés, desvinculando a sus compañeros de equipo, pero a mitad de camino respecto de la posible responsabilidad del preparador físico: «Los pibes no tuvieron la culpa. Sí nos hacemos responsables de nuestra parte, de no preguntar, de ser muy inocentes. Nosotros tomamos algún suplemento, aminoácidos, proteínas, y jamás nos imaginamos que una de esas cosas tenía algo. Pensamos ‘ahora se viene la Copa Libertadores, queremos llegar bien’, y entrenamos una hora y media más todos los días. También sabemos que no fue mala leche, fue ignorancia del otro lado también, pero es difícil hasta creérselo».

Ahora bien, ¿de qué se trataba esa sustancia que, según dijo el comunicado de Barracas, eran «anábolicos que pueden recaer en el doping». Lo que está claro es que, en el estudio médico realizado en la AFA, los índices de testosterona del jugador de Barracas analizado dieron muy altos. Pero, aún sin confirmación oficial, en el ambiente del futsal empezó a repetirse desde ayer una palabra que huele a azufre: nandrolona, un esteroide que se consume por vía inyectable o bucal y que genera un aumento en la masa muscular y diversas repercusiones «favorables». Tarda seis meses en retirarse del cuerpo y, por supuesto, está prohibido.

Más allá de los Juegos Suramericanos, el problema para Barracas sería que, en la Copa Libertadores, sí hay control antidoping. Y un rumor ya estaba en marcha: la Conmebol comenzaría sus testeos por el equipo argentino. Aunque el análisis realizado en la AFA sólo había sido sobre uno de los jugadores, el resto de los que habían consumido los suplementos «vitamínicos» corrían riesgo de dar positivo. Entonces, el club, para evitar multas carísimas de parte de la Conmebol -y sanciones de varios años para los jugadores-, decidió marginarlos de la competencia.

Daniel Pagano, jefe de prensa de Barracas Central, dijo ayer al sitio Doble Amarilla: «Los jugadores fueron desafectados cuando preguntamos en CONMEBOL y nos dijeron que la sustancia estaba dentro de los prohibidas»

Sólo cuatro jugadores de Barracas, un argentino, Nahuel Bontempo -por decisión propia-, y los tres venezolanos del plantel -que estaban en los Juegos Bolivarianos cuando comenzó el refuerzo vitamínico para la Copa Libertadores-, no ingirieron la testosterona recomendada por parte del cuerpo técnico.

«Como jugadores de Barracas Central queremos expresar nuestra inmensa tristeza. Confiamos siempre en la buena fe de todas las partes, jamás pensamos que estábamos haciendo algo en contra de nuestra salud y nuestra participación en la competencia. Por eso, al enterarnos de la planificación que se armó por parte del cuerpo técnico, optamos como grupo dar un paso al costado», publicaron 12 futbolistas de Barracas este jueves por la noche, mediante un comunicado.

La firma correspondió a los ya citados Ramírez, de Candia, Fontanella, Kravetzky y Cortés, más Matías Usinger, Franco Garrido, Chuky Burgo, Franco Balzano, Biagio Russo, Marcos González y Lucas Zablotsky. Es decir, todos los jugadores de Barracas menos Bontempo y los tres venezolanos, que sí jugarán la Copa Libertadores desde mañana. ¿Pero cómo hará el club de Tapia, sin 12 de sus futbolistas, para participar en el torneo? La solución es otro parche.

En tiempo récord, en apenas dos días, Barracas contrató a préstamo (por acuerdos que sólo duran 10 días, hasta que termine la Copa Libertadores), a al menos ocho futbolistas de otros equipos. Al cierre de este artículo, habían acordado a dos jugadores de América del Sud, a otros dos de 17 de agosto, a uno de Boca, a uno de Estrella de Boedo, a uno de Newell’s y a uno de Argentinos. Expertos en el tema destacan los contactos de Jonahtan Sanzi, el presidente de futsal de Barracas y también el presidente de selecciones nacionales de Futsal de la AFA.

La disciplina está en medio de una conmoción: lo que ocurrió no forma, precisamente, de lo que debería ser el alto rendimiento. Aún cuando todavía no quedan claras las razones (Barracas ya apuntó al preparador físico), para los jugadores (de cualquier equipo) también debería servir de advertencia: «Nadie te obliga a meterte una pastilla en la boca», como graficó alguien del ambiente.

Lo que viene tampoco está claro. Al no haber controles antidoping en la liga local, los 12 futbolistas de Barracas marginados para la Copa Libertadores sí podrían seguir jugando en el torneo de AFA. Pero si el club sospecha que pueden dar positivo para una competencia internacional, ¿no debería excluirlos también de la competencia doméstica? Incluso es válido dudar si la planificación para la Copa Libertadores era la primera del estilo o ya tenía antecedentes. En ese caso, los clubes rivales podrían preguntarse si los tres títulos que sumó Barracas el año pasado fueron ganados en igualdad de condiciones físicas. «Chiqui está re caliente», dijeron a Tiempo fuentes del futsal. El presidente de la AFA llegó en la semana a Miami, donde esta noche jugará la selección.

El tema, que recuerda a la preparación que el fisiculturista Daniel Cerrini realizó con Diego Maradona para el Mundial 94 (y que terminó con el doping positivo por efedrina del ídolo), hasta traería problemas en la convivencia interna de la selección de futsal. Un jugador de San Lorenzo citado para los Juegos Suramericanos de Asunción publicó un sticker con la imagen de uno de los futbolistas de Barracas caminando de la mano con la enfermera que llevó a Maradona al control antidoping fatídico contra Nigeria. En vez de la foto de Maradona, aparecía la foto de uno de los jugadores de Barracas. «Están los que gozan con el mal ajeno, que Dios los bendiga», le respondió Ramírez, del «Guapo». La presencia del futbolista de San Lorenzo en Asunción correría peligro.

El periodista español especializado en futsal Gustavo Muñana publicó en su cuenta de Twitter: «Duro golpe a la credibilidad del futsal argentino. Barracas cesa, antes de disputar la Libertadores, a su entrenador y preparador físico por suministrar (sic) sustancias dopantes a sus jugadores. Conmebol realiza controles anti doping. La pregunta es si los hay en competiciones de AFA».

La respuesta es no.