Boca llegó esta semana a su estrella 74, luego del 3 a 0 a Patronato por la Supercopa Argentina, pero entre tantos festejos en la historia del club hay uno que llama la atención y a la vez sigue siendo desconocido. A fines de 1954, pocas semanas después de ganar el título de Primera División, los flamantes campeones jugaron un partido dentro del Penal de Villa Devoto.

Ocurrió durante la segunda presidencia de Juan Domingo Perón, en el marco de un plan que buscaba fomentar la reintegración de los presidiarios a través del deporte. Boca llevó a todos sus jugadores, entre ellos Natalio Pescia, José Borello y Julio Elías Musimessi. «Boca salió campeón el 11 de noviembre y el partido se jugó el 29 de diciembre, el último miércoles del año», confirma Sergio Lodise, coordinador general de la subcomisión de Historia de Boca.

El partido fue una demostración entre los equipos de Primera y de Reserva de Boca durante 90 minutos, con los detenidos y las fuerzas de seguridad como espectadores, quienes aplaudieron –según crónicas de la época– la actuación de los jugadores. «Al no haber prácticamente televisión, a los futbolistas sólo los podías ver en la cancha. Quienes habían ingresado hacía poco al penal quizás los habían escuchado nombrar en una transmisión radial, pero quienes llevaban años detenidos no los conocían. Fue un festejo a fin de año para que los presos disfrutaran de un día de esparcimiento», cuenta Oscar Petronio, historiador deportivo y especializado en Boca.

Foto: Revista Así es Boca – Gentileza Oscar Petronio

«Boca Juniors colaboró con el cumplimiento de la política penitenciaria que establece que las cárceles no son lugares de castigo, sino establecimientos donde se moldea el espíritu de los recluidos para convertirlos en seres útiles», explicó Así es Boca, la revista partidaria de la época. «Este partido tuvo que ver con que, durante los dos primeros mandatos de Perón, el Estado tuvo una política muy activa en el desarrollo del deporte con la cuestión comunitaria de base. Además, surgió en el marco de una política que buscaba la mejora en las condiciones de vida de los presos a través del Sistema Penitenciario. Roberto Pettinato, director nacional de Institutos Penales, eliminó el traje a rayas para los detenidos y organizó eventos deportivos para que pudieran mejorar su calidad de vida. Fue el primero que habló de resocialización de los presos», contextualiza Rodrigo Reynal, divulgador de historia argentina.

El partido se jugó en el campo de deportes del Penal de Villa Devoto. El primer equipo de Boca utilizó la camiseta titular mientras que la reserva usó ese modelo pero con las franjas invertidas. El arbitraje estuvo a cargo de Enrique Sobral –extécnico del club– y la dirección técnica al mando de Ernesto Lazzatti, entonces entrenador de la Primera. «Aunque aquella vez Boca fue invitado como último campeón, el partido de 1954 no fue el único que el club disputó dentro de una cárcel: durante la década del ’60, estos encuentros se mantuvieron», ratifica Petronio.

El encuentro también contó con la presencia de Musimessi, el arquero que, pese a estar lesionado, dio el presente en el penal para compartir su otra faceta: la de cantor. «Musimessi entonó un chamamé que se llamaba ‘Viva Boca’, que tenía un estribillo muy de cancha que la gente tarareaba mucho y él cantaba muy bien», resume Petronio. El arquero ya se había hecho presente en el Penal de Villa Devoto –y otras cárceles– en julio, tal como indican periódicos de la época. La jornada finalizó a las 20:30, luego de que el arquero entonara un par de canciones frente a los presos.

Aquella visita mostró, una vez más, que los clubes de fútbol en Argentina han sido vanguardistas en materia de derechos y han velado por la reinserción y la igualdad en la sociedad desde hace décadas. «Resultaría imposible pintar la emoción de los penados ante la visita de los cracks boquenses. Los hombres que viven al margen de la sociedad, separados del mundo por gruesos muros, no pueden, pese a ello, sustraerse a la pasión rumorosa del fútbol ni escapar a la sugestión rutilante de los astros consagrados del deporte popular», finalizó su cobertura Así es Boca.

Foto: Revista Así es Boca – Gentileza Oscar Petronio

Es sabido, al menos por los futboleros, que el estadio del club General Lamadrid –que en la actualidad participa en la Primera C– está ubicado al lado del Penal de Devoto desde su fundación. Incluso era tradición que, cuando «el carcelero» jugaba de local, muchos de los detenidos se asomaran para mirar sus partidos y, con el objetivo de molestar a los hinchas locales, «alentaban» a los visitantes desde sus ventanales.

En los últimos tiempos, las visitas de figuras públicas a las cárceles son cada vez más comunes. Boca continuó con ese legado: en 2018, el entonces defensor xeneize, Lisandro Magallán, brindó una charla a los detenidos de la Unidad 18 Gorina y conversó con ellos acerca de la educación y el fútbol. Ese mismo año, José «Pepe» Basualdo, exfutbolista del club, se acercó a la cárcel Villa Cacique Barker mediante la gestión de la Peña de Boca para hablar de su carrera y contar anécdotas de su paso por la institución.

Siguiendo la misma línea, en 2019, el plantel femenino de Boca visitó la Unidad 47 de San Martín y compartió una práctica deportiva y un tercer tiempo con las detenidas. «