El cuadernillo con tapa rústica tiene el título “Idioma y cultura rusa”. Se entregó antes de entrar a un curso gratuito organizado por el sector Educación de la Comisión de Deportividad, Responsabilidad Social y Sustentabilidad de la AFA. Estaba dedicado a periodistas, futbolistas, dirigentes y entrenadores que viajen a Rusia durante el Mundial. El breve manual todavía tiene ese nombre en la tapa. Lo que ya no tiene es una página con ocho puntos y un título: “Qué hacer para tener alguna oportunidad con una chica rusa”.

La imagen del cuadernillo circuló por Twitter apenas cayó en las manos de los participantes, unas cuarenta personas, entre las que había por lo menos dos mujeres. La subió el periodista Nacho Catullo desde su cuenta de Twitter @nachocatullo. Enseguida se viralizó. Nadie lo sabía –salvo Nacho- hasta ese momento en la sala de sesiones del tercer piso de la AFA, donde se dictaba el curso, a cargo del profesor de idioma ruso, Dr. Eduardo R. Pennisi, que arrancó con un repaso de su historia personal. Profesor de música desde los 14 años, fue becado para estudiar dirección coral en la Unión Soviética durante 1988. Desde hace treinta años, contó, es director de un coro ruso en Buenos Aires. La última vez que estuvo en Rusia fue en 2009.

Mientras el cuadernillo con los consejos para “tener alguna oportunidad con una chica rusa” circulaba por las redes sociales, Pennisi hacía una introducción sobre la historia rusa. “Pasó de ser un imperio a un totalitarismo”, explicó. Por eso, dijo, los rusos “no conocieron la democracia, recién ahora la conocen”. Luego caracterizó al régimen soviético: “Eran comunistas de los duros, estaban Lenin y Stalin”. Y trató de trazar cierto perfil de la personalidad a partir de dos características que dejaron los años del comunismo: autoritarismo y generosidad. Todo eran reglas generales, sin matices: “los rusos tienen mentalidad imperialista”, “los rusos todavía creen que son la gran potencia” y “nunca critiques a Rusia delante de un ruso”.

Pero nada era comparable al qué hacer con las chicas rusas, que en el primer punto decía: “Las chicas rusas como cualquier otra chica ponen mucha atención si eres limpio, hueles bien y si vas bien vestido. La primera impresión es muy importante para ellas, pon atención a tu imagen”. El segundo era revelador: “Las chicas rusas (sic) no les gusta que las vean como objetos. Muchos hombres, porque las mujeres rusas son hermosas, solamente quieren llevarlas a la cama. Tal vez ellas también lo quieran, pero son personas que quieren sentirse importantes y únicas”. Después de sugerir que no hay que ser negativo, en el punto 6 se advierte: “A las mujeres rusas les gusta que los hombres tengan la iniciativa, si no tienes confianza en ti mismo, entonces necesitas practicar hablando con más mujeres”.

A esa altura, todo lo que decía Pennisi parecía menor, era apenas un eco. También el otro contenido del manual, sobre el carácter ruso, las costumbres, las frases útiles, los carteles frecuentes, un “conociendo a los rusos” con características tales como “los rusos nunca hablan de trabajo; ¡hay tantas cosas mejores de las que hablar!”. Pennisi también atendía consultas sobre la seguridad en Rusia, sobre el clima, sobre la ropa que hay que llevar. De pronto, una de las encargadas ingresó a la sala y se anunció que se retirarían los cuadernos. Pero seguir a Pennisi sin el cuaderno se hacía difícil. Así que se reclamó que los devolvieran. Recién ahí se entendió qué quisieron hacer cuando uno de los asistentes contó que estaba circulando en Twitter el tramo relacionado con las mujeres. Y le preguntó a Penissi si había sido él quien había armado el manual. Pennisi, sorprendido, respondió que sí, que ese punteo lo había sacado de internet y que no le parecía nada obsceno ni sexual.

En una rápida búsqueda por internet, se detecta que los consejos fueron sacados del blog amarestaenruso.wordpress.com. Los cuadernillos, entonces, regresaron. Pero ya no tenían la página con los consejos de cómo conseguir chicas. Hubo una breve polémica en la sala. Uno de los asistentes se quejó con cierta indignación de que se lo haya tuiteado. Otro aclaró que era inofensivo, que no era para tanto. Algunos reían para no llorar mientras explicaban que sí, que era para tanto. Y otro periodista le preguntó a Pennisi cómo estaba la situación del movimiento feminista en Rusia. El curso siguió, pero varios asistentes comenzaron a irse. En la AFA explicaron que el manual había sido revisado con anterioridad por profesoras de ruso. Se ve que nadie pudo frenar antes el papelón.